La Nacion (Costa Rica)

Peón sobrevive a ataque de cocodrilo en finca de Osa

Compañeros alejaron a pedradas a reptil de 3 m que lo sumergió y mordió en el brazo

- Hugo Solano C. y Alfonso Quesada Redactor y correspons­al de GN

Un cocodrilo de unos tres metros atacó y dejó con heridas graves a Anselmo Cortés Novoa, de 54 años, trabajador de una granja camaronera en Finca 7 de Osa, Puntarenas.

El ataque ocurrió a eso de las 2:35 p. m. del martes, según relató Róger Castro, uno de los compañeros que acompañaba a Cortés cuando ocurrieron los hechos.

Castro dijo él que estaba fuera del agua y Cortés, dentro de una especie de zanja, con el agua hasta la cintura. Estaban haciendo un relleno cerca del río cuando el reptil se aproximó sin que ellos se percataran, pues venía sumergido, y de repente se lanzó sobre Cortés.

El hombre reaccionó y metió su brazo derecho, pero debido a la fuerza y el peso del animal, fue sumergido.

Los esfuerzos de la víctima por soltarse, sumados a las acciones por auxiliarlo de sus compañeros Róger Castro y Joel Zambrana, dieron frutos poco después.

Ambos tiraron piedras cerca del animal y hicieron bulla, hasta que el cocodrilo soltó a su presa y ellos lograron rescatar al hombre y sacarlo del agua.

Cortés sufrió graves lesiones en el brazo derecho, que presentaba exposición ósea y tenía otra herida en el abdomen y varios rasguños en otras partes del cuerpo.

El peón fue trasladado al centro médico en un vehículo particular y, de camino, se realizó un transbordo a una ambulancia de la Cruz Roja que lo llevó al Hospital Tomás Casas, de Ciudad Cortés, a unos 15 kilómetros de la camaronera.

En este centro médico lo atendió primero el equipo de Emergencia­s y lo pasaron al quirófano para operarlo.

El médico José Acevedo le realizó una cirugía estética y le reconstruy­ó el brazo.

Brazo destrozado. La mañana de este miércoles, Anselmo Cortés narró los momentos vividos.

“Cuando ya no tocaba fondo, pensé que ese animal me ahogaba”, narró.

En un momento, se dejó llevar para ver si el reptil lo soltaba, pero nada. Fue hasta que el animal, tal vez asustado por las piedras, lo dejó ir, que el señor pudo arrimarse a la orilla. Empero, tenía el brazo destrozado.

Los compañeros en la orilla lo auxiliaron. “Perdí mi mano”, fue lo que dijo Cortés al notar la gravedad de las heridas que tenía entre el codo y la muñeca del brazo derecho.

Ahora, en el brazo tiene un soporte externo y está con

tratamient­o de antibiótic­os y constantes lavados de las heri das, para evitar infeccione­s.

Afirmó que no desea nunca más volver a trabajar en ese sitio, donde labora desde hace cuatro años. Añadió que ya conocía esos animales, pues algunas veces los había visto de lejos en los alrededore­s de las pilas de camarones, pero jamás pensó que sufriría un ataque.

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ALFONSO QUESADA Anselmo Cortés (54) se recupe ra en hospital.
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ALFONSO QUESADA Anselmo Cortés se recuperaba del ataque.

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