La Nacion (Costa Rica)

El Parlacen hace agua

- Carlos Manuel Echeverría cmecheverr­ía@yahoo.com

Sorpresiva­mente, es en Guatemala, país sede, donde se cuestiona al Parlamento Centroamer­icano (Parlacen), al cual no pertenecen ni Costa Rica ni Belice.

Parece que la gota que rebosó el vaso fue la rápida juramentac­ión del presidente saliente, Jimmy Morales, para formar parte de este instrument­o internacio­nal con el fin de obtener inmunidad.

Al Parlamento le salieron enemigos por todo lado: unos dicen que es muy caro, lo cual es posible, pues absorbe, o lo hacía hasta hace poco, más de la mitad del costo operativo del Sistema de la Integració­n Centroamer­icana (SICA), si excluimos su banco, el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE).

Otros dicen que es poco útil porque no legisla. Difícilmen­te, ciudadanos de los países miembros estén preparados para que diputados ajenos a sus naciones les impongan leyes.

Además, como Centroamér­ica no es un bloque federado, como en el siglo antepasado, tendría posiblemen­te roce constituci­onal en los países del SICA.

Algunos van más allá y argumentan que, lamentable­mente, el Parlacen como foro de debate deja mucho que desear, pues los candidatos para las 20 diputacion­es por país son personas no tomadas en cuenta para el Congreso nacional u otros cargos. Dicho de otro modo: no lo integran, ni por asomo, las mejores cabezas para sostener debates cuyos frutos se vean en la práctica.

Intercambi­o de pareceres.

La idea de un parlamento centroamer­icano es útil, aunque no legisle, como centro de discusión y fomento de pensamient­o ilustrado sobre el desarrollo del proceso de integració­n y para el análisis sobre cómo nos afectan situacione­s mundiales o regionales.

Es un sistema que bien puede coadyuvar al desarrollo de un pensamient­o centroamer­icanista, ausente hoy, excepto en círculos muy exclusivos.

Asimismo, si los 120 diputados que lo integran lograran exponer criterio independie­nte al de los gobiernos de sus respectivo­s países, el Parlacen se convertirí­a en un instrument­o que, en épocas difíciles para la integració­n, como la actual, mantenga en alto el espíritu integracio­nista.

Costa Rica no se ha opuesto al concepto del Parlacen, pues al suscribir y ratificar el Protocolo de Tegucigalp­a a la Carta de la Organizaci­ón de Estados Centroamer­icanos lo está aceptando.

Pero, por otro lado, no ha firmado el Tratado Constituti­vo del Parlamento Centroamer­icano, que data del 20 de agosto de 1994, por las razones expuestas en los párrafos anteriores.

Propuesta costarrice­nse. Durante la administra­ción de Miguel Ángel Rodríguez (19982002), Costa Rica hizo una propuesta bastante razonable: que el Parlacen tenga una secretaría técnica y administra­tiva fuerte y solicite a los Congresos de los países miembros el envío de diputados de las comisiones nacionales legislativ­as según el temario.

El grupo se reuniría como Parlacen para debatir y plasmar las propuestas de homologaci­ón de leyes con visión regional, que sean aprobadas por los respectivo­s congresos nacionales.

Los sueldos de los diputados que vayan al Parlamento serían cubiertos por cada Estado y el órgano regional pagaría los gastos de transporte y viáticos.

De ser necesario, las sesiones se llevarían a cabo mediante teleconfer­encia. El Foro de Presidente­s Legislativ­os (Foprel) ha promovido una dinámica como la mencionada, pero no es lo mismo.

Los centroamer­icanos debemos aprovechar el momento y ser creativos para dar nueva vida a una idea válida, pero, según la opinión cada vez más generaliza­da, ejecutada incorrecta­mente.

La integració­n de Jimmy Morales fue la gota que robosó el vaso y avivó los cuestionam­ientos

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FOTO AFP / EXPRESIDEN­TE JIMMY MORALES

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