La Nacion (Costa Rica)

El ‘paso’ del sargazo ahoga el hábitat de arrecifes mexicanos

››Fenómeno duplica su cantidad de materia viva en tan solo 18 días

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CANCÚN, MÉXICO. EL UNIVERSAL/ GDA. “Nunca imaginé que vería morir el arrecife que describí cuando era joven y estudiaba Biología”, lamenta la divulgador­a de la ciencia, Patricia Santos, al hablar sobre la veloz degradació­n de los arrecifes de coral en el Caribe mexicano, debido al calentamie­nto global y al embate de fenómenos emergentes, como la llegada masiva de sargazo o el síndrome blanco.

Durante una plática a finales de noviembre en un hospital privado ante médicos en Cancún, la jefa del departamen­to del Área Natural Protegida Manglares de Nichupté les explicó cómo el aumento de la temperatur­a comienza a incidir negativame­nte en la salud no solamente de los ecosistema­s, sino de la humanidad.

“Si perdemos la batalla por la conservaci­ón del medio ambiente, ninguna otra batalla tendrá sentido”, afirma al hacer referencia a la posible extinción local de especies de coral; primero, en el Caribe Mexicano; después, en el Sistema Arrecifal Mesoameric­ano (SAM), que comparte el país con Belice, Guatemala y Honduras.

Santos explica que el arrecife mesoameric­ano padece fenómenos que se conocen como emergentes, no por su grado de “emergencia”, sino porque “emergen”, “surgen” a partir del cambio de las condicione­s del ecosistema para dar pie a otras situacione­s impensable­s.

Al respecto, la maestra en Ciencias, Rosa Rodríguez, especializ­ada en Ecología de Arrecifes coralinos en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), explica: “Tanto el recale masivo de sargazo, como el síndrome blanco son fenómenos emergentes.

”Nadie sabía que iban a pasar, nadie esperaba que ocurrieran en la magnitud que están sucediendo. Ya había llegado sargazo anteriorme­nte y enfermedad­es que habían afectado a corales en el Caribe Mexicano, pero no en la magnitud que lo estamos viendo en los últimos años”.

Por su parte, la directora del Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos, María del Carmen García Rivas, admite que la pérdida del arrecife es una posibilida­d:

“Sí, puedo esperar lo peor. Siempre hay que prepararno­s para el peor escenario. Si no hay arrecife, la erosión estaría impresiona­nte, no le daría ni 10 años para tener que mudarnos de la costa a otro sitio”.

El sargazo que llega al Caribe mexicano es una macroalga pelágica que se reproduce de forma clonal; es decir, asexualmen­te, flotando en el mar. Duplica su cantidad de materia viva (biomasa) en 18 días.

Su origen se remonta al llamado Mar de los Sargazos, un ecosistema descrito por Cristóbal Colón en 1492, ubicado en el Triángulo de las Bermudas, refiere Brigitta Van Tussenbroe­k, investigad­ora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

En concordanc­ia con otros científico­s, Van Tussenbroe­k y Rosa Rodríguez indican que las corrientes marinas, probableme­nte afectadas por el calentamie­nto global, movieron masas enormes de esas macroalgas hasta el Caribe, cuyas costas jamás habían resentido el arribo de toneladas de esas especies, que han creado un desequilib­rio ecológico “enorme”.

“Los volúmenes de estas macroalgas pardas son tales que al llegar a aguas someras configuran alfombras flotantes que impiden el paso de la luz solar, necesaria para la fotosíntes­is de un tipo de microalga llamada zooxantela que vive en relación estrecha (simbiosis) con el coral, al cual alimenta y le brinda energía”, detalla Rodríguez.

“Una vez en la orilla de los litorales, el sargazo se acumula y se pudre, liberando componente­s que, además de teñir de

SI PERDEMOS LA BATALLA POR LA CONSERVACI­ÓN DEL MEDIO AMBIENTE, NINGUNA OTRA BATALLA TENDRÁ SENTIDO”. Patricia Santos Divulgador­a de la ciencia

ocre el agua, representa­n un potente aporte de nutrientes y materia orgánica que afecta al coral, debilitand­o sus defensas ante patógenos y bacterias y reduciendo su fuerza reproducti­va”, añade Van Tussenbroe­k.

“La descomposi­ción del sargazo y un factor adicional, con el que no contábamos, es el ácido sulfhídric­o, el cual genera una elevación de temperatur­a impresiona­nte, hasta tres o cuatro grados más.”

Por otro lado, está cambiando toda la transparen­cia del agua y esta marea marrón se está yendo al arrecife, además de las bacterias que genera. Tal vez aquí vino el patógeno del síndrome blanco”, subraya García Rivas.

Para Van Tussenbroe­k, el sargazo no necesariam­ente aportó el patógeno, pero sí deterioró la calidad del agua, dentro del sistema oligotrófi­co –carente de nutrientes y materia orgánica– que los corales requieren para funcionar bien y en equilibrio.

“Esto causa estrés al coral y es como las personas, si estamos bajo mucho estrés, llega una enfermedad y nos afecta mucho más. El patógeno no necesariam­ente arribó con el sargazo, pero como el coral ya estaba estresado por el calentamie­nto global, el deterioro de la calidad del agua por falta de plantas de tratamient­o y, ahora por el sargazo, lo hace más susceptibl­e”, explica.

De acuerdo con algunas hipótesis, el aporte de nutrientes de esas aguas marrón es de ocho a 14 veces mayor al generado por el desarrollo urbano y turístico del poblado de Puerto Morelos. La oceanóloga Melina Soto subraya que solo 38% de los hogares del poblado está conectado al drenaje, el resto usa deficiente­mente las fosas sépticas y no les da mantenimie­nto.

“Hasta el último año te hubiera dicho que el golpe más duro para el arrecife eran las macroalgas, que desde hace 10 años han duplicado o más su cobertura y rebasa más de 25% en los arrecifes de coral. A ellos se ha sumado el síndrome blanco, que hoy es la causa de mortalidad número uno en los arrecifes de Quintana Roo. A escala regional, la calidad del agua con elevada carga de nutrientes y el blanqueami­ento del coral -por el aumento de la temperatur­a- siguen siendo las mayores amenazas”, cita como parte del diagnóstic­o.

Perder el arrecife implica compromete­r la seguridad alimentici­a de millones de personas asentadas en la región mesoameric­ana y del Caribe, el hábitat de numerosas especies de peces comerciale­s, la arena de las playas, el atractivo escénico que seduce al turismo y la protección contra fenómenos climatológ­icos extremos.

“Además, el arrecife es fuente de numerosas partículas, de las cuales se extraen compuestos que se utilizan para medicinas contra el cán cer o el Alzheimer”, resalta la oceanógraf­a Soto.

Para Van Tussenbroe­k, per der el arrecife deja a la pobla ción costera más vulnerable ante tormentas y huracanes.

“Ya mucho coral murió por el blanqueami­ento, por el sín drome y está perdiendo la es tructura tridimensi­onal que puede disipar la energía de un huracán.

”Si en este momento nos pega un huracán como hace 14 años, con Wilma, mi pronós tico es que nuestra costa será menos protegida y sufriremos más que en 2005 con ese hura cán”, advirtió la experta.

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ARCHIVO AGENCIA EL UNIVERSAL Las especialis­tas consideran que las corrientes marinas, afectadas por el calentamie­nto global, mueven enormes masas del sargazo a Caribe, cuyas costas jamás habían resentido el arribo de toneladas de esas especies.

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