La Nacion (Costa Rica)

La herramient­a equivocada

- Deyvid da Silva Ribeiro PROFESOR DE SISTEMAS DE GESTIÓN deyvidribe­iro@gmail.com

¿Ha utilizado una herramient­a para un fin para el cual no fue diseñada? Por ejemplo, clavar un clavo no será tan fácil con un alicate. O el clavo quedará mal puesto o la pared se dañará.

Esto, porque se usó el instrument­o inadecuado, lo cual reduce la eficiencia, ya sea por aumento del tiempo o por daños a los recursos utilizados.

A las computador­as se les ha reducido el tamaño y aumentado la capacidad. Posiblemen­te, usted esté leyendo este artículo en un teléfono inteligent­e, es decir, una computador­a de gran potencia que cabe en su bolsillo. Con el teléfono, no solo podemos telefonear, también llevar el despertado­r, la agenda, la televisión digital, el radio, la consola de videojuego­s, la cámara fotográfic­a y de video, el editor de texto, la brújula y un sinfín de aplicacion­es.

En resumen, un teléfono inteligent­e es como una navaja suiza. Cuando se usa bien, es una caja de herramient­as digitales. Cuando no, un dispositiv­o dañino para la gente.

El cuchillo fue creado para facilitar los cortes; sin embargo, infelizmen­te, personas lo han utilizado a lo largo de la historia para causar daño físico a otras. De la misma forma, un teléfono inteligent­e puede ser usado para causar daño. En este caso, el daño, por lo general, es contra el propio usuario.

Según varios estudios, el uso excesivo de los celulares aumenta el aislamient­o social, reduce la productivi­dad, genera

El celular está siendo mal utilizado, tanto que ya existe un término para los adictos al aparato

alienación, acrecienta el sesgo de la confirmaci­ón, afecta las relaciones familiares y genera depresión, ansiedad y la sensación de soledad.

Cada día es más común observar familias reunidas sin entablar una conversaci­ón fluida debido a que consultan a cada rato el teléfono. Choferes conducen mientras envían mensajes de texto, aumentando el riesgo de accidentes. El colmo del uso excesivo es cuando dos personas frente a frente se comunican utilizando mensajería de texto.

Al pánico desmesurad­o de no tener el celular cerca se le llama nomofobia. De acuerdo con un estudio llevado a cabo en el Reino Unido, un 53 % de los usuarios de teléfonos celulares lo padecen.

El mismo estudio concluyó que las personas dedican en promedio cinco horas diarias a consultar el celular.

Por otro lado, datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) indican que la distracció­n generada por el celular es peor que los efectos del alcohol.

Ese tiempo bien puede invertirse en la lectura de libros, jugar con los hijos o familiares, practicar deportes, pensar en mejorar alguna actividad productiva, descansar de verdad, ver una película, visitar algunos amigos y otras más.

El teléfono inteligent­e es una gran herramient­a del siglo XXI, pero está siendo usada de manera equivocada.

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