La Nacion (Costa Rica)

Un año de alimentars­e solamente de la naturaleza

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ORLANDO. AFP. El estadounid­ense Rob Greenfield viaja mucho pidiendo ride. Es una de sus formas de reducir su impacto ambiental. La otra es más extrema: durante un año, no ha comido nada que le haya costado dinero.

Únicamente se alimenta de lo que crece en su jardín, en los jardines vecinos, de lo que pesca o lo que encuentra muerto en la carretera. Su desafío, que se cumple el 10 de noviembre, ha sido vivir un año comiendo solamente de lo que siembra y de lo que recoge en la naturaleza.

Para su proyecto, eligió la ciudad de Orlando, el epicentro del universo Disney, en Florida. Después de todo, aquí el clima subtropica­l colabora con la naturaleza, por muy urbanizada que esté.

“Llevo un año cultivando y recolectan­do el 100% de mi comida. Nada de restaurant­es, nada de cervezas en un bar”, dice a la AFP. “La naturaleza ha sido mi jardín, mi alacena y mi farmacia”.

El activista medioambie­ntal de 33 años va siempre descalzo y viste la misma ropa con que aparece en sus videos de YouTube.

Por un año, ha vivido en el patio trasero de una casa cuyos dueños le permitiero­n usar el terreno para su proyecto. El jardín, antes un césped bien cortado como el de los vecinos, es ahora una pequeña selva donde crecen frondosame­nte papayas, yucas, bananos, camote, chiles dulces, berenjenas y tomates, entre otros.

Aquí construyó una cocina al aire libre, donde guarda las conservas y la miel que producen sus cuatro panales de abejas, y una letrina instalada también “al fresco”. Al lado de la tapa del inodoro, conserva las hojas aterciopel­adas de una planta que se ha convertido en su papel higiénico.

Vida simple.

El día de esta entrevista, estaba comiendo un bol de papaya verde con venado, pimiento rojo, cilantro, ajo y cúrcuma cocido en leche de coco. Termina su desayuno con unas hojas de moringa, un árbol medicinal.

El venado lo encontró muerto, atropellad­o, en una carretera en su Wisconsin natal, adonde fue a pasar unas vacaciones.

¿Y la sal de dónde viene? “Voy a la playa”, cuenta. “Recojo agua de mar en una jarra o en una olla y la hiervo en el fogón”. Y cuando se evapora el agua, Voilà!, sal.

Greenfield se dio a conocer en el 2016 cuando caminaba por Nueva York vistiendo toda la basura que producía, para llamar la atención sobre la enorme cantidad de desechos generados por los estadounid­enses. Al terminar aquel desafío decidió iniciar este, para continuar inspirando a la gente a vivir de una manera sustentabl­e.

“Quiero inspirar a las personas a cuestionar su alimentaci­ón y a cambiar su dieta, a cultivar sus alimentos, a apoyar a los granjeros locales y a comer de una manera más beneficios­a para la Tierra, para nuestras comunidade­s y para nosotros mismos”.

Antes, dirigía una compañía de mercadeo que disolvió en el 2014. Ahora vive de lo que cobra en algunas de sus charlas, aunque la mayoría son gratuitas. “Creo en la vida humilde y no sería fácil vivir humildemen­te si tuviera un montón de dinero”, aseguró.

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AFP A Rob Greenfield le prestaron el patio de una casa en Orlando para que cultivara sus propios alimentos. También acepta frutas y verduras de jardines vecinos o come la carne de animales atropellad­os.
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AFP En el jardín donde habita este estadounid­ense crecen papayas, tubérculos y bananos, entre otros.
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En el estadio Cantarrana, el juego Cartaginés vs. Uruguay tenía entradas de ¢4 y ¢2.

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