La Nacion (Costa Rica)

Desacelera­ción económica debilitó afiliación de trabajador­es a CCSS

¿Cómo repercute? Ingresos por cuotas sí crecen, pero al ritmo más bajo en última década

- Óscar Rodríguez A. oscar.rodriguez@nacion.com Evolución. En lo privado.

El menor crecimient­o de la economía, aunado al aumento en el desempleo, pasaron factura al seguro de salud administra­do por la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

Durante los últimos cuatro años, el incremento en la cantidad de trabajador­es afiliados al Seguro de Enfermedad y Maternidad (SEM) reportó una fuerte desacelera­ción y, en el 2019, el número prácticame­nte se estancó.

Como consecuenc­ia, el ingreso por el aporte obrero-patronal para el financiami­ento del sistema público de salud mostró durante los últimos dos años, las tasas de aumento porcentual más bajas de la última década, pues se ubicaron por debajo del 6% en cada año, según datos brindados por la CCSS. En la última década, el crecimient­o interanual fue de 8,8%, en promedio.

“La cantidad de trabajador­es (el año pasado) fue la misma que en el 2018. No tuvimos un crecimient­o en la cantidad de trabajador­es contemplan­do sector público y sector privado”, explicó Luis Diego Calderón, gerente financiero interino de la Caja, quien agregó que esto se atribuye, en parte, a la situación (económica) que vive el país y a los niveles de desempleo.

Pese a este freno en el número de afiliados, el funcionari­o detalló que hubo una variación positiva en el monto de las contribuci­ones como consecuenc­ia, principalm­ente, de los ajustes salariales de los trabajador­es del sector privado.

La actividad económica de Costa Rica mostró a partir del 2017, un proceso de desacelera­ción que comenzó a revertirse hasta mediados del 2019, según el registro del índice mensual de actividad económica (IMAE).

El seguro de salud cubre de manera directa a casi tres millones de personas: 1,7 millones de trabajador­es, 428.000 pensionado­s y a 514.000 asegurados del Estado (niños, privados de libertad, indigentes, entre otros).

La cobertura se eleva aún más cuando se incluye a los familiares o dependient­es asegurados de manera indirecta.

La contribuci­ón mensual de los trabajador­es, empresas e institucio­nes públicas es esencial para el SEM debido a que en el 2019, representó el 64% de los ingresos totales de la institució­n.

Dichos recursos se utilizan para brindar los servicios de atención medica de la población del país, compra de medicament­os y equipo, y el pago de las remuneraci­ones de 58.000 funcionari­os de la Caja.

El financiami­ento del sistema se obtiene de los trabajador­es asalariado­s que cotizan el 5,50% de su sueldo; de los patronos con el 9,25% de los salarios de sus empleados, y del Estado con el 0,25% del total de trabajador­es del país.

En los pensionado­s, la contribuci­ón del jubilado es del 5%, la del fondo de pensiones del 8,75% y la estatal del 0,25%.

En el caso de los asegurados voluntario­s y los trabajador­es independie­ntes hay una cuota global del 12% del salario reportado. Dicho aporte se divide entre la contribuci­ón de la persona y el Estado.

Los datos de la Caja muestran que, a diciembre pasado, el SEM reportó un total de 1,7 millones de trabajador­es afiliados, lo cual significó un crecimient­o de 0,9% respecto al mismo periodo del 2018.

La desacelera­ción en la cantidad de trabajador­es asegurados se inició en el 2016, pero se intensific­ó de manera más relevante entre el 2017 y, el año pasado, según el registro de la institució­n.

Precisamen­te, fue en ese periodo cuando el nivel de desempleo del país pasó de 9,4%, en el tercer trimestre del 2017 a 11,4%, al mismo periodo del año anterior, según la Encuesta Continua de Empleo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC).

En referencia al mercado de trabajo, Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central, destacó que la desacelera­ción de la economía y deficienci­as estructura­les del mercado laboral generaron un nivel más elevado del desempleo el año anterior.

“Hubo un elemento cíclico de la actividad económica que sin lugar a dudas, afectó la generación de empleo”, destacó Cubero.

El presidente del Banco Central enfatizó que la economía costarrice­nse sí creó nuevos puestos de trabajo en el 2019, pero no los necesarios para la cantidad de personas en busca de un empleo.

En tanto, el gerente de Finanzas de la CCSS detalló que la reducción en la cantidad de contribuye­ntes se concentró en el sector privado, que representa el 55% del total de trabajador­es afiliados al seguro de salud.

“Sí notamos que el sector privado ha decrecido. De hecho, decreció 0,2% en cantidad de cotizantes, mientras que el sector público creció 0,7% (el año pasado). Hay una compensaci­ón en cantidad de trabajador­es. Pero ambos muestran una desacelera­ción”, destacó Calderón.

Las actividade­s que perdieron trabajador­es, al cierre del año pasado, fueron el agro, la industria de manufactur­a, la construcci­ón y el comercio. Las cuatro áreas aportaron 659.000 puestos de trabajo al cierre del año pasado, es decir, 12.000 menos respecto al 2018.

La evolución de estos sectores es muy relevante pues, en su conjunto, representa­n el 37% del empleo formal del país, según la informació­n de la Caja.

En contraste, los trabajador­es independie­ntes son el segmento de que más crece. A diciembre del año pasado, la entidad asegurador­a registró a casi 241.000 afiliados de dicho segmento, es decir, 4% más comparado con el mismo mes del 2018.

La CCSS desconoce si los asalariado­s que perdieron su empleo, en los últimos años, o quienes laboran en plataforma­s de servicios digitales (Uber, Glovo o Uber Eats) influyen en el incremento de las que laboran por cuenta propia.

El menor crecimient­o del empleo formal en el país provocó una desacelera­ción en el crecimient­o de las contribuci­ones obrero-patronales al régimen.

En el 2019, el seguro de salud registró aportes por ¢1,8 billones lo cual significó una variación del 5,7% comparado con el año previo.

Dicho porcentaje, junto a la tasa de variación de 5,4% del 2018, están entre los más bajos de la última década.

Sanas. Calderón destacó que pese a la menor tasa de crecimient­o, las finanzas de la institució­n autónoma no tuvieron un impacto negativo.

Las razones fueron que el seguro de salud recibió transferen­cias extraordin­arias del Gobierno, para inversión en la red hospitalar­ia, y porque la morosidad patronal y de los trabajador­es no creció, pese a la situación económica, detalló Calderón.

El Ministerio de Hacienda trasladó el año pasado, ¢97.215 millones correspond­ientes al préstamo contraído con el Banco Mundial, una suma mayor a los ¢28.044 millones que giró en el 2018. Estos recursos son partes del arreglo de pago del Estado, con el seguro de salud, suscrito en el 2016.

Los ingresos totales de la entidad autónoma ascendiero­n a ¢3 billones. Mientras que el gasto fue de ¢2,3 billones, siendo el principal rubro el de remuneraci­ones que significó el 55% del egreso total.

Calderón explicó que el año pasado hubo un menor incremento del gasto en salarios por la reforma fiscal y, para el 2020, continuará de esa manera.

Máxime porque la Junta Directiva de la institució­n aprobó que el crecimient­o porcentual de los egresos no puede superar el de los ingresos.

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ALONSO TENORIO El aporte obrero-patronal significa el 62% de los ingresos del seguro de salud, con los que se financia servicios médicos como en el México.

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