Hallazgos del año
Al terminar el 2019, no olvidaremos aquellos hechos que nos confirmaron lo que ya sabíamos: grupos de poder en el Estado protegen sus privilegios a contrapelo de lo establecido.
La Asamblea Legislativa aprobó nuevos impuestos para solventar en parte los excesivos gastos en pensiones, pluses y demás beneficios; asimismo, estableció reglas de contención del gasto. Nos nos quedó más opción que pagar las nuevas obligaciones. Hasta ahí, todo iba bien, pero la sorpresa vino cuando las instituciones que debían ponerse en la línea del ahorro se negaron a cumplir y decidieron rebelarse.
Una de las primeras sorpresas la dio la presidencia ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) al manifestar que necesitaba 20 meses para cumplir el plan de ahorro. Luego, vendría la última decisión relacionada con gastos, tomada por la Sala Constitucional, la cual avaló el aumento decretado por la Corte Plena para ellos y los puestos gerenciales, aduciendo que los acuerdos no violan los principios de proporcionalidad y racionalidad. Una cachetada de final de año. Ojalá en el año que se inicia se tomen las medidas necesarias para corregir el rumbo.
Juan Diego Cubillo
La conducción por las vías se tornó insoportable. Al tomar el volante, sería bueno encomendarse a Dios. Tanto vehículo, presas, calor o frío y la bulla ocasionan estrés, desesperación, cambios emocionales y de conducta.
Muchos no soportan hacer un alto y aceleran. Cerca de las escuelas pasan a 70 kilómetros por hora. No hay respeto para los autobuses.
Los motociclistas pasan por la derecha o por la izquierda como si nada, se estacionan vehículos donde sea, no se da espacio y ni siquiera se utiliza el aviso de luces intermitentes.
No existe la famosa cortesía, y para qué la doble raya amarilla si se maneja a velocidades temerarias. Las calles están sin pintar y plagadas de huecos o, mejor dicho, de cráteres. Urge señalización vial. Es decir, es un asunto de riesgo. Alguien lo dijo: si quiere morirse, conduzca en este país.