Venta de alimentos básicos a crédito despierta dudas
››Gobierno hace ‘un voto de censura moral’ ante este mecanismo
Comprar arroz, frijoles, atún, aceite de cocina o café financiados, con pagos a tres o más cuotas, es posible actualmente, aunque resulte un terreno riesgoso para los consumidores que se decidan a entrar.
Una serie de anuncios publicados por la cadena de tiendas Gollo, en sus cuentas de redes sociales, abrió el debate sobre la venta de alimentos de la canasta básica con sistemas de crédito.
Entre los banners de esta empresa se muestra, por ejemplo, una bolsa de arroz de siete kilogramos (kg) con un precio de contado de ¢6.260, que se vende financiada con una prima de ¢1.255 y tres cuotas de ¢1.785, lo que significa que el precio final del producto es de ¢6.610.
El mismo anuncio explica el sistema de venta para una bolsa de frijoles de 900 gramos (g), cuyo precio de contado es de ¢5.815, pero a crédito requiere una prima de ¢1.165 (poco más del 20% del precio total del bien) y se financia a tres cuotas de ¢1.660. Por este producto, el consumidor pagaría al final ¢6.145.
La publicación, además, indica que la tasa de interés efectiva para estos productos es del 40%.
Eduardo Córdoba, gerente de Mercadeo de Gollo, explicó que la compañía incursionó en este mercado hace cinco meses, tras hacer estudios en los que consultaron a clientes qué tipo de cosas les gustaría encontrar en las tiendas.
“Los productos generales de la canasta básica salieron como parte del resultado”, agregó Córdoba.
Sobre las condiciones, el vocero de la cadena de tiendas aseguró que los alimentos están disponibles para pagos de contado o financiados con mensualidades que se ajustan a las necesidades y facilidades de pago de las personas.
Córdoba defendió que los créditos son “inclusivos, transparentes y confiables”. “Nuestros clientes son variados, tenemos personas que no cuentan con acceso a crédito o financiamiento con entidades bancarias y nosotros somos una opción inclusiva para ellos”, agregó.
A pesar de que sea una opción en el mercado y existe un consumidor que la demande, la venta de alimentos de consumo básico con sistemas de crédito y con altas tasas de interés es un mecanismo que recibe críticas por parte del Gobierno.
Victoria Hernández, ministra de Economía, Industria y Comercio, aseguró que el Gobierno reprocha este tipo de conductas que buscan cobrar altas tasas de interés por la compra de alimentos, que incluso están exentos del impuesto al valor agregado (IVA) hasta julio del 2020.
“Una tasa efectiva del 40% es completamente censurable. Es una barbaridad que se vendan bienes perecederos en estas condiciones. El Gobierno hace un voto de censura moral al respecto”, indicó la jerarca.
De acuerdo con Hernández, si los comercios realmente quieren ayudar a las personas deberían emplear mecanismos de pago sin intereses a tres meses, como ocurre con algunas tarjetas de crédito.
“Vamos a hacer verificaciones de mercado para conocer a fondo este y otros casos (...)”, destacó la ministra.
El problema de fondo detrás de este sistema de ventas es que existen personas en condiciones económicas y financieras tan adversas que necesitan de estas opciones para comprar la comida de la quincena.
Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), aseguró que este tipo de formatos de venta son el reflejo de una economía diferente, con altos niveles de endeudamiento de las personas y los hogares.
“Lo ideal siempre es que la persona primero se plantee la posibilidad de no acudir a un mecanismo de financiamiento. Puede ser con una combinación entre reajuste de gastos y acciones de ahorro que le permitan generar dinero para comprar los bienes prioritarios”, apuntó Montero.
Erick Ulate, presidente de la Asociación de Consumidores de Costa Rica, ve con preocupación la alta dependencia del consumidor nacional al crédito. “Al costarricense le encanta el crédito y casi que le disgusta el pago de contado. Esa es una cultura que por necesidad empezó a revertirse, ya que tenemos casi 800.000 procesos en cobro judicial y altos niveles de endeudamiento”, afirmó.
Aunque se podría comparar la venta de alimentos mediante planes de pago al uso de la tarjeta de crédito en supermercados, las condiciones son diferentes. Si una persona compra un diario con tarjeta de crédito, sabe que tiene 45 días de plazo para pagar sin intereses, mientras que la compra de arroz o frijoles con un sistema financiado a pagos implica cancelar un precio mayor por ese producto.