La Nacion (Costa Rica)

Viejo dicho en nuevas circunstan­cias

- René Jiménez Fallas renejimene­zfallas46@gmail.com

Allá por los años sesenta, escuché decir por primera vez, a algunos políticos, “estamos jodidos todos ustedes” en referencia a las situacione­s socioeconó­micas difíciles del país.

La crisis económica actual ha puesto al descubiert­o nuevas voces para el refrán, quienes hasta podrían reclamar el uso como “derecho adquirido”. A saber, el Poder Judicial, las universida­des públicas y otros entes estatales.

Ningún ciudadano bien informado y respetuoso de la democracia sería capaz de estar en contra de la independen­cia judicial. Nadie pone en duda la capacidad y probidad de la mayoría de los jueces; la ciudadanía, en general, tiene confianza en su trabajo y decisiones. Sin embargo, la resistenci­a de los altos jueces a cumplir la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas y su argumento de proteger la división de poderes, la independen­cia judicial, el Estado de derecho, etc., da la impresión, más bien, de ser una defensa de otros intereses ajenos al espíritu de la ley, por lo cual, resulta ofensivo para la inteligenc­ia de la ciudadanía que subestimen nuestra capacidad de razonar, deducir y tener sentido común para comprender el fondo de la resistenci­a.

La reforma fiscal tampoco

Debe ser difícil reconocer cuando la defensa no es por el país, sino por el bolsillo

viola la autonomía de las universida­des públicas ni de otros entes estatales, como han afirmado los grupos de oposición, pues su alcance no modifica de manera alguna sus competenci­as esenciales: la enseñanza y la investigac­ión en beneficio del país.

Debe ser incómodo y desagradab­le atreverse a decir con claridad que no le toquen el bolsillo a uno, en especial cuando está abultado por los beneficios que otros no reciben, pero es aún más duro hacerlo cuando esos otros son la enorme mayoría solidaria, que se soca la faja y contribuye con su aporte a nuestra endeble economía.

Avances. Es digno de reconocer el buen trabajo de la Asamblea Legislativ­a y el Poder Ejecutivo en estos casi dos años, aunque aún está pendiente la ley de empleo público.

Es de esperar que ambos poderes sigan actuando de la misma manera y, así, el refrán con el cual se inicia este artículo no regrese más al ámbito político.

Lo que hace falta ahora es que la Sala Constituci­onal no se desvíe de su renovado camino y sirva de inspiració­n para que la Corte Plena pueda desvincula­rse del significad­o de tan insensible pensamient­o.

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