Ansiedad
El mensaje, tras un pequeño ensayo de lecturas que re gularmente pido a mis estudiantes de la universidad Lead, me sorprendió y conmovió. “Pro fe —escribió una de las más reflexivas—, honestamente casi no me termino de leer este artículo; llegué a la pági na seis con mucha ansiedad y solo porque soy perseverante y me faltaban dos páginas lo terminé”.
Se refería a “Warming world” —“Calentamiento mundial”—, publicado por la revista Foreign Affairs. Entre otras cosas, su autor, Joshua Busby, alerta que la tempe ratura de la superficie glo bal se ha elevado 1,2 grados centígrados respecto a la era preindustrial (finales del si glo XIX), y que la humanidad “aún tiene unos 20 años” an tes de sobrepasar el catastró fico umbral de los 2 grados.
Su artículo apareció a mediados del año pasado pero desde entonces los da tos son aún más alarman
tes. Una evaluación del más reconocido panel científico internacional sobre el tema divulgada el 4 de este mes determinó que ese calenta miento de 2 grados —límite formal establecido en el 2015 por el Acuerdo de París so bre Cambio Climático— des ataría efectos devastadores imposibles de contener. Por ello, reiteró la recomenda ción, antes “ideal”, pero aho ra urgente, de apostar por un máximo 1,5, apenas tres déci mas sobre el nivel actual. Y predice que, si las emisiones continúan al ritmo presente apenas tenemos diez años para llegar a ese punto.
Dada esta lucha contra
el tiempo, la cumbre climá tica de Madrid, que terminó el domingo, era clave para acordar límites más estric tos a las emisiones y diseñar políticas de mayor impacto Pero fracasó, sobre todo por el bloqueo de tres de los cua tro mayores emisores: China Estados Unidos y la India. E tercero, la Unión Europea, s se ha comprometido con ma yores ambiciones.
“A mi generación le va a tocar enfrentar las primeras épocas de este caos, el cual no hemos causado, pero al que hemos contribuido”, escri bió mi estudiante, de 18 años “Es difícil hacer algo (…); sin embargo, estoy intentando y aspiro a poder ser una per sona que contribuya a gene rar este cambio”. Que haya millones como ella, y que se expresen y presionen, produ ce enorme esperanza. Pero la clave, hoy, está en manos de los adultos con mayor poder y desdén. Conclusión: la an siedad se justifica, y mucho.