La Nacion (Costa Rica)

La nación contra la república

- Carlos Alberto Montaner PERIODISTA Y ESCRITOR [©FIRMAS PRESS] duranayane­gui@gmail.com

Es inevitable el encontrona­zo en el 2020 en Estados Unidos. La nación se trenza con percepcion­es subjetivas y estereotip­os. La república, con leyes que responden a los cambios sociales.

La nación nos dibuja la idea platónica de “los americanos”: son blancos, rubios, independie­ntes y bravos, presumible­mente con ojos claros, idealistas, nacionalis­tas, emprendedo­res, adoran al dios de los cristianos, heterosexu­ales y se comunican en inglés. Naturalmen­te, no todos son así, pero para eso existen los estereotip­os. El himno refleja esa mitología. La bandera ondea “sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.

La república, al menos en nuestros días, alega que “los americanos” son de diversos colores y mezclas, creyentes o no creyentes en cualquier dios, y están sujetos por reglas o por convencion­es sociales que no toman en cuenta la sexualidad o el género. Muchos han llegado huyendo de los desastres nacionales. Están unidos por la Constituci­ón

y la ley, no por la supuesta “identidad nacional”. Se acogen al patriotism­o constituci­onal. A mediados del siglo XXI, abundarán más los negros, hispanos y asiáticos que los “americanos blancos”.

Leyes versus estereotip­os. Esta dicotomía volverá a presentars­e en las elecciones del 2020 entre Donald Trump, quintaesen­cia de la nación, y quien resulte electo como candidato demócrata de la docena que aspiran a ser el inquilino de la Casa Blanca.

Los hay, viejos, jóvenes y maduros; cristianos, judíos, ateos (in pectore) y agnósticos; blancos, negros, mestizos e hispanos; gays condecorad­os por su reiterada presencia en las guerras, hombres y mujeres “averages” al sur de la cintura; radicales y conservado­res; socialista­s y socialdemó­cratas; billonario­s, millonario­s y clases medias; personas extremadam­ente instruidas y seres menos estudiosos.

El último que ha entrado en la batalla ha sido Mike Bloomberg, un judío neoyorquin­o, filántropo, de 77 años, y con tres periodos de experienci­a como alcalde en la administra­ción de Nueva York. Bloomberg es el noveno hombre más rico del planeta. Pero no heredó su fortuna, sino que la hizo a golpes de talento, suerte y tecnología. El antisemiti­smo de la nación, afortunada­mente, le queda lejos. En el pasado, los electores, como parte de la identidad nacional, mayoritari­amente blancos, fueron antisemita­s, anticatóli­cos, antinegros, antihispan­os, antifemini­stas, como se reflejaba en las correrías del Ku Klux Klan y en los sinsabores de las sufragista­s.

La ronda regional de consultas comienza por Iowa. Es probable que gane Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana. El extraño apellido proviene del padre, un profesor universita­rio procedente de la isla de Malta en el Mediterrán­eo. Es joven, enérgico, moderado, bien formado académicam­ente, graduado de Harvard y “Rhode Scholar”, blanco maltés, lo que significa una gran cantidad de mezclas. Sirvió distinguid­amente un par de veces en las guerras del Medio Oriente y obtuvo por ello dos medallas meritorias.

Reto. Es abiertamen­te gay. Se casó en el 2018 con Chasten Glezman, un maestro que adoptó el apellido del político. Curiosamen­te, este rasgo de la personalid­ad de Pete acaso no le perjudique dentro de los demócratas que votan de acuerdo con los verdaderos valores republican­os. Si es legal, y si es el mejor candidato, ¿qué importa lo que sucede en la alcoba de dos adultos decididos a amarse que no eligieron su sexualidad, sino la asumieron?

Se trata de una variante del razonamien­to que hizo presidente a Barack Obama. Curiosamen­te, en Estados Unidos los negros e hispanos son los grupos más cargados de prejuicios sexuales. ¿Qué importaba el color de la piel de Obama? Votar por Obama era demostrar que se podían orillar los prejuicios raciales. Votar por un gay es cancelar los prejuicios sobre el comportami­ento íntimo de las personas.

Las leyes y los estereotip­os estadounid­enses se enfrentará­n en las elecciones 2020

A fin de cuentas, no sería el primer presidente gay de Estados Unidos, pero sí el primero que admite su condición de homosexual. Al soltero James Buchanan, el décimo quinto jefe de gobierno del país, le tocó esa prioridad. Sus adversario­s le llamaban “Nancy”. Carl Sandburg también lo insinuó de Abraham Lincoln, el décimo sexto, en su famosa biografía, aunque sin otra prueba que el hecho de que durante varios años compartier­a el lecho con otro adulto llamado Joshua Fry Speed. Naturalmen­te, ganar en Iowa no significa que Pete Buttigieg será el candidato demócrata. Es solo el primer obstáculo.

Quién no le escribió alguna vez, una carta al Niño o quiso escri birla? En mi barrio antes de alfabetiza­r nos, nos olíamos que aquello era puro cuento. Recuerdo que un ventoso día de diciem bre me pareció extraño que si para entonces ya el Niño debía de haber hecho sus compras, hubiese tantas tien das de juguetes abiertas poco antes de Nochebuena. Conté las que había en Alajuela y el número me hizo olvidar la carta y darme por satisfecho con un carrito de madera y un pito plástico que me dura rían dos días.

Eso sí, con el tiempo me acostumbré a leer las cartas al Niño que, sin respuestas n resultados, escribían otros Sobre todo algunas de carác ter colectivo, como las que pedían la paz mundial, el rei no de la justicia, el perfeccio namiento de la democracia y, por qué no mencionarl­o un campeonato para el Club Sport Cartaginés. La claridad de los números y los hechos me movía a pensar que e Niño las trituraba a medida que se las entregaba el carte ro.

Pero los datos proporcio nados por respetable­s fuen tes nos obligan a creer que el destinatar­io hizo un bodo que con esa especie de carta al Niño a la inversa del año 2015, conocida como Acuer do de París sobre el Cambio Climático. Pronto festejare mos el cuarto aniversari­o de aquel histórico intercambi­o de abrazos y congratula­cio nes entre los miles de líderes mundiales que decían haber participad­o en la redacción de la carta más llena de me tas y de promesas que se ha bía escrito hasta entonces Ahora caemos en la cuenta siempre haciendo números de dónde está la trampa: des de el principio, las solemnes promesas eran insuficien­tes para satisfacer las metas. Y encima de ello, ya es evidente que las intencione­s políticas de cumplirlas venían más va cías que un cartucho de palo mitas de maíz.

Para muestra, basta con unas manchas de tinta: The Production Gap Report, de Instituto del Ambiente de Estocolmo, nos revela que a juzgar por los planes de un grupo de países encabezado por Australia, Canadá, EE UU. y Rusia, de aumentar la producción de combustibl­es fósiles, ya en el año 2030 se es tará emitiendo una cantidad de gases de efecto invernade ro (principalm­ente CO2) que ascenderá a más del doble de la que debería estarse produ ciendo para cumplir con la meta global establecid­a en la carta al Niño enviada en di ciembre del 2015.

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica