Retos del nuevo ministro de Hacienda
La primera tarea será asegurar la ejecución de la reforma fiscal, con sus componentes de aumento de tributos y control del gasto.
“Tuvieron que ir casi al fin del mundo” para encontrar al nuevo papa, dijo en son de broma Jorge Mario Bergoglio, ahora Francisco, cuando fue elegido en el 2013. También, puso la mirada muy lejos del país el presidente, Carlos Alvarado, cuando consideró el nombre del economista Rodrigo Chaves Robles, representante del Banco Mundial en Indonesia, para el cargo de ministro de Hacienda. Son muchos los retos en el entorno local, y también en el internacional, para el nuevo jerarca de Hacienda, pero, dada su experiencia académica y profesional, hay motivos para esperar una gestión exitosa.
La primera tarea será asegurar la ejecución de la reforma fiscal, con sus componentes de aumento de tributos y control del gasto, en la forma prevista para que el déficit primario —ingresos del Gobierno menos gastos antes de intereses— descienda paulatinamente y el endeudamiento público —deuda como proporción del tamaño de la economía— se estabilice a finales del 2023 o principios del 2024. Estabilizar la deuda es fundamental para evitar que la carga de intereses pagados por el Estado se torne explosiva.
También, es necesario procurar un gasto público más equitativo porque gran cantidad de componentes de esas erogaciones contribuyen a acrecentar la desigualdad de ingreso entre las familias costarricenses, en vez de reducirla, como se espera de la labor estatal.
La economía costarricense pasa por un momento de bajo crecimiento, inferior al promedio histórico, y eso tiende a agudizar el desempleo —más del 11 % de la población económicamente activa— y, en consecuencia, también incide en el aumento de la pobreza. Un reto para el nuevo ministro de Hacienda es proponer y apoyar políticas de reactivación económica, no solo para aliviar el desempleo y la pobreza, sino además para aumentar de manera sana la recaudación fiscal.
Desde la perspectiva técnica, el diseño de políticas fiscales encaminadas al logro de los fines citados no presenta gran complejidad, sobre todo para el ministro Chaves Robles, doctor en Economía por la Universidad de Ohio y con 27 años de carrera en el Banco Mundial, dedicado, en muchas ocasiones, a países similares a Costa Rica. En el ejercicio de su cargo, se ha relacionado con presidentes, ministros y jerarcas de bancos centrales. Dialogar con sus equivalentes nacionales tampoco debería plantear mayor problema.
La labor más difícil para el nuevo ministro, radicado fuera de Costa Rica durante mucho tiempo, es lidiar con voceros de grupos de interés opuestos a muchas de las medidas de control del gasto contempladas en la reforma fiscal recién aprobada. También, deberá asegurarse de que los propios miembros del equipo de gobierno actúen al unísono, sin desviarse de la política oficial por desconocimiento o por cálculo político.
Las agencias calificadoras de riesgo tienen su mirada puesta en la evolución de la materia fiscal en los próximos meses. En principio, han recibido bien el nombramiento de Chaves, pero, convencidas de las dificultades históricas para llevar a buen puerto los ajustes fiscales, siguen asignándonos calificaciones con perspectiva negativa, es decir, no ven mejora en el futuro y rebajarán todavía más la calificación del riesgo soberano si las circunstancias se mantienen.
De momento, prácticamente todas las variables que condicionan el cambio del endeudamiento del Gobierno Central —déficit primario relativo al producto interno bruto, tasa de interés real sobre la deuda y crecimiento real de la economía— están por debajo de los niveles previstos cuando se puso en ejecución la reforma fiscal. La previsión fue un tanto optimista. Confiamos en que el nuevo ministro de Hacienda, con el apoyo decidido de la opinión pública, que tiene plena conciencia del daño causado por los desequilibrios fiscales, contribuirá de manera decidida a recuperar “confianza, estabilidad macroeconómica y generación de empleo”, como dijo Chaves al aceptar el nombramiento.
La primera tarea será asegurar la ejecución de la reforma fiscal con sus componentes de aumento de tributos y control del gasto en la forma prevista para reducir el déficit primario y estabilizar la deuda
El desafío mayor para el jerarca, radicado fuera del país durante mucho tiempo, es lidiar con voceros de grupos de interés opuestos a medidas de control del gasto contempladas en la ley