Guerra del video en ‘streaming’ tienta al gasto
Guía para elegir entre Netflix, Disney Plus, Apple TV+, Amazon, HBO Max y Hulu
Su bolsillo podría ser impactado en medio de la guerra de los servicios de streaming.
La amplia oferta de contenido y variedad de precios podrían tentarlo a contratar más suscripciones de la cuenta.
Disney Plus, Apple TV+ y HBO Max se plantan como los grandes competidores del asentado Netflix.
En el ámbito global existen 190 millones de suscriptores en las diferentes plataformas de streaming, de los cuales 140 millones pertenecen a Netflix. Los restantes se los reparten, sobre todo, Amazon Prime y Hulu.
Específicamente en Costa Rica, durante el 2018, se contabilizaron 110.000 clientes activos diarios de Netflix, con un uso estable durante todos los días de la semana, según datos del estudio Red 506, elaborado por Porter Novelli para El Financiero.
El tiempo y el dinero de los consumidores se inclinan, cada vez más, hacia este tipo de servicios que, básicamente, ofrecen flexibilidad y ceden al usuario el poder elegir la hora, lugar y el dispositivo donde desea consumir el contenido audiovisual.
Un reporte de la firma Nielsen, publicado en mayo anterior, señala que en Estados Unidos el 56% de los adultos utiliza servicios de streaming y consume su contenido durante casi una hora diaria. Los más jóvenes lo hacen, en promedio, por 2,42 horas.
Además, solo en este país norteamericano, se estima que 6 millones de consumidores dejaron de estar suscritos a la televisión paga desde el 2012, mientras crecieron los servicios bajo demanda, según datos de la consultora Leichtman Research.
Una amenaza. Las cifras aplastantes de Netflix podrían verse amenazadas con la llegada de estos “nuevos” competidores, que son gigantes cadenas que por años se han dedicado al negocio de la producción audiovisual, con excepción de Apple.
Si estos enormes jugadores le quitan al rey del streaming sus grandes éxitos, Netflix se queda, de momento, solo con las producciones que ha lo grado lanzar en estos últimos años. No es poca cosa, pero podría ser insuficiente, según estimaciones de especialistas internacionales.
Por eso es que el contenido y las tarifas se convierten en los grandes diferenciadores de estos servicios, los cuales, al fi nal del día, tendrán que pesar en la decisión del consumidor.
Cada uno de estos gigantes tiene que luchar por un espa cio dentro del presupuesto de cada consumidor. El peligro que conllevan los lanzamien tos de tantas ofertas atracti vas radica en perder el contro en torno al presupuesto que se destina a este tipo de servicios
Amenaza. Llegar a tener todas las suscripciones podría repre sentar un gasto mayor que incluso, el de la televisión por cable.
Por ejemplo, tomando en cuenta solo las tarifas de los planes básicos de cada com petidor, el monto es de $50,94 Eso, sin tomar en cuenta los impuestos que están en cami no: el IVA ya aprobado, pero
que todavía no se está cobrando (13%) y el de espectáculos públicos (1,5%) que se estudia actualmente en la Asamblea Legislativa.
En una investigación de la firma Deloitte, publicada en marzo, se revela que casi la mitad de los encuestados (47%) “expresó frustración por el creciente número de suscripciones que hace más difícil encontrar contenidos”.
El exceso de suscripciones lleva implícito el riesgo de que los usuarios terminen con la misma queja que los llevó a cortar el servicio de cable: mucho dinero por programas que no ven.
Otra amenza es que, probablemente, las tarifas de estas plataformas subirán con el pasar el tiempo, algo que ya sucedió con Netflix, con el objetivo de financiar las producciones originales.
El plan estándar de Netflix (dos dispositivos al mismo tiempo y alta definición), comenzó en el 2014 en $8 y, con el tiempo, se ubicó en $12,99, hasta la fecha.
También existen iniciativas en esta compañía para terminar con la modalidad de compartir contraseñas con familiares y amigos, para presionar a más usuarios a suscribirse.
Menú a la carta. El cambio de paradigma en el negocio podría llevar a que los clientes prefieran un menú a la carta, es decir, pagar por series, películas o documentales individuales, en lugar de tener una suscripción a la que no le sacan mayor provecho.
Es algo similar a lo que hoy sucede con el servicio de Google, Play Movies, donde el usuario alquila o compra solo el contenido que quiere ver.
Amazon también se sumó a esta ola y permite la compra de capítulos o temporadas, sin estar suscrito a Prime Video.
Estas plataformas tienen el camino totalmente abierto para tomar todavía más fuerza en el país.
Una razón es el acceso que tienen los costarricenses a dispositivos como televisores, celulares, computadoras y tabletas, lo que se suma a la alta penetración de Internet que existe en el país.
Datos de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) muestran que, al 2018, existían 5.575.821 suscripciones a Internet, tanto fijo como móvil.
Además, al 31 de mayo del 2019, en el país circulaba un total de 8.648.399 tarjetas de pago (débito, crédito y prepago), según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Es decir, que en términos de masificación de dispositivos disponibles, conexión a la red y medios de pago electrónicos, el país completa el círculo necesario para disfrutar de estos servicios de video.