Saprissa sale de casa con una sonrisa a medias
››No bastó el control para sacar una ventaja más amplia. Todo queda abierto.
Es fácil caer en el juego de Motagua. Incómodo, ‘peleón’, dispuesto a incomodar sin que la forma le importe demasiado. El fondo, en cambio, lo hace poco vistoso pero agresivo, sin ‘estética’ pero con un librillo bien definido. La antítesis de la premisa de Wálter Centeno de que sí importa el ‘cómo’. Prefirió arrollarse las mangas.
El control morado fue insuficiente para sacar una ventaja más amplia, a razón de un juego de amplio dominio de balón, pero poca eficacia en la última jugada.
Ya en el cierre, cuando se quedó con un hombre menos por la expulsión de Yostin Salinas, no le quedó de otra que conformarse con una victoria por la mínima.
Primera etapa.
Cuando a este Saprissa le regalan espacios en la medular, es que se percibe la soltura de sus volantes para distribuir, conducir y transformar su recurrente estilo de posesión en verdadero peligro. En la primera etapa se equivocó Motagua, demasiado abierto en la zona más influyente de los tibaseños.
Un claro ejemplo se produjo a los 38 minutos, cuando Marvin Angulo condujo la pelota desde la línea de mediocampo hasta el área catracha. Resolvió con un remate que por poco acaba en anotación tibaseña. Ya ganaba la S 1 por 0 desde mucho antes.
Un pase brillante de Rándall Leal entre los centrales hondureños fue bien aprovechado por Johan Venegas, quien hizo la diagonal hacia adentro para penetrar y aprovecharse del movimiento de Manfred Ugalde, que ya había jalado la marca de un zaguero.
Frente al guardavallas Jonathan
Rougier, Venegas levantó la pelota y la mandó a las redes, al 19’.
Como si no conociera las fortalezas moradas, el equipo hondureño le regaló a Saprissa su zona favorita. El juego de asociación tibaseña fue insistente, con Angulo, Venegas y Leal como piezas esenciales en el ajedrez de Wálter Centeno.
Algo más impreciso Christian Bolaños, que igual pidió el balón, pero le costó acertar en la última jugada.
Fue un primero tiempo de más producción ofensiva para el local, que en medio del ímpetu inicial y la necesidad de ganar con solvencia, también dejó algunos espacios atrás.
Por poco se complica cuando Motagua se proyectó a la contra y desmanteló al medio campo, débil en la premisa de reacomodarse para no dejar tantos espacios atrás.
Para fortuna tibaseña, el último pase acabó por ser la debilidad más grande de los hondureños.
El segundo periodo inició como el primero: con el control morado de la pelota, pero sin tanta certeza al acercarse a la portería contraria.
Motagua replanteó, ordenó y recuperó la tranquilidad en la zona media. A priori, se le acomodó el partido cuando Yostin Salinas recibió su segunda amarilla a falta 15 minutos del cierre. La expulsión obligó a la S a rearmarse, cuando tenía la necesidad de encontrar un segundo gol que le permitiera viajar más tranquilo a Honduras.
Le había faltado tranquilidad a la ‘S’ para penetrar con frecuencia en la segunda fase.
Con pocas finalizaciones en diagonal y centros laterales, la premisa de tocar y tocar hasta encontrar los espacios hizo que su librillo ofensivo se volviera predecible.
Le bastó al ‘ciclón’ con plantarse atrás y salir rápido en transición para disminuir el potencial tibaseño y generar tres ocasiones de peligro.
Ya en los últimos minutos una atrevida jugada de Leal por poco termina en el segundo gol morado, después de que asistió a David Ramírez dentro del área y este cabeceó. El gol lo evitó el arquero.