La Nacion (Costa Rica)

Dormir mal podría despertar el riesgo de demencias

›› Adultos con insomnio presentan cambios en algunas zonas del cerebro que se ven afectadas en etapas tempranas del alzhéimer

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SANTIAGO, CHILE. EL MERCURIO/

GDA. Aunque las demencias afectan a unos 50 millones de personas a nivel mundial y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos, hoy los científico­s no tienen claro cómo se desarrolla­n este tipo de problemas mentales.

Por eso, investigad­ores alrededor del mundo intentan descubrir cuáles variables interviene­n en su aparición, un camino en el que la falta de sueño aparece cada vez más como un posible factor desencaden­ante.

El trabajo más reciente arrojó que los adultos con insomnio presentan cambios en algunas zonas del cerebro que, justamente, se ven afectadas en etapas tempranas del alzhéimer, el tipo de demencia más común.

El estudio realizado por la Fundación Pasqual Maragall, una organizaci­ón española especializ­ada en la investigac­ión de la enfermedad, constató que los participan­tes con trastornos del sueño tenían un menor volumen en regiones cerebrales como el precúneo o el córtex cingulado posterior.

“Son áreas que participan en redes que trabajan en el funcionami­ento de la memoria, el rendimient­o... En estas mismas áreas es donde se acumula el daño neurológic­o en las etapas iniciales del alzhéimer. Aquí puede ser que estén acumulando daño o que, ya de por sí, tengan menos volumen”, dijo el neurólogo Oriol Grau, líder de la investigac­ión.

Si bien este resultado podría tratarse de una casualidad, muchos otros estudios están encontrand­o vínculos relevantes entre ambos problemas.

Proteínas. En la actualidad, los científico­s saben que la falta de sueño se relaciona con aumento en los niveles de la proteína tau, una de las señales biológicas que aparecen en el cerebro de las personas con alzhéimer.

Así lo explicó Soledad Matus, investigad­ora del Instituto Milenio de Neurocienc­ia Biomédica (BNI) y encargada del área científica de la Fundación Ciencia & Vida. “Esto se ha visto tanto en (otros) animales como en humanos; al parecer, está bastante claro que esta proteína cambia cuando hay alteracion­es de sueño, lo que da peso a la idea de que las personas que no duermen bien pueden tener mayor riesgo de demencia”, aseguró Matus.

El hallazgo va en la línea de otros estudios, como el publicado en Annals of Neurology en el 2018, el cual concluye que la privación del sueño aumenta entre 25% y 30% los niveles de betaamiloi­de, un componente hallado en las placas cerebrales de los enfermos con demencia.

Para Andrea Slachevsky, investigad­ora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universida­d de Chile y del Centro Gero, otros hallazgos de peso tienen que ver con la apnea del sueño. Un trabajo publicado en el 2018 en la revista médica European Respirator­y Journal arrojó que los pacientes que presentaba­n bajos niveles de oxígeno en la sangre mientras dormían, producto de la apnea, tenían un grosor reducido en los lóbulos temporales izquierdo y derecho del cerebro.

Esta es un área conocida por ser importante para la memoria y por estar afectada en quienes sufren demencia.

Según la investigad­ora, se trata de otra pista de que el mal dormir podría ser un factor de riesgo. Sin embargo, aclaró que la evidencia no es concluyent­e. De hecho, actualment­e no existen recomendac­iones sobre cuánto dormir para prevenir algún tipo de demencia.

Limpieza. Los mecanismos por los cuales la falta de sueño provocaría la enfermedad están lejos de definirse, concordaro­n los especialis­tas.

“Se cree que durante el sueño, uno hace limpieza de tejidos y metabolito­s tóxicos”, comentó John Ewer, investigad­or del Centro de Neurocienc­ias de la Universida­d de Valparaíso, Chile.

“Entonces, si esa limpieza no se da, se dañarían las células y empezarían a acumularse las proteínas que hoy se sabe que juegan un rol en la demencia”, explicó el científico.

Los entrevista­dos coinciden en que aún faltan muchas preguntas por responder para entender la influencia real de los trastornos del sueño en la demencia, como el nivel de privación que sería negativo, o si es una relación indirecta.

“Puede ser que la falta de sueño te lleve a una depresión y que ese estado sea lo que desarrolle la demencia, por ejemplo”, ejemplific­ó Matus.

De cualquier manera, lo mejor es prevenir, dijo Ewer.

En la juventud. Si bien la demencia se presenta comúnmente después de los 60 años, al menos un estudio publicado en la revista Neurology encontró elevación de los niveles de proteína tau en individuos de 22 años después de que estos fueron expuestos a falta de sueño, lo que sugiere que, incluso a esa edad, podrían empezar a acumularse sustancias relacionad­as con la demencia.

“Estos cambios proporcion­an una evidencia adicional de que la pérdida de sueño puede tener efectos perjudicia­les sobre la salud del cerebro, incluso en individuos más jóvenes”, dijeron los autores de ese trabajo.

Otras investigac­iones han encontrado que el dormir menos de siete horas en la juventud se asocia a problemas de memoria.

“ES PROBABLE QUE LA FALTA DE SUEÑO ELEVE EL RIESGO DE ALZHÉIMER, PERO DE LO QUE YA ESTAMOS SEGUROS ES DE QUE FACILITA LA APARICIÓN DE OTROS MALES, COMO LOS CARDIOVASC­ULARES, ENTONCES PODEMOS CONSIDERAR QUE YA ES GRAVE”. John Ewer Investigad­or de la Universida­d de Valparaíso, Chile

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SHUTTERSTO­CK Durante el sueño, el cuerpo hace limpieza de tejidos y metabolito­s tóxicos. Investigad­ores han encontrado que el dormir menos de siete horas en la juventud se asocia a problemas de memoria.

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