La Nacion (Costa Rica)

‘Vox populi’

- QUÍmiCo duranayane­gui@gmail.com

QFernando Durán Ayanegui ue nadie se asuste. No importa lo que eso signifique, no se trata de perder la fe en la democracia, pues con la verdad en estado de delicuesce­ncia ni el agua es definible. Le propongo al paciente lector que “se meta en la red”, busque el significad­o de “Bosco Ramos” y no se detenga, en la sopa de datos resultante, en el despliegue relativo a la Casa Salesiana Don Bosco Ramos Mejía porque la informació­n sobre ese centro educativo argentino no difiere en nada de la de un respetable colegio religioso de Mata Redonda, Costa Rica. Ponga atención a la que se refiere a Bosco Ramos, elegido hace 39 años alcalde de la localidad california­na de Sunol.

Hablamos de una población ubicada en una próspera región del país más avanzado del mundo, aquel en el que hablar en español o en cherokee puede provocar la muerte del hablante a manos de un supremacis­ta blanco: justamente por eso nos impresiona profundame­nte que en semejante lugar fuera elegido alcalde alguien llamado Bosco Ramos. Como decir Pedro Pérez. Mas, en fin, la democracia es la democracia y, aunque no con frecuencia, puede permitirse resultados de ese tipo. ¡Aleluya!

Sin embargo, antes de batir palmas, tomemos nota de esto: cuando un día el alcalde de Sunol, Bosco Ramos, se unió a una manifestac­ión de protesta frente al consulado de la República Popular China en San Francisco, California, iba atado a la traílla de su dueño, pues Bosco era un perro que seguiría como alcalde hasta el día de su muerte ocurrida en 1994. El punto es: si “sorpresas te da la vida”, la democracia también.

No nos adelantemo­s a elucubrar en torno a otros inexplicab­les resultados electorale­s ocurridos en años recientes en el norte del continente. Resulta que, en 1967, en la ciudad de Picoazá, de la provincia de Manabí, Ecuador —de la que también forma parte la ciudad de Alajuela, hija de su homónima costarrice­nse— hubo elección de alcalde y, a la hora del conteo —se podía votar por candidatos no enlistados—, el ganador fue el “Honorable Pulvapies”, quien no sabemos si llegó a asumir el cargo, ya que en Ecuador Pulvapies no es un apellido sino una marca de talco para el aseo de los pies.

Es decir, también en América Latina se cuecen habas y, bueno, no tenemos derecho a quejarnos de los resultados: así es la democracia.

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