Papá de Eva Morera: ‘Es una historia de terror’
‘Era luchadora y valiente, pero fue incapaz de romper su círculo de violencia’
“La mamá de Eva y yo teníamos muy presente el terror de que este iba a ser el desenlace de la historia. Es una historia de terror de seis años que se materializó”.
Con esas palabras, explicó Óscar Morera Herrera, padre de Eva Morera Ulloa, su sentir luego de que un joven de 24 años, de apellidos Garita Oviedo, matara de un balazo en la espalda a su hija.
El crimen se produjo el viernes anterior en San Pablo de Barva, Heredia.
Para Morera, una tragedia como la muerte de Eva, puede llenarlo de diversas emociones, pero es una decisión personal dejar que estas lo gobiernen o no.
Afirma que desconoce si hay una forma correcta de sobrellevar el dolor, pero considera que el haber perdido a otro hijo hace 20 años le da más recursos para afrontar el duelo. “Es el segundo hijo que perdemos, el otro murió de tres años, en circunstancias diferentes. La gente podría estar de acuerdo con que no hay nada más terrible que un padre entierre a un hijo y a nosotros nos ha pasado dos veces.
”La primera vez que pasé por esta experiencia tan dolorosa, que dura para toda la vida, tomé decisiones incorrectas. Entonces, creo que eso me da claridad y capacidad de escoger cuáles emociones me van a gobernar y quiero que sean el amor, la compasión y la empatía, y transmitirlas a la sociedad para mejorar las herramientas de protección de las mujeres, la administración de justicia y la educación de los jóvenes. Tenemos que cambiar de actitud”, manifestó.
Él recordó a Eva como una muchacha valiente y rebelde, quien formó parte de la solución de la violencia contra las mujeres, pero que, a la vez, fue incapaz de romper su propio círculo.
La joven, de 19 años, estudiaba Trabajo Social en la
Universidad Latina, realizaba su práctica profesional en el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y se destacaba por dar la lucha y defender los derechos de las mujeres.
“Creo que hay mucho espacio para mejorar, reforzar y hacer cambios en el sistema, las instituciones y las relaciones familiares. Somos los hombres los que las victimizamos, los que las ignoramos, los que las matamos y, al final, las culpamos también”, aseguró Herrera, sereno, sentado en una silla del comedor de su casa, en Santa Ana, San José.
Él y la madre de Eva, Alina Ulloa Hernández, están divorciados desde el 2012, por lo que ellas vivían en Barva.
Salida tempranera. Morera contó que, el viernes, su hija salió de la casa temprano y le dijo a su mamá que iría a la universidad; no obstante, pasó donde su pareja y en la tarde sobrevi no la tragedia.
Hace tres semanas, contó Eva acudió a un juzgado a pe dir medidas cautelares contra quien, días después, se conver tiría en su homicida, debido a que este la agredió físicamente a ella y al niño que tenían en común.
“Eva iba para la universi dad, pero desde que salió tem prano se fue a ver con él (Ga rita). Este tipo de situaciones demuestra que el problema de una relación de violencia, de una espiral de violencia, es tan complejo que da para que, a pesar de ser una muchacha va liente y luchadora, fue incapaz de romper su propio círculo de violencia”, dijo.
Morera dice que en casos de violencia, las autoridades de ben hacer un análisis de riesgo para determinar cuán expues ta está una víctima.
Además, recalca que as como se deja al agresor sin ac ceso a la víctima, debería exis tir un mecanismo con el que se limite el acceso de la mujer agredida al victimario.
“Era evidente que, en e caso de Eva, había un ries go muy alto, pero no existen herramientas para atacar e problema con la severidad y la urgencia que se requieren (...) Debería existir un mecanismo para la familia y para las insti tuciones que dan seguimiento a los casos, más en este, que e perpetrador del crimen tenía antecedentes de agresión y era violento”, aseveró.
Morera contó que también su exesposa y su otra hija eran objeto de la violencia de Gari ta, porque el hombre ingresa ba a la casa y las amenazaba.
Don Óscar llamaba a Eva su “princesa rebelde”, por que, cuenta, siempre estaba con una sonrisa, y era muy positiva y dispuesta a ayudar a los demás. Recordó que, en el kínder, una vez ella se eno jó porque sus compañeritos estaban matando renacuajos por lo que le dijo a la maestra y esta le pidió exponer sobre la importancia de esos anfibios.
“
A PESAR DE SER UNA MUCHACHA VALIENTE Y LUCHADORA, FUE INCAPAZ DE ROMPER SU PROPIO CÍRCULO DE VIOLENCIA”. Óscar Morera
Padre de Eva