La Nacion (Costa Rica)

Nuevo implante controla el dolor de los pacientes con cáncer

Dispositiv­o se coloca cuando los fármacos tradiciona­les no surten efecto; mujer con afectación en el colon es la primera beneficiad­a

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com ¿En qué consiste? En Costa Rica.

Hay pacientes con cáncer para quienes el dolor es una constante diaria. Algunos de ellos logran controlarl­o con pastillas, inyeccione­s y medicament­os intravenos­os, pero en otros casos el dolor es tan grande que ni siquiera dosis altas consiguen aliviarlo.

Especialis­tas de Medicina del Dolor del Hospital México encontraro­n una solución para estos pacientes: la colocación de un implante que contiene la dosis del analgésico necesario, el cual se va liberando poco a poco para que ellos se sientan aliviados y puedan mejorar su calidad de vida.

Esta informació­n fue revelada con motivo del Día Mundial del Cáncer, que se celebra este martes 4 de febrero.

La primera persona beneficiad­a es una mujer de 56 años, oriunda de San Carlos, con diagnóstic­o de cáncer de colon avanzado.

“Ella es una paciente que, por su nivel de dolor, a veces usaba más de 30 ampollas de morfina en un solo día y esto no lograba aliviarla. Después de que le colocamos el implante, la morfina se suministra de una forma más directa y no debe recorrer un camino tan largo para llegar a sanar el lugar del dolor. Ella pasó de tener 180 miligramos (mg) inyectados de morfina a 1,8 mg al día”, destacó Gabriel Carvajal, especialis­ta en Cuidados Paliativos y quien realizó el procedimie­nto.

La paciente fue intervenid­a en enero pasado y asegura que hoy todo es diferente para ella.

Este dispositiv­o ya había sido colocado antes en el Hospital Max Peralta de Cartago, pero es hasta ahora cuando el Hospital México comienza un programa formal en el país. Aunque no son muchas las personas con estas carac

“ELLA ES UNA PACIENTE QUE, POR SU NIVEL DE DOLOR, A VECES USABA MÁS DE 30 AMPOLLAS DE MORFINA EN UN SOLO DÍA Y ESTO NO LOGRABA ALIVIARLA. DESPUÉS DE QUE LE COLOCAMOS EL IMPLANTE, LA MORFINA SE SUMINISTRA DE UNA FORMA MÁS DIRECTA Y NO DEBE RECORRER UN CAMINO TAN LARGO PARA LLEGAR A SANAR EL LUGAR DEL DOLOR. ELLA PASÓ DE TENER 180 MILIGRAMOS (MG) INYECTADOS DE MORFINA A 1,8 MG AL DÍA”. Gabriel Carvajal Especialis­ta en Cuidados Paliativos

terísticas, los especialis­tas de este centro médico esperan colocar unos 15 al año.

“Ya tenemos vista a una persona a la que le podemos colocar este implante en febrero”, mencionó Carvajal.

El implante es una especie de bomba que contiene el fármaco que la persona va a necesitar (tiene una capacidad de hasta 40 mililitros). Con un software, el médico programa el aparato y le indica la dosis, la hora u horas en las que debe irse liberando y la velocidad a la que el dispositiv­o debe hacerlo.

“Cada caso es diferente, pero la idea es que sea un proceso de liberación lento, que la persona tenga la dosis necesaria en el momento necesario”, explicó Carvajal.

Esa bomba se coloca debajo de la piel, usualmente a nivel del abdomen.

Del aparato sale un catéter o “tubito” que lleva el medicament­o hasta la médula espinal, específica­mente a una zona llamada intratecal; es decir, dentro del saco que rodea a la médula. Este espacio está lleno de líquido cefalorraq­uídeo, lo que facilita la aplicación del fármaco.

De acuerdo con los especialis­tas, si los fármacos llegan vía intratecal, estos se incorporan directamen­te al líquido cefalorraq­uídeo, que está presente en todo el sistema nervioso central. Por ello se consiguen mejores resultados en el control de algunos tipos de dolor crónico; en este caso, del cáncer.

Para hacer el procedimie­nto la persona debe ser sometida a anestesia general y cada paso es seguido con rayos X, de manera que la colocación ocurra lo mejor posible.

La cirugía de implantaci­ón tiene una duración de una a tres horas; en el caso de esta primera paciente, duraron dos horas y media.

Según el especialis­ta, esto no solo alivia el dolor de la persona, sino que también mejora otros aspectos de su calidad de vida. Por ejemplo, los pacientes con dolor de este tipo y que no pueden ser atendidos por los métodos convencion­ales, tienen visitas más recurrente­s al servicio de emergencia­s, sufren efectos secundario­s por la ingesta de medicament­os (dado que a muchos se les deben subir las dosis) y las hospitaliz­aciones son más frecuentes.

“Sabemos que esto puede marcar un antes y un después en la vida de las personas a las que les colocamos el dispositiv­o”, concluyó Carvajal.

El cáncer es una de las enfermedad­es más comunes y la segunda causa de mortalidad en nuestro país. Datos del Registro Nacional de Tumores del Ministerio de Salud señalan que, aproximada­mente, se detecta un paciente nuevo cada hora.

Para el 2015 –año más reciente para el cual hay datos– se diagnostic­aron 11.500 casos. Los más comunes son el de piel (2.981 casos), mama (1.322), próstata (1.016) y el colorrecta­l (863).

En su gran mayoría, estas personas no requerirán de este nuevo implante, pero se muestra como una esperanza para 15 personas cada año.

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