La Nacion (Costa Rica)

La ‘Súper Niña’ le dio triunfos a Costa Rica

››Con apenas 13 años impuso récord centroamer­icano y del Caribe

- Juan Diego Villarreal jvillarrea­l@nacion.com

Ganarles a niñas hasta cuatro años mayores, en pruebas combinadas en pentatlón y heptatlón, tanto en Centroamér­ica como en el Caribe, le valió a una pequeña de Puriscal el mote de Súper Niña.

Esa Súper Niña es nada menos que Andrea Carolina Vargas, quien 12 años después de dominar la región en categoría infantil, se convirtió en campeona Panamerica­na en los Juegos de Lima 2019, quinta en el Mundial de Atletismo en Doha, Catar, y clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Andrea, quien ya comenzó su temporada pensando en el año olímpico, junto a su madre y entrenador­a Dixiana Mena y su hermana Noelia Vargas, aún recuerda sus inicios y se sorprendió al conocer que siguen vigentes sus récords logrados en El Salvador en 2007 en los Juegos Centroamer­icano y del Caribe infantiles y los Juegos Estudianti­les Centroamer­icanos en nuestro país en 2009.

“Para mí es una sorpresa que aún estén vigentes mis récords en pruebas combinadas. Cuando yo era chiquitita era muy competitiv­a y me gustaba mucho entrenar, nunca me perdía los entrenamie­ntos y eso es fruto de esos récords”, dijo Vargas.

Pero, ¿de dónde viene el sobrenombr­e de Súper Niña?

Andrea sonrió y pareció trasladars­e en el tiempo, cuando enfrentaba a oponentes de mayor edad y les ganaba indistinta­mente en cualquier evento.

“Creo que tenía como 13 años y en un Codicader (Juegos Estudianti­les) en El Salvador me tocó enfrentar a niñas de 17 años y les gané. Entonces, disputaba pruebas de velocidad como los 200 metros lisos, las combinadas, de campo traviesa, de fondo, los 80 metros lisos y los 60 metros con vallas, logrando destacar en todas”, recordó Vargas con una sonrisa.

Es claro que la Súper Niña se hizo grande, dejó atrás las pruebas combinadas, sus marcas por categoría, pero se especializ­ó en los 100 metros con vallas, dándole grandes alegrías al país y clasifican­do a eventos mundiales.

“Si, la Súper Niña se hizo grande (sonríe nuevamente), pero mantuve esa pasión por el atletismo. Desde pequeña entrené para competir en mundiales, olimpiadas y representa­r a Costa Rica”, agregó Vargas.

Abandonar las pruebas combinadas fue decisión de su madre, Dixiana Mena, quien pese a ver que su hija destacaba en pruebas de fondo y velocidad, se inclinó por las vallas.

“Al principio creí que nos íbamos a inclinar por las pruebas de medio fondo, pero en una competenci­a en Bahamas gané los 60 metros vallas y mi entrenador­a me explicó que no solo tenía velocidad, sino también habilidad para saltarlas y si quería clasificar a mundiales, era mejor dedicarme a esa prueba”, explicó Vargas.

Su entrenador­a confesó que Andrea desde muy niña demostró mucha destreza y velocidad para las diferentes pruebas, por lo que compitió para desarrolla­r su potencial.

“Ella era buena corriendo 800 y 1.000 metros, además en los eventos de velocidad como los 200 metros lisos. Incluso ganó una vez el salto triple, con apenas once años, frente rivales juveniles. Era muy completa”, aseguro Mena.

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RAFAEL PACHECO Andrea Vargas deslumbró desde muy niña en el atletismo, tanto en pruebas combinadas como de velocidad.

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