La Nacion (Costa Rica)

Hogares consumen menos energía por aumento de tarifas

En busca de ahorro Aresep atribuye tendencia a un mayor uso de gas, luces led y dispositiv­os eficientes Cambio de hábitos Consumo en horario nocturno permite a familia bajar su recibo de ¢44.000 a ¢23.500

- Yeryis Salas yeryis.salas@nacion.com

El año anterior, la tarifa eléctrica de María, quien vive con tres personas más en San Rafael de Heredia, alcanzó una suma exorbitant­e. Su hogar ahora paga ¢68.000 mensuales en promedio, pero no se explica el por qué.

“Hemos tomado medidas como cambiar todos los bombillos a luces led, disminuir el uso de lavadora y secadora, tratar de hacer tandas de comida de una sola vez ”, relató la mujer.

“Plancho como cada dos semanas las camisas de mi esposo, pero no duro ni hora y media, apagamos las luces que no se usan, duramos menos en la ducha, hemos hecho varias cosas, pero el recibo nunca baja”, agregó.

María, quien solicitó mantener su identidad protegida, es parte de la creciente legión de abonados que en los últimos años se viene esforzando por disminuir el consumo de energía y bajar su recibo mensual.

Esta tendencia se hizo especialme­nte notoria entre el 2017 y 2019, mismo periodo en que las tarifas eléctricas en general experiment­aron un leve incremento.

De hecho, en el 2019 el consumo de luz se acercó al punto más bajo que se ha registrado desde 1997, según datos de la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep).

En 1997, los hogares en Costa Rica consumiero­n un promedio de 217 kilovatios hora (kWh) al mes. La cifra aumentó de forma gradual hasta alcanzar 238 kWh en el 2006, pero a partir de ese año inició el descenso.

El año anterior, la demanda fue de 208,41 kWh al mes, una disminució­n de un 12,43% con respecto al pico de 13 años antes. Este uso eléctrico fue casi idéntico al punto más bajo de 208,04 kWh, registrado en el 2014.

Si se divide el dato por empresas de distribuci­ón eléctrica, no todas se han comportado de la misma manera.

Por ejemplo, en la última década los usuarios de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) bajaron su consumo en un 10%: pasaron de consumir 258 kWh al mes en el 2010, a 232 kWh en el 2019.

Mientras tanto, los abonados de Coopeguana­caste consumiero­n un 17% más de electricid­ad en ese mismo plazo, al de pasar de 259 kWh al mes a 303 kWh.

A pesar de los datos, Aresep evita afirmar que exista un cambio en el comportami­ento de los abonados, pues alega que no hay estudios que comprueben tal hipótesis.

“La investigac­ión tiene un costo elevado. Lo estamos valorando, podría ser uno de nuestros proyectos para el próximo año. Un estudio a profundida­d, que nos diga por qué ha disminuido, genera una inversión importante que en este año no está dentro de nuestros proyectos”, afirmó Jorge Espinoza, de la sección de informació­n de la Intendenci­a de Energía.

No obstante, el funcionari­o sí mencionó algunas posibles causas.

Una de ellas, indicó Espinoza, es que en el país se extendió el uso de tecnología que busca eficiencia energética.

“Tenemos lavadoras y refrigerad­oras que consumen menos energía, ya no usamos lámparas incandesce­ntes sino que usamos led, se usa muchísimo gas. Por otro lado, los hogares ahora están implementa­ndo paneles solares”, comentó.

Una mayor conciencia en cuanto a ahorro de electricid­ad, así como la disminució­n en la cantidad de personas que viven por hogar, podrían ser otros factores que influyen en el fenómeno.

Explicacio­nes similares fueron brindadas por funcionari­os de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) y de la Junta Administra­tiva de Servicios Eléctricos de Cartago (Jasec) consultado­s por La Nación.

Efecto en tarifas. Si bien el consumo de energía en los hogares de Costa Rica llegó a los niveles más bajos en las últimas décadas, las tarifas no siguen la misma tendencia.

Los datos de Aresep, que van de 1997 al 2019, muestran que los costos residencia­les llegaron a un máximo de ¢100 por kWh en el 2013. Esta cifra se alcanzó tras un incremento del 22,5% con respecto al 2012, el más alto en dicho periodo.

En aquel momento de alarma entre la población, las industrias analizaban el traslado de operacione­s.

Además, el Programa de Energías Limpias del Instituto Tecnológic­o de Costa Rica atribuía los altos precios a una menor demanda, pocas lluvias para generación hidroeléct­rica, ineficienc­ia en el uso de las plantas del Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE) y el abuso de hidrocarbu­ros para generación térmica de energía.

Desde entonces, el mercado se estabilizó, y los precios promedio del 2019 (¢90 por kWh) se acercan a los del 2010 (¢91,5 por kWh). No obstante, el año anterior hubo un segundo aumento consecutiv­o, luego de que en el 2017 se llegara a ¢85,8 por kWh.

Los incremento­s en las tarifas obedecen, en parte, a los proyectos hidroeléct­ricos en los que invierten las empresas, con el propósito de disminuir sus costos de producción frente a una población creciente.

José Francisco Hidalgo, director de Energía Eléctrica y Alumbrado de la ESPH, explicó que “del 2000 al 2010 hubo un resurgimie­nto en temas de generación en este país, donde varias empresas empezaron a desarrolla­r proyectos de generación”.

“Nosotros estábamos desde hace muchos años con solamente un proyecto, que era la planta Jorge Manuel Dengo, que se construyó en 1948 y se terminó en 1952. Pero posterior a eso, en los años 2000, vemos el nacimiento de nuevos proyectos y necesidade­s”, señaló.

Después del punto álgido del 2013, el país incrementó el uso de energía eólica y logró estabiliza­r los precios al evitar la más costosa energía térmica, afirmó Rubén Zamora, asesor legal y vocero de la Cámara de Empresas Distribuid­oras de Energía y Telecomuni­caciones (Cedet).

En los costos tarifarios también existen diferencia­s entre las empresas distribuid­oras.

En el 2019, las tarifas para los usuarios del ICE fueron en promedio de ¢99,39 por cada kWh, mientras que para los de Jasec fueron de ¢76,34 por kWh.

Si se consideran los bloques de consumo en los que las empresas cobran la electricid­ad, un abonado del ICE que utilizó 208 kWh debió pagar ¢17.892, mientras que en el mismo escenario, un cliente de Jasec desembolsó ¢14.912 por kWh, es decir, un 20% menos.

Las diferencia­s obedecen, dijo el ICE, a que su servicio debe alcanzar zonas rurales con menos población y donde la instalació­n de infraestru­ctura eléctrica resulta más cara

“Al comparar las tarifas residencia­les del ICE con las de otras empresas distribuid­oras –con más concentrac­ión y menor cobertura geográfica– deben tomarse en cuenta los factores mencionado­s, ya que los montos de inversión y de

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JoSE CorDEro Los hogares costarrice­nses muestran, en promedio, una tendencia a reducir el consumo de electricid­ad. Aresep alega que hace falta un estudio para verificar que este comportami­ento obedezca a las tarifas de la energía.

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