Marcel y la chispa de Ronaldo salvan a Cartaginés
›› Novato anotó gol del triunfo en el cierre cuando mejor jugaba Grecia
Marcel Hernández recibió la pelota en la línea medular, levantó la cabeza y corrió sin freno hasta la portería contraria, se sacó cuatro marcas de encima y por poco consigue anotar. Una simple jugada exhibe lo que significa el cubano para los brumosos.
Fuerte, intenso e influyente en cada ataque, Marcel es tan determinante como participativo, reflejo de un equipo que a veces solo encuentra la luz en él, sentenciado por un colectivo inestable, que se desaparece entre las brumas de sus irregularidades.
La enorme repercusión del artillero cubano es el diagnóstico más certero del actual Cartaginés. A veces aparece Paolo Jiménez, en otras ocasiones, Christopher Núñez, quizás los mejores socios de Hernández, sin ser suficiente para ganar con tranquilidad.
Hay potencial en Cartaginés; nadie dudaría de que Hernández es, quizás, el mejor delantero del fútbol tico. Tampoco de la capacidad con balón de Núñez o del talento de Ronaldo Araya, relevo capaz de resolver el embrollo de su equipo.
La falta de capacidad para sostener un marcador y para transformar los chispazos en fútbol solvente transforman al equipo de Hernán Medford en una montaña rusa. No fue diferente contra Grecia, agresivo y luchador aún ante la adversidad.
El primer periodo finalizó igualado a uno, después de que Hernández abrió la cuenta de cabeza al 31’, y tras la anotación del empate de los griegos, obra de Leonel Peralta, al 40’.
El segundo tiempo varió sustancialmente a partir de la expulsión del arquero de Grecia Kevin Ruiz, quien cometió una falta de penal sobre Giovanni Clunie, al 50’. El cubano anotó su segundo gol, que hasta ese momento lo convertía en el único futbolista brumoso en abombar las redes para su equipo luego de cuatro jornadas disputadas.
Fue 12 minutos más tarde, al 62’, cuando Christopher Núñez consiguió el tercero y le permitió a los blanquiazules sumar otro goleador a la tabla.
Brumas infaltables. Parecía una noche tranquila para los anfitriones, cuando Jeikel Venegas cometió una fuerte falta y salió expulsado. Sin necesidad, Venegas terminó en las duchas y cambió la dinámica del partido.
Grecia redobló esfuerzos y con el ingreso de José Leitón incrementó sus ataques por el costado; solo tres minutos después de la expulsión de Venegas, Leitón recibió una falta dentro del área que Aldo Magaña mandó a la red, en el 77’.
De nuevo, Cartaginés se desmoronó.
El visitante apretó el acelerador y metió a los de la Vieja Metrópoli en su área hasta que Álvaro Sánchez anotó el empate, al 82’.
Parecía hundido el club blanquiazul, pero solo un minuto más tarde, un balón largo al área acabó en los pies de Edder Solórzano, de buen rendimiento; el exsantista asistió a Ronaldo Araya, quien disparó fuerte para firmar la victoria de su equipo.
Celebró Ronaldo, ese ‘diamante en bruto’ que todavía no logra los minutos y la repercusión que se espera de él, a partir del talento que muestra cuando el balón le llega. Frente a Grecia, al menos, salvó a su equipo.
Sufrida sí, pero al fin victoria. Una pequeña luz para ‘otro’ Cartaginés. El Pelícano optó por variar la alineación. Mandó a las gradas a Darryl Parker y volvió al once, después de mucho tiempo, Luis Diego Rivas.
Hubo algunos experimentos de buen ver; Solorzano con su despliegue y desequilibrio, Clunie de entrega y lucha en ofensiva, fueron de los más sobresalientes.
Por lo demás, la angustía de Cartaginés pasa por la falta de
estabilidad en el juego.
Hernández parece ser el único futbolista capaz de influir positivamente en el juego y no caer en los habituales baches brumosos.