Funerales sin misa, ningún abrazo y pocos dolientes
PARÍS. El confinamiento en varios países europeos obligó a hacer cambios en los funerales, que se celebran en la más estricta intimidad, lo que, según los psicólogos, podría dejar secuelas en los allegados que no pueden llegar a despedirse.
Las autoridades ordenaron que para combatir el coronavirus, solo se autorizaba la presencia de 20 personas acompañando al difunto en cementerios y crematorios.
Este número máximo permitido, así como las restricciones de desplazamientos, pueden impedir a los nietos despedirse de una abuela, por ejemplo.
La Conferencia Episcopal de Francia indicó que tampoco habría misas, sino una simple “celebración”.
El breve acto religioso puede celebrarse también en el cementerio. Pero no hay libro de condolencias por motivos sanitarios y los participantes no pueden consolarse abrazándose.
Por su parte, el Consejo Francés del Culto Musulmán decidió suspender el aseo habitual a los difuntos.
Italia fue todavía más lejos al suspender todas las ceremonias religiosas, “incluidos los entierros”.
Anteayer, en la ciudad italiana de Bérgamo, muy golpeada por el virus, las carrozas fúnebres esperaban en fila frente un cementerio, y en Sicilia, 48 personas fueron multadas por haber seguido un cortejo fúnebre.
Personal funerario llevó ayer un féretro a un cementerio en Bérgamo, Italia.