Turquía exige rendirse a los kurdos de Siria
››Ofensiva ha causado el éxodo de 160.000 personas; Donald Trump pidió el fin de ataques
ANKARA. AFP. Turquía descartó este miércoles negociar con los combatientes kurdos en Siria y les exigió que depongan las armas y se retiren de “la zona de seguridad” designada por Ankara, desoyendo así el llamamiento a un alto el fuego realizado por Estados Unidos.
“Nos dicen que declaremos un alto el fuego. Nunca podremos declarar una tregua” mientras Turquía no haya expulsado a “la organización terrorista” de la frontera, declaró el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, refiriéndose a las milicias kurdas.
“Nuestra propuesta es que ahora, esta noche (anoche), todos los terroristas depongan las armas, el equipo, todo, que destruyan todas las fortificaciones y salgan de la zona de seguridad que hemos designado”, afirmó, en un discurso ante el Parlamento.
Con el lanzamiento, hace una semana, de una operación militar contra la milicia de las Unidades de Protección Popular (YPG), Ankara ha transformado las alianzas y convertido el norte de Siria en el nuevo epicentro de una guerra que desgarra el país desde el 2011.
En siete días han muerto 71 civiles, 158 combatientes de las FDS y 128 militantes proturcos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Ankara ha informado, asimismo, de seis soldados muertos en Siria, así como de 20 civiles fallecidos por disparos de cohetes de combatientes kurdos contra ciudades turcas.
La ofensiva ha provocado el éxodo de 160.000 personas en el norte de Siria, según la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Gracias a un acuerdo con las fuerzas kurdas, el régimen sirio de Bashar al Asad ha vuelto a regiones cuyo control había perdido hace años y Rusia, aliado de Damasco, ha llenado el vacío dejado por la retirada de las fuerzas estadounidenses.
En respuesta al ataque turco y a la pasividad occidental, el jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) dominadas por los combatientes kurdos, Mazlum Abdi, anunció el miércoles por la noche el “congelamiento” de las operaciones contra el grupo Estado Islámico (EI), que pasó a la clandestinidad tras su derrota en marzo.
El mandatario estadounidense, Donald Trump, que al principio parecía dar luz verde a la operación turca, finalmente ha pedido el fin de la ofensiva y autorizado sanciones contra Turquía.
Trump, quien insiste en que no quiere que Estados Unidos eternice su presencia en Siria, volvió a dar una de cal y otra de arena este miércoles, al declarar que los kurdos “no son unos ángeles” y que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado organización ilegal en la Unión Europea y Estados Unidos, es “probablemente una mayor amenaza terrorista, en muchos sentidos, que el EI”.
“La decisión del presidente Erdogan no me sorprendió porque él quería hacer eso hace mucho tiempo”, manifestó Trump a los periodistas en la Casa Blanca. “Yo no le di luz verde”, añadió.
Diplomacia. Erdogan en un primer momento descartó reunirse con el vicepresidente Mike Pence, pero luego la Presidencia rectificó y aceptó el encuentro.
El mandatario turco viajará igualmente a Moscú el 22 de octubre para una reunión con su homólogo ruso, Vladimir Putin, que desplegó tropas en el norte de Siria para impedir que haya choques entre turcos y fuerzas del régimen sirio.
Estas seguían avanzando y anunciaron la ocupación de la ciudad de Kobane, dominada por los kurdos, un lugar simbólico porque fue arrancada al yugo de los yihadistas del EI con el esfuerzo conjunto con la coalición que lideraba Estados Unidos.
Los combates en el norte de Siria siguen causando estragos. Desde la ciudad fronteriza turca de Ceylanpinar se oían, el miércoles, numerosas explosiones en la localidad de Ras al Aín, donde los combatientes kurdos intentaban repeler el asalto de las fuerzas de Ankara, constató la AFP.
El 9 de octubre, Turquía lanzó la operación “Manantial de Paz” contra las Unidades de Protección Popular (YPG), un grupo respaldado por los países occidentales por su papel desempeñado en la lucha contra el Estado Islámico.
Ankara considera que esta milicia, principal componente de las Fuerzas Democráticas Sirias, una coalición árabe-kurda, es una “organización terrorista” por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva a cabo una guerrilla en Turquía.
Para contrarrestar la ofensiva, las fuerzas kurdas han pedido ayuda a Damasco, que ha desplegado tropas en el norte del país, sobre todo en Manbij y en Ras al Aín, donde el martes murieron dos soldados del régimen por disparos de artillería de los rebeldes proturcos, aseguró el OSDH.
Erdogan ha calificado de “trato sucio” el acuerdo alcanzado entre los kurdos y el régimen de Asad.
El objetivo de la operación del Gobierno turco es la creación de “una zona de seguridad” de 32 kilómetros de ancho a lo largo de su frontera, para separarla de las áreas bajo control de las YPG y repatriar ahí a parte de los 3,6 millones de refugiados sirios instalados en Turquía.
“NUESTRA PROPUESTA ES QUE AHORA, ESTA NOCHE (ANOCHE), TODOS LOS TERRORISTAS DEPONGAN LAS ARMAS, EL EQUIPO, TODO, QUE DESTRUYAN TODAS LAS FORTIFICACIONES Y SALGAN DE LA ZONA DE SEGURIDAD QUE HEMOS DESIGNADO”.
Recep Tayyip Erdogan Presidente de Turquía