La Nacion (Costa Rica)

Misión Solar Orbiter lista para explorar tormentas del Sol

Sonda europea permitirá estudiar partículas que vienen de nuestra estrella

- CABO CAÑAVERAL. AFP. Meteorolog­ía espacial.

La misión Solar Orbiter emprenderá el domingo su viaje espacial para explorar los “vientos” del Sol, un fenómeno cargado de partículas potencialm­ente nefastas para las telecomuni­caciones, y capturar imágenes inéditas de nuestra estrella.

La sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboraci­ón con la Administra­ción Nacional de la Aeronáutic­a y el Espacio (NASA), partirá de Cabo Cañaveral, en Florida. A bordo lleva diez instrument­os científico­s, que suman 209 kilos de carga útil.

Tras su paso por las órbitas de Venus y Mercurio, el satélite, cuya velocidad máxima será de 245.000 km/h, podrá acercarse hasta 42 millones de km del Sol, menos de un tercio de la distancia que lo separa de la Tierra. Con esta trayectori­a, Solar Orbiter “podrá mirar al Sol directamen­te”, explica a la AFP Matthieu Berthomier, investigad­or del Centro Nacional de Investigac­iones Científica­s (CNRS), de Francia.

Los nuevos datos completará­n los compilados por la sonda Parker de la NASA, lanzada en el 2018, que se acercó todavía más de la superficie del astro (entre 7 y 8 millones de km), pero sin la tecnología de observació­n directa.

Con seis instrument­os de tomografía, la sonda europea revelará las imágenes más cercanas al Sol jamás captadas. Mostrará, además, por primera vez, los polos de nuestra estrella, de la que solo se conocen las regiones ecuatorial­es.

Otros cuatro instrument­os de medición in situ permitirán sondear el entorno del Sol.

Uno de los objetivos de la misión es “comprender cómo el Sol crea y controla la heliosfera”, la burbuja magnética que rodea todo el sistema solar, resume Anne Pacros, responsabl­e de misión y carga útil de la ESA.

Esta burbuja está impregnada de un flujo ininterrum­pido de partículas llamados vientos solares. “Los vientos solares pueden ser lentos o rápidos e ignoramos de qué depende esta variabilid­ad. Esperamos averiguarl­o”, dijo Miho Janvier, del Instituto de Astrofísic­a Espacial e implicada en dos instrument­os de la misión.

A veces, los vientos solares son perturbado­s por erupciones que eyectan partículas cargadas que se propagan en el espacio. Estas tempestade­s, que son difíciles de pronostica­r, tienen un impacto directo sobre la Tierra: cuando golpean la magnetósfe­ra, provocan, como mínimo, las bellas e inofensiva­s auroras polares. Pero el impacto puede ser más peligroso.

“Los vientos solares alteran nuestro entorno electromag­nético. Es lo que llamamos la meteorolog­ía del espacio, que puede afectar nuestra vida diaria”, afirmó Berthomier.

La mayor tormenta solar conocida es el “evento de Carrington”, de 1859: destruyó la red de telégrafos en Estados Unidos, propinó descargas eléctricas a varios agentes, quemó papel en las estaciones y la aurora boreal fue visible en latitudes inéditas, hasta

América Central.

En 1989, en Quebec, la modificaci­ón del campo magnético de la Tierra creó una corriente eléctrica de gran escala que, por efecto dominó, provocó un gigantesco apagón.

Al observar las regiones solares donde nacen estos vientos, la Solar Orbiter “permitirá elaborar modelos para mejorar las previsione­s. Si sabemos que una tormenta solar va a caernos encima en uno o dos días, tendremos tiempo de protegerno­s interrumpi­endo los sistemas eléctricos de los satélites”, anticipó Berthomier.

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AFP/NASA Tras su paso por las órbitas de Venus y Mercurio, el satélite podrá acercarse hasta 42 millones de kilómetros del Sol.

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