Luis Almagro rechaza haber polarizado la OEA
Entidad tendrá elecciones el 20 de marzo; ganador requiere 18 votos
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, defendió ayer su gestión frente a los dos candidatos que desafían su aspiración de ser reelegido el 20 de marzo y que critican la “polarización”.
A pocas semanas de las elecciones, Almagro busca comprometer los 18 votos que necesita para ser confirmado en el cargo a la cabeza de la Organización con 34 miembros activos.
El diplomático uruguayo dijo en una presentación ante el Consejo Permanente en Washington que el primer desafío que enfrentó en el 2015 fue recuperar la “relevancia de la OEA” y que su liderazgo devolvió a la institución “su lugar central como foro político hemisférico”.
El funcionario declaró: “Le hemos dado a la OEA la relevancia política que merecía, el papel de ser el foro político principal del hemisferio, le hemos dado a la OEA vigencia”.
Pero Almagro tiene dos rivales de peso: la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa, quien fue presidenta de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y el peruano Hugo de Zela, un avezado diplomático.
En un intercambio ante el Consejo, los dos rivales de Almagro destacaron las críticas a la polarización en la Organización durante su mandato y resaltaron que ninguno de los dos se presentará a la reelección como secretario general en caso de ser elegidos.
Almagro –quien cuenta con el apoyo de Estados Unidos– defiende un estilo directo y describe al presidente venezolano, Nicolás Maduro, como un “dictador con todas las de la ley”, en tanto defiende herramientas polémicas como las sanciones económicas contra Caracas.
En la OEA, la banca de Venezuela la ocupa Gustavo Tarre, un representante del líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países.
Espinosa, de 55 años, dijo a la AFP que un mandato suyo al frente de la OEA “cicatrizaría” la polarización y que impulsaría un diálogo con “hoja de ruta” para poner fin a la crisis en Venezuela.
Al tomar la palabra ante el
Consejo Permanente, prometió “retirar el polvo y el olor a naftalina de la OEA”.
Para la diplomática ecuatoriana, es necesario “comunicar más y mejor, eliminando posiciones personales”.
Por su lado, el peruano aseveró que la función del jefe de la OEA es “mantener una relación funcional con los Estados miembros” y que su papel “no reside en el protagonismo en las redes sociales”.
En su criterio, la Secretaría General “tiene que ser parte de la solución, su papel no puede ser exacerbar la crisis”, en alusión a Venezuela.