Liga alcanza a florenses a punto de ir al Rosabal
Con goles en el cierre del partido derrota 2 a 0 a Pérez Zeledón
La fórmula se repite, sin secretos. Tal parece que cuando se trata de visitar el estadio Alejandro Morera Soto lo único que cambia en la propuesta rival es el color de camiseta. Esta vez fue Pérez Zeledón, en el pasado Jicaral, pero la ruta siempre conduce por el mismo camino: replegarse y armar una muralla férrea.
El León sufre demasiado cuando le aplican esta fórmula y ‘PZ’ solo apela a que su fortaleza nunca se agriete. Su propuesta, muy mezquina en ataque, acabó por fracasar.
La Liga sacó la faena (sudando, como siempre que se le encierran) con Dylan Flores como un faro que, por muchos lapsos, enciende y en otros se apaga; Alex Lopez asumiendo la tarea en la generación y el tan cuestionado Anthony López de regreso, en plena reconciliación con la grada, que lo silbó en la primera que tocó, pero acabó por aplaudir su anotación.
A la Liga le cuesta un mundo abrir libretos cerrados; el adversario retrocede la línea de presión, cede la iniciativa, cierra los espacios y obliga a Alajuelense a rotar el balón de un costado a otro, la mayoría de veces con poco acierto cuando se aproxima al área.
En medio de las dificultades rojinegras para romper con claridad a través del juego de asociación, aparece Dylan Flores como un bálsamo en la propuesta manuda.
Sin que todavía luzca en plena forma, el volante es capaz de utilizar otros recursos individuales, a veces escasos dentro de la receta ofensiva de Alajuelense.
Flores juega de primera intención para generar una pared cerca del área, remata de media distancia o lanza un pase filtrado. Fue un disparo suyo desde fuera del área la más clara del local, y la que obligó a Néstor Mena a lanzarse para desviar la pelota.
Ante la necesidad de la Liga de proponer, ‘PZ’ optó por jugar al error, con pocas incursiones en ataque y más preocupado por evitar que le anotaran que por tratar de ganar.
Ni las evidentes bajas de la
Liga en ataque (Lassiter, McDonald y Ureña) sacaron a los generaleños de su premisa de limitar al máximo la propuesta de ataque rojinegra, aunque esto significara generar muy poco en ofensiva.
Esto al final provocó que el duelo se convirtiera en un monólogo manudo, pero con escasa profundidad. Lo del joven Geancarlo Castro se redujo a tres aproximaciones por el costado derecho, sin que al final tuviera la precisión necesaria para lanzar un centro claro.
A Flores se le unió, por lapsos, Alex López, más enfocado en distribuir y oxigenar el eje medular que en transformar el dominio en jugadas de peligro.
En el segundo periodo, el
León incrementó la intensidad. Después de mucha insistencia, encontró algunos espacios cerca del área, con Jonathan Moya como pivot y las incorporaciones de Barlon Sequeira y Flores como elementos diferenciadores.
Entre los minutos 50’ y 65’, Alajuelense sorteó los obstáculos y agrietó la muralla de los guerreros, cuando lo intentaron con dos remates desviados de Sequeira y otro de Moya.
Insuficiente para perforar las redes de Néstor Mena y su retaguardia, que con el paso de los minutos se hacía más fuerte y crispaba los ánimos de la feligresía manuda.
No fue hasta el 70’, cuando el catracho López cobró un tiro libre que se desvió en la barrera y se coló en la portería de Mena. Fue esta la única fórmula para romper el cerrojo.
En el cierre, Andrés Carevic mandó a la cancha al ‘olvidado’ Anthony López, a quien silbaron unos segundos y luego lo aplaudieron, cuando pisó el área, remató a puerta y se encargó de liquidar el enfrentamiento con un potente disparo.
No jugaba el volante por decisión del club, que supuestamente lo vendería al fútbol de Canadá; no se llegó a ningún acuerdo y el menor de la dinastía López regresó a la cancha para sacudirse de las críticas y confirmar la victoria eriza.