Laguna del Irazú podría desaparecer este mes
La laguna del volcán Irazú podría secarse este mes, según las estimaciones de científicos y guardaparques.
Lo anterior, porque el nivel ha venido bajando y los meses que siguen son más secos. También, porque presenta algunos agrietamientos por donde se filtra el agua llovida que la forma.
Se estima que en tres semanas desaparecerá de nuevo, como ocurrió en el 2013. Hubo que esperar casi cuatro años para verla de nuevo.
La importancia de las lagunas en los volcanes radica en que capturan gases y otros fluidos y los preservan, por lo que las muestras de agua que los vulcanólogos toman son de gran ayuda para el análisis de lo que sucede adentro, afirmó Eliécer Duarte, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).
“Sirve porque permite estimar un volumen de salida de los principales conductos de un cráter y también estimar las concentraciones de gases magmáticos y no magmáticos”, explicó el especialista.
Añadió que también sirven como amortiguador en eventuales erupciones.
Durante los últimos años, el burbujeo que se notaba a las orillas del lago evidenciaba la salida de gases de forma más evidente. Cuando no hay laguna, es necesario recurrir a instrumentos para medir la salida de esos vapores.
La laguna, cuya formación es recurrente, reapareció en el 2017, alcanzando en junio del año pasado unos 12 metros de profundidad. Sin embargo, en el 2001, era de 30 metros. Nunca volvió a ser tan profunda porque mucho material de las paredes cayó y la hizo menos honda.
Agrietamientos. Años atrás, hubo abundante actividad sísmica que afectó el macizo y aceleró la constante caída de materiales por la pared norte, que está cercana a la laguna.
Lo empinado de esa pared, de unos 300 metros, hace que fragmentos bajen casi en caída libre.
La pared del oeste también presenta un acelerado deterioro.
De acuerdo con el guardaparques Henry Villalta, ese volcán es actualmente el segundo parque nacional más visitado. Solo en enero, recibió a unas 38.000 personas que pagaron el boleto, sin contar niños ni adultos mayores.
El funcionario explicó que uno de los atractivos de los últimos años ha sido la laguna; no obstante, el coloso también era muy visitado antes de que reapareciera el lago.
El fácil acceso por carretera, los diversos cráteres, la visión a 360 grados, la vegetación propia de la zona, el hecho de que sea el volcán más alto del país (3.432 metros sobre el nivel del mar) y las ofertas turísticas de los alrededores, hacen que nacionales y extranjeros lo visiten.
Cuando el tiempo está despejado, la visitación es tanta que se forman filas de varios kilómetros a la entrada, tal y como ocurrió el 26 de enero, día en que compraron el tiquete 3.100 personas, dijo Villalta.
Los turistas nacionales y residentes pagan ¢1.000 y los foráneos, $15.