La Nacion (Costa Rica)

‘Mi nieto abrió los ojos, volvió a ver a su papá, le sonrió y murió’

››Familia asegura que se siente ‘vacía’ desde el sábado, día en que el menor perdió la vida

- Katherine Chaves R. katherine.chaves@nacion.com

“En el trayecto a la clínica, mi hijo le iba dando respiració­n boca a boca para lograr revivirlo. Pero él no reaccionab­a. Y, cuando estaban por llegar, Daniel abrió los ojos, volvió a ver a su papá, le sonrió y murió. Ahí mi hijo se deshizo; ahí se nos destrozó la vida a todos”.

Este es parte del relato de María Ester González, abuela paterna del niño de 2 años que murió luego de ser atropellad­o por una vagoneta, la mañana del sábado anterior, en Santa María de Dota, en la zona de Los Santos.

En el accidente, otras cinco personas resultaron heridas, entre ellas la mamá de Daniel, su hermanito Isaac y el conductor de la vagoneta, de apellido Hidalgo.

“Mi hijo me contó que se fueron para la parada a esperar el bus; en eso, él escuchó un ruido y, en fracciones de segundo, tenían la vagoneta encima. A mi hijo lo tiró a media calle, a mi nuera también, a mis dos nietos los prensó”, recordó la señora.

El menor de 4 años fue dado de alta este martes, pero debe permanecer las próximas semanas acostado en una cama ortopédica, puesto que tiene las dos piernas enyesadas. Por su parte, el conductor sigue internado.

Las primeras versiones indican que la vagoneta, que es propiedad de la constructo­ra MECO y que iba cargada con piedra, se quedó sin frenos. Por esa falla, impactó a un vehículo estacionad­o, destruyó las verjas de una casa, invadió la parada de buses y, finalmente, volcó.

No obstante, todo eso está siendo investigad­o por las autoridade­s.

Según la abuela, el pequeño Daniel comenzó aquel día muy inquieto.

“Mi chiquito (Daniel) se levantó, pero se puso rebelde, no quería ponerse la ropa, no quería ir. Pese a eso, lo pude mudar. Me trajo los zapatos y me dijo que fuéramos. Yo le dije que no, que no podía ir, pero le di ¢10.000 para que fuera a celebrar su día a San Marcos de Tarrazú. Cuando iba saliendo, me dio un beso y me dijo que me amaba. Y se fue con sus papás”, narró.

Vacío familiar. Tres días después, el dolor y la tristeza que siente Gerardo Montero, abuelo paterno del niño fallecido, es “indescript­ible”.

“No sé si reír, llorar, gritar o callarme. Esto es muy duro y solo uno que lo está pasando, lo entiende. Es un dolor en el pecho; nos dejó vacíos. Nos ha costado muchísimo aceptar la realidad.

”No entiendo cómo mi chiquito se despidió de mí a las 5 a. m. con esa alegría que siempre tenía y, horas después, me llaman para decirme que se me murió. Usted siente que el mundo se le viene encima”, lamentó.

Ese sentimient­o lo comparte González, quien afirmó que no entiende nada de lo que está pasando. “Me dejó vacía. En la casa no podemos estar porque él está ahí, toda su vida está ahí. En todos los rincones está él, donde él corría. Ya nada de eso se escucha, todo está en silencio. No podemos asimilar que no está, nosotros lo buscamos en la casa todavía. Estoy deshecha”, confesó.

Dar la noticia. Además de sentirse “sin vida”, González también está preocupada, porque hasta el mediodía de este martes, el hermano mayor de Daniel (Isaac), ignoraba lo ocurrido.

“Isaac lo vio todo, vio todo el accidente. Lo vio casi muerto, aún respiraba, pero lo vio tirado al lado de él. Cuando se despertó en el hospital, no quisimos decirle lo que había pasado. Él nos preguntaba por él, pero no dijimos nada.

”Isaac cree que su hermanito está en la casa, que ahora que le dieron de alta, él va a llegar y lo va a ver. Pero no”, lamentó la abuela.

Esta familia cuenta con el apoyo de una psicóloga que ayudará a darle la noticia a Isaac. “Y también nos va a decir cómo vamos tratando el tema; todo es tan difícil, es mucho para nosotros. Pero tenemos claro que el que más necesita ayuda es Isaac, porque él lo vio todo”.

Dura época. Los abuelos paternos no saben cómo harán para salir adelante, sobre todo porque está a las puertas la que era la época favorita de Daniel: Navidad.

“A mi chiquito le encantaba todo esto. Desde meses antes nos empezó a decir que quería muchos regalos y que lo que más quería era una vagoneta y, bueno, hace unas semanas, me lo llevé para apartarla.

”Escogió la más grande porque me dijo que quería montarse en ella y que yo lo jalara. Ahora, ¿qué voy a hacer con esto y lo otro que le había comprado? Creemos que se los vamos a dar a Isaac para que él lo sienta como un regalo que le hace su hermanito menor, pero cómo duele”, contó la abuela.

González dijo que se esforzarán por enfocarse para “vivir un día a la vez”.

“Ahora estamos medicados, pero quiero que vayamos dejando los medicament­os pronto, porque tenemos que hacerle frente a esto. Así que, si alguien sabe cómo superar esto, que por favor nos lo diga”, imploró la abuela, al tiempo que aseguró que el mayor consuelo para ellos es recordarlo con la sonrisa con la que siempre andaba, aquella misma con la que se despidió de su papá.

 ?? JOSE CORDERO ?? Gerardo Montero (abuelo), Jason Montero (tío), Alejandra Montero (tía), María Ester Gonzalez (abuela) y Evelyn Montero (tía) se niegan a creer que Daniel, de 2 años, ya no está con ellos. Una psicológa les brindará ayuda para elaborar el duelo.
JOSE CORDERO Gerardo Montero (abuelo), Jason Montero (tío), Alejandra Montero (tía), María Ester Gonzalez (abuela) y Evelyn Montero (tía) se niegan a creer que Daniel, de 2 años, ya no está con ellos. Una psicológa les brindará ayuda para elaborar el duelo.

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