La sentencia del cuaderno
Algunos anuncian la muerte del cuaderno; sí, el tradicional, el de tomar apuntes, el que muchos usamos cuando estudiábamos en la escuela, el colegio y hasta en la universidad.
Si ya estaba en riesgo por lo que significaba para la pérdida de bosque la cantidad de papel utilizado para fabricarlo, ahora, con la llegada de la tecnología al aula y el arribo de nuevas metodologías de enseñanza, está definitivamente sentenciado. Su futuro estaba en entredicho cuando llegó el aprendizaje de idiomas y se utilizó para rellenar espacios y hacer juegos en clase, y también cuando llegaron las computadoras portátiles, las tabletas y los teléfonos. Pero, aun así, algunos devotos de la educación tradicional seguían optimistas porque viviría más tiempo.
Con las nuevas metodologías de enseñanza, las cuales requieren escribir menos y más trabajo en grupo buscando la solución a problemas del entorno o proponiendo proyectos que satisfagan necesidades reales, está escrita la sentencia de muerte de ese elemento.
Cambio de paradigma. Un ejemplo fácil de observar es que los encargados se preocupan porque ven que los niños escriben menos. Se preguntarán por qué en años anteriores los maestros indicaban a los alumnos copiar el texto de las pizarras y ahora tienen pocas palabras escritas en las páginas. Los profesores responderán que en clase los alumnos analizan y conversan más en grupo. Se les da un problema y ellos deben pensar cómo resolverlo consultando Internet, libros o a expertos. Opinarán que nada se gana con que copien y memoricen la materia si no aprenden a pensar de manera crítica. Dirán que son más responsables de su propio aprendizaje.
Tienen razón en considerar que antes se les daba todo hecho y que ahora se les instruye para solucionar problemas y tomar decisiones. De todas formas, como docentes, deberán asegurarse de cumplir el pro
La función de la tecnología no es limitar la escritura, sino apoyarla y estimularla
grama y de revisar lo aprendido por los alumnos, pero la metodología ha cambiado. Algunos levantarán cuestionamientos sobre qué pasará con la estimulación de habilidades motrices y la necesidad de tener una buena caligrafía, lo cual se logra con la práctica de la escritura.
Escritura viva. Sin duda, el niño debe utilizar las habilidades motrices finas y la escritura es una de las formas para facilitar su práctica. Además, no es que con las nuevas tendencias se deja de escribir, sino que se razona más lo escrito. Antes se estimulaban las habilidades motrices sin poner mucha atención a la estimulación cognitiva, con excepción de la memoria; ahora, las nuevas metodologías privilegian el desarrollo de la capacidad de pensamiento, la solución de problemas y la toma de decisiones.
Los estudiantes seguirán escribiendo, pero posiblemente no en el cuaderno, lo harán con el apoyo de la tecnología. De hecho, es un recurso pedagógico muy útil para estimular las destrezas motrices.
Me alegro por el cambio de las metodologías, incluso en la universidad, porque habrá profesionales con habilidades esenciales para adaptarse a diversos ambientes de trabajo y darán un gran valor a las organizaciones donde se empleen porque sabrán solucionar problemas en equipo. Descanse en paz el cuaderno.