La Nacion (Costa Rica)

Herediano saca valioso empate de Alajuela

Portero Esteban Alvarado vuelve a ser figura ante manudos con atajadas salvadoras

- José Pablo Alfaro R. jose.alfaro@nacion.com

La herida todavía sangra en Alajuela. Cuando el golpe de la final aún retumba, regresó Herediano al estadio Morera Soto para despertar los fantasmas rojinegros. Y lo hizo con un gigante que asusta y es capaz de repeler todo.

Esteban Alvarado parece infalible. Cada silbido que resuena en la grada es como un alimento que fortalece el ímpetu del guardavall­as, intratable cada vez que se aproximó la Liga, en una recital que empezó a los 28 minutos, cuando desvió un remate de tiro libre de Alex López que tenía sello de gol; luego, detuvo la seguidilla de disparos más peligrosa de Alajuelens­e, al 68’, al 70’ y 72’.

No pudo Marco Ureña en dos ocasiones, tampoco Jonathan Moya. A las tapadas del portero florense se suma el poco acierto de los ofensivos de la Liga para convertir, cuando se aproximan con certeza, pero se desinflan al encontrars­e frente a la portería.

Ureña, por ejemplo, dispone de los bríos necesarios para retroceder unos metros y colaborar en la generación ofensiva, en un equipo al que no le falta trabajo; si no es Ureña es Jonathan McDonald, y si no, Ariel Lassiter, que empieza a resentir lo predecible de su juego, en el que necesita, sí o sí, de los espacios en el costado para explotar su velocidad y transforma­rla en peligro. Si lo encierran, se pierde.

Sobre Alajuelens­e, que creó las jugadas más claras de peligro, posa la sombra de un equipo que todavía no logra salir de la oscuridad, golpeado por lo acontecido en la última final y con demasiados desacierto­s en la última jugada.

En el primer tiempo la Liga dominó a placer a los florenses, muy tímido en la elaboració­n ofensiva, pero ordenado atrás. El Team no remató una sola vez a puerta en los primeros 45 minutos, ante la falta de protagonis­mo de Berny Burke y Gerson Torres.

Creció el visitante en la segunda etapa, sin que le alcanzara para disparar con frecuencia. Por lapsos, trató de proponer, quizás consciente de que la Liga podría contragolp­ear y volverse más peligroso. Así fue, con espacios el León desgarró al mediocampo florense con cuatro transicion­es rápidas, tres que terminaron en remates repelidos por Alvarado. A priori, Herediano corrigió e hizo lo suyo.

El ímpetu manudo bajó luego de perder dos de sus cambios a causa de las lesiones de José Salvatierr­a y Luis Sequeira; el segundo sustituyó al primero en el intermedio, pero apenas se jugaban 11 minutos cuando salió lesionado.

Posteriorm­ente, Facundo Zabala denotó una dolencia, pero Alajuelens­e ya no tenía cambios. Con Barlon Sequeira (otro que ingresó de relevo) como lateral improvisad­o y ante la evidente dolencia del argentino, la Liga perdió fuerza por sus costados.

Lo aprovechó el campeón para adelantar las líneas en el epílogo, a raíz del buen ingreso de Nextalí Rodríguez.

En el cierre, una buena corrida de Rodríguez pudo amargar aún más el domingo de los manudos, cuando el ‘velocista’ florense lanzó un centro al epícentro del área que, por poco, cierra Rándall Azofeifa. Apenas desvió José Miguel Cubero para salvar a su equipo.

Un juego de antagónica­s realidades. La Liga ‘estrenó’ portero, ante la decisión de Andrés Carevic de dejar a Adonis Pineda en la grada luego del error cometido ante Pérez Zeledón y tras las secuelas de los fallos de la final. Herediano, en cambio, saca pecho con un Alvarado muy en forma.

Recuperar la autoestima es el gran desafío de los manudos.

Llegó el partido contra Herediano. Mauricio Vargas fue titular y el arquero del alto rendimient­o, Johnny Álvarez, estuvo en la suplencia.

Eso no generó mayor sorpresa. El sábado por la tarde, Andrés Carevic había dicho que Adonis Pineda estaba resentido del golpe en el pecho que sufrió en Pérez Zeledón, cuando pidió cambio.

Para Vargas fue un juego muy tranquilo, quien tocó bola más porque sus compañeros jugaban con él que por remates de los rojiamaril­los.

De hecho, las únicas intervenci­ones reales fueron seis. Una al minuto 3, cuando Gerson Torres remató y él conjuró la pelota sin problemas.

La otra se dio al 75’, al atrapar un intento de Keysher Fuller. También salió por un centro de Torres en el 77’ y al 90’ rechazó de puños un tiro libre de Rándall Azofeifa.

Pero su intervenci­ón más oportuna fue al rechazar con un pie un intento de Nextaly Rodríguez, ya en reposición.

Aparte de eso, Vargas tocó bola en seis ocasiones más.

Quien tuvo más trabajo fue Esteban Alvarado en la puerta florense y en parte, el responsabl­e de que el partido terminara 0-0.

Sin duda, Alvarado se ha vuelto una pesadilla para los rojinegros cada vez que enfrentan al Team.

El presidente erizo, Fernando Ocampo aseguró que confía en sus guardameta­s.

“Esto es un equipo, cuando se equivoca uno, nos equivocamo­s todos, salimos como grupo a acuerparno­s. Hay mucha competenci­a, hay presión en Liga Deportiva Alajuelens­e y hemos estado todos bajo un proceso de evaluación”, expresó el jerarca rojinegro.

Indicó que el cuerpo técnico y el departamen­to de porteros pasa por ese proceso, “pero nosotros estamos convencido­s de las cualidades tanto de Adonis como de Mauricio”.

Sin embargo, no descarta la posibilida­d de efectuar algún ajuste en la plantilla.

“Eso no quiere decir que mientras esté abierta la posibilida­d de reforzar cualquiera de las líneas del equipo no lo vayamos a hacer, pero yo creo que aquí hay que reconocer que las cosas no han salido bien”, citó el dirigente.

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RAFAEL PACHECO Esteban Alvarado fue determinan­te para que su equipo mantuviera la portería en cero. Al final, se convirtió en la pesadilla de Ureña y los atacantes rojinegros.
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JOSE CORDERO El guardameta Mauricio Vargas salió como titular ante Herediano, tras la lesión del cuestionad­o Adonis Pineda.

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