Certezas y dudas en el Reino Unido
El camino hacia el ‘brexit’ quedó despejado tras el contundente triunfo electoral conservador.
Unas elecciones generales ganadas por mayoría histórica el 12 de diciembre y una votación en el Parlamento que, el 20, replicó el nuevo balance de fuerzas políticas, han marcado con gran claridad el camino para que, a más tardar el 31 de enero, el Reino Unido abandone oficialmente la Unión Europea (UE). Se producirá así el desenlace final del llamado brexit, que ha consumido el debate en ese país desde hace más de tres años. Pero esta nueva certeza no despejará otra incertidumbre de enorme trascendencia para el futuro de todos los involucrados: cómo será la nueva relación entre Londres y la UE, que será definida mediante negociaciones transicionales que deberán concluir el 31 de diciembre del 2020.
Dada la complejidad de este proceso —que deberá llegar a acuerdos sobre comercio, migraciones, regulaciones técnicas, normas legales y otros temas— muchos experimentados negociadores consideran imposible cumplir con el plazo. Y, aunque el gobierno británico podría solicitar una ampliación hasta finales del 2022, el primer ministro, Boris Johnson, insiste en que, haya o no acuerdo al término del límite inicial, no pedirá ninguna prórroga. El resultado, en este caso, sería el llamado “brexit duro” (hard brexit), es decir, una ruptura sin acuerdo, que traería funestas consecuencias para el Reino Unido y, aunque en menor medida, para la UE.
Es decir, las dudas sobre el eventual impacto del proceso negociador siguen abiertas, con la única diferencia de que, tras las elecciones, hay una clara, sólida y bien alineada fuente de poder político: Johnson y su Partido Conservador.
Su victoria fue la más contundente obtenida por esa agrupación (fundada en la tercera década del siglo XIX) en casi cuatro décadas; al contrario, el Partido Laborista, encabezado por el radical de izquierda Jeremy Corbyn, sufrió su peor derrota desde la Segunda Guerra Mundial. Su apuesta por el brexit, una plataforma netamente populista y una maquinaria electoral sumamente poderosa, explican en gran medida el triunfo conservador; sin embargo, también fue clave el rechazo de los votantes a Corbyn, así como las enormes barreras que el sistema electoral británico, en el que no existe representación proporcional, pone a terceras fuerzas; en este caso, a los liberales demócratas, de centro.
Los conservadores ganaron 365 de los 600 escaños, 47 más que en las últimas elecciones, celebradas en el 2017, mientras los laboristas perdieron 59, para un total de 203. Con base en esta mayoría parlamentaria, y con una férrea disciplina en su bancada, el 20 de diciembre la Cámara de los Comunes dio luz verde a la propuesta de brexit presentada por Johnson.
Pero las elecciones no solo fueron importantes por haber dado a Johnson el control de un parlamento en el que hasta entonces su partido era la principal fuerza, pero sin mayoría, y por haber abierto el camino definitivo a la salida de la Unión Europea. Otro resultado clave es que transformaron de manera profunda el mapa electoral del Reino Unido, debido a que millones de votantes tradicionales del laborismo se inclinaron esta vez por los conservadores e hicieron que varias zonas del centro y norte del país, bastiones tradicionales de los primeros, cayeran bajo su dominio.
Además de lo anterior, el avance de los nacionalistas escoceses (opuestos al brexit), que de 35 pasaron a 48 escaños, augura que la independencia de Escocia ganará gran ímpetu en la política regional y nacional, y que la insistencia en que se convoque a un nuevo referendo al respecto será enorme. Por esto, la posibilidad de que al abandono de la UE siga una fractura de la integridad del Reino Unido se ve ahora como una posibilidad muy factible.
En síntesis, las elecciones han traído estabilidad inmediata en dos ámbitos directamente relacionados: el ejercicio del gobierno y la decisión sobre el brexit. Pero las fuentes de incertidumbre son muchas y muy graves, y a ellas se añade la duda de si, bajo la égida de Johnson, el Partido Conservador mantendrá —y hasta exacerbará— su apuesta por el populismo. Esta es otra inquietante perspectiva.
El camino hacia el ‘brexit’ quedó despejado tras e contundente triunfo electoral conservador
Esta nueva certeza, sin embargo, ha dado paso a múltiples e inquietantes dudas sobre el futuro