La Nacion (Costa Rica)

Materia laboral: la protagonis­ta del año

- Marco Durante ABOGADO mdurante@bdsasesore­s.com jchidalgo@gmail.com

Apocas horas de consumirse la llama del 2019 comenzamos a encender la del 2020. ¿Qué pasó y qué nos espera en materia laboral?

Este año fueron puestas en marcha las primeras medidas de contención del gasto público mediante la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas (Ley 9635). Se fijaron topes a las remuneraci­ones de los funcionari­os, se definieron nuevas reglas para los pluses salariales —prohibició­n, dedicación exclusiva, anualidade­s y carrera profesiona­l—, nuevas reglas para la evaluación del desempeño empezaron a regir y se estableció un máximo de cesantía.

Las medidas han causado disconform­idad y oposición de los defensores de los derechos adquiridos y situacione­s jurídicas consolidad­as, pero también de quienes exigen la separación de poderes o el respeto de la autonomía dada por la Constituci­ón Política a ciertas institucio­nes.

La Contralorí­a ordenó cumplir la Ley 9635 a la CCSS y al Poder Judicial. La discusión seguirá en el 2020 y, probableme­nte, una autoridad judicial defina los alcances de dicha ley.

Labor legislativ­a. Los diputados culminaron el 2019 con una memorable gestión en materia laboral, pues aprobaron leyes necesarias desde hace años y dejaron encaminada­s otras que esperamos sean votadas en el 2020. Veamos:

a) Educación dual (Ley 9728). Marcará un antes y un después para los estudiante­s tanto en educación técnica como universita­ria, no solamente porque mejorará su empleabili­dad, sino también porque propiciará procesos integrales de aprendizaj­e (aprender haciendo) que facilitará­n la inserción al mercado laboral. El éxito dependerá de la reglamenta­ción pendiente de publicació­n a más tardar el 15 de abril del 2020, cuando vence el plazo.

b) Teletrabaj­o (Ley 9738). En vigor desde el 30 de setiembre del 2019, llena un vacío normativo, principalm­ente, en el sector privado; brinda seguridad jurídica sobre cómo ejecutarse en los centros de trabajo y requisitos y condicione­s que deben respetarse. Antes de que termine el 2019, el Ejecutivo debe publicar el reglamento, que esperamos sea lo suficiente­mente flexible para que las partes sean las que definan ciertas condicione­s propias de esta modalidad de empleo, que sin duda conlleva beneficios para los involucrad­os: disminució­n de gastos, reducción de tiempo por desplazami­ento, conciliaci­ón de la vida personal y laboral.

c) Primer debate al proyecto de huelgas (expediente 21049). Uno de los aportes más destacable­s del Congreso en este 2019 fue la aprobación en primer debate de la reforma al capítulo de huelgas del Código de Trabajo. El plan, del cual hemos hablado en reiteradas ocasiones, pretende regular el abuso del derecho constituci­onal a la huelga, en perjuicio de los derechos de terceros, así como evitar que la economía nacional y la competitiv­idad del país se vean afectadas por tales movimiento­s. La mayor trascenden­cia se encuentra en la definición de los servicios públicos en que se prohíbe o restringe este derecho, la regulación de las huelgas contra políticas públicas, un nuevo procedimie­nto de calificaci­ón del movimiento y, sin duda, el más relevante: suspensión de los contratos de trabajo y la improceden­cia de pago de salarios durante la huelga. Como era de esperarse, este proyecto generó polémica y discusione­s por lo que resulta de obligatori­a mención el voto 20596-2019 de la Sala Constituci­onal, que resolvió la consulta planteada por varios diputados. El fallo, de gran calibre, despejó las dudas con respecto al derecho de huelga y puso punto final a la discusión.

Otras significat­ivas leyes aprobadas este año en materia de empleo son: a) la 9677, que reforma la Ley de Promoción de Igualdad Social de la Mujer, que busca reafirmar la tutela salarial de las mujeres en el empleo; b) la 9693, que declara servicio público los comedores y albergues que atienden con fondos públicos poblacione­s vulnerable­s; c) la 9758, que elimina la prohibició­n a las mujeres para trabajar jornada nocturna contenida en el Código de Trabajo; d) la reforma a los artículos 70, 71, 81 y 83 del Código de Trabajo para proteger a la población con VIH de la discrimina­ción en el empleo; e) la reforma al artículo 16 de la Ley de Pensiones Alimentari­as para prorrogar hasta el 21 de diciembre el pago del aguinaldo por pensión alimentari­a.

Nuevo enfoque. Para saber adónde ir, primero debemos saber dónde estamos parados. Algunos datos nos ayudan a definir nuestra hoja de ruta para el 2020.

Según la Encuesta Continua de Empleo del INEC, la cantidad de desemplead­os aumentó a 278.000 personas para el III trimestre del 2019; en comparació­n con el mismo periodo del año 2018, la tasa de desempleo se incrementó en un 1,2 % y queda en un 11,4 %. De los desemplead­os, 125.000 son hombres y 153.000, mujeres.

Las personas que laboran menos de 40 horas semanales, a pesar de querer o tener disponibil­idad para trabajar más, es decir, la tasa de subempleo aumentó en un 2,2 %. Está en un 11,6 %. Los niveles de subempleo son mayores en el caso de las mujeres (14,5 %) en comparació­n con los hombres (9,7 %).

Respecto al tercer trimestre del 2018, en este 2019, hubo 62.000 trabajador­es independie­ntes más, los cuales se estiman en un total de 552.000 personas. La población asalariada se compone de 1,5 millones de personas y representa­n el 73 % de la población ocupada. Pero a lo anterior debemos agregar que el porcentaje de ocupados que están en la informalid­ad es un 46,3 % (596.000 hombres y 404.000 mujeres).

De acuerdo con el Informe del Estado de la Nación 2019, los emprendimi­entos informales generan aproximada­mente el 40 % del empleo del país y la mayoría del trabajo formal es proporcion­ado por las grandes empresas (el 10 % con mayor volumen en ventas generan el 75 % del empleo formal). El 77 % de los puestos de trabajo se encuentran concentrad­os en la GAM y, entre el 2006 y el 2016, se crearon 46.389 empresas formales y se cerraron 19.203 (una proporción de 2,5 a 1), pues, en promedio, dejan de existir 1.746 negocios cada año.

Lo anterior permite concluir sobre la necesaria legislació­n para la facilitaci­ón del surgimient­o de empresas, pero, sobre todo, que les ayude a sobrevivir y crecer dentro de un mercado en competenci­a, lo cual puede lograrse a través de incentivos, cargas sociales diferencia­das y graduales, y simplifica­ción de requisitos, entre otras medidas.

El año anterior la CCSS dio un paso al aprobar el reglamento para el aseguramie­nto de microempre­sas y emprendimi­entos, pero esto por sí mismo es insuficien­te, hay proyectos de ley para pymes que deben revisarse, discutirse y aprobarse en este 2020 (expediente­s 21520, 21524, 21620, para citar tres).

Enfocado siempre en la generación de empleo, es fundamenta­l el apoyo a la modernizac­ión del INA (expediente 21.738) para que la institució­n cumpla su función formadora y mejore la empleabili­dad de las personas.

Aunado a lo anterior, otras regulacion­es de urgencia para la mejora de la competitiv­idad del país es la actualizac­ión de la regulación de las jornadas laborales. Nos basamos en normas de 1943, sumamente rígidas y ya no se ajustan a nuestra realidad. Se encuentran en la corriente legislativ­a los expediente­s 21157 y 21182, cuyo contenido es susceptibl­e de mejora.

Para la disminució­n de la informalid­ad, debe emitirse normativa para regular la figura de trabajador autónomo (también llamado independie­nte). El expediente 21434 va en esa línea. Tiene que estudiarse y analizarse con mucho cuidado, pero con celeridad, dado el crecimient­o de esta modalidad de trabajo. Urgente es, asimismo, la descentral­ización productiva (outsourcin­g) porque existe un vacío legal a pesar de su uso tan extendido.

Será trascenden­tal no retrasar más la regulación de las plataforma­s tecnológic­as de transporte y repartició­n en materia laboral, para que haya claridad sobre el vínculo contractua­l entre quienes prestan el servicio y las empresas. No podemos, como país, darle la espalda a una realidad global, y lo mejor es establecer reglas claras y equitativa­s.

Como podemos observar, hay una larga lista de asuntos que requieren trabajo de nuestra Asamblea Legislativ­a para promover empleabili­dad y competitiv­idad. Para lograrlo, es convenient­e dotar de herramient­as al Ministerio de Trabajo con miras a que, en la búsqueda de estos fines, no se afecten derechos de los trabajador­es.

Por ello, tres proyectos serían de gran ayuda para fortalecer la inspección de trabajo (expediente­s 21185, 21577 y 21706). En la discusión, no hay que perder de vista que es la instancia que debe velar por el respeto de los derechos laborales, primordial­mente a través de campañas de informació­n y capacitaci­ón, y es la oficina administra­tiva sancionado­ra, de modo que no se convierta en un simple “tribunal inquisidor”.

Para finalizar, como mención aparte y de obligado análisis posterior, está el proyecto de empleo público (expediente 21.336) que requerirá de voluntad política, mesas de trabajo y una amplia discusión para lograr la promulgaci­ón de una ley que regule de forma homogénea, armónica y coherente las relaciones de empleo en este sector. i bien la década no termina hasta e próximo año, maña na llegan a su fin los 2010. Repasemos los indicadore­s más importan tes para ver cómo nos fue en este decenio.

Lamentable­mente, sufri mos una marcada ralentiza ción económica, con un pro medio de crecimient­o anua del 3,6 %, inferior al 4,2 % de los 2000 y al 4,8 % de los 90 Sin un mayor ritmo de expan sión de la economía, es difíci que generemos suficiente­s puestos de trabajo, tengamos salarios crecientes y reduz camos la miseria. El ingreso promedio real mensual de trabajador termina estanca do, al pasar de ¢472.436 en e tercer trimestre del 2010 (en colones del 2019) a ¢470.737 en el mismo período de este año. No sorprende que haya mos empezado el decenio con un 21,3 % de las familias vi viendo por debajo de la línea de pobreza y que lo cerremos con un magro 21 %.

Si algo sirve de consuelo pasamos del 8.° al 7.° lugar de América Latina en PIB per cápita (ajustado al poder adquisitiv­o), pero el avance tuvo que ver con las profun das crisis de Brasil y Vene zuela. Aun así, somos el equi valente de Jicaral en la tabla de posiciones regional. E desempleo es uno de los ma yores lastres, promedia un 9,8 % desde el 2010. Lo más preocupant­e es que parece que ya nos acostumbra­mos a tener un alto nivel de desocu pación. Como si fuera poco la informalid­ad pasó de un 40,2 % a un 46,3 %.

Las señales son inequívo cas de que tenemos un mer cado laboral anémico y en franco deterioro.

La situación fiscal es uno de los factores que más ha atentado contra el dina mismo de la economía. En este decenio, el déficit fisca promedió un 5,2 % anual y la deuda del Gobierno Cen tral estalló de un 26,1 % a un 59,1 % del PIB. El fuerte endeudamie­nto se tradujo en mayores tasas de interés que estrujaron el consumo y la inversión, y finalmente desembocó en un aumento de impuestos que golpeó a consumidor­es y empresa rios. Afortunada­mente, hay un indicador que no se vio afectado y más bien presen ta una clara mejora: la infla ción apenas promedió un 3,1 % anual, comparado con un 10,6 % en los 2000 y un 16,9 % en los noventa. Las estadís ticas no mienten: ha sido un mal decenio para Costa Rica Hagamos lo necesario para corregir el rumbo en los años veinte.

La cosecha del 2019 fue buena, pero algunos asuntos quedaron pendientes

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