Coronavirus obliga a cerrar puertas de todas las cárceles del país
››Traslados o visitas intracarcelarias suspendidas hasta nuevo aviso
Desde este viernes 20 de marzo, todas las cárceles del país tienen las puertas cerradas para evitar la propagación del coronavirus entre la población penal, confirmó el Ministerio de Justicia y Paz.
La decisión fue tomada luego de que las autoridades comunicaran, el jueves pasado, que había 89 casos confirmados de covid-19 en Costa Rica. En el sistema penal no hay enfermos reportados.
La última directriz que había emitido la cartera sobre este tema fue el jueves y en esta se indicaba que la visita quedaba limitada a una sola persona por recluso y que debían asegurarse de que los asistentes no fueran adultos mayores ni enfermos crónicos.
Sin embargo, horas después, Justicia cambió de criterio y cerró las puertas de todas las prisiones, acatando así las recomendaciones del Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura (MNPT), ente adscrito a la Defensoría de los Habitantes.
Esta institución recalcaba que, si bien la visita es un derecho de los privados de libertad, en este caso era necesario suspenderla para garantizar la buena salud a los reclusos.
Esta medida rige hasta nuevo aviso y será revisada cada semana para determinar si es necesario mantenerla.
Cuando se confirmaron los primeros casos de coronavirus en el país, la ministra de Justicia, Fiorella Salazar, fue enfática en decir que solo cerrarían las prisiones si existía algún caso sospechoso o si el Ministerio de Salud giraba una orden sanitaria.
Hasta ahora no ha ocurrido ni una ni otra situación. La medida obedece, principalmente, a apoyar el llamado de Salud para que las personas permanezcan en sus casas y así evitar la propagación del virus.
En este caso puntual, tomar esta decisión contribuye a que los visitantes no acudan a las cárceles, sino que se queden en sus viviendas.
Eso sí, como las autoridades reconocen que un derecho del privado de libertad es mantener contacto con sus familiares o amigos, Justicia informó de que comenzó a coordinar con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para tener más teléfonos públicos en los centros penales.
Otras medidas. De igual manera quedaron suspendidas las visitas tanto inter como intracarcelarias (cuando un reo va a visitar o otro recluso, sea en la misma prisión o en otra).
Las salidas de privados de libertad a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se limitan solo a casos de emergencia. Se deben, entonces, reprogramar citas y procedimientos electivos.
Los traslados entre centros penales, si bien no están suspendidos, sí se realizarán solo cuando exista una “urgencia justificada”.
Paso a paso. La decisión de suspender las visitas se tomó luego de que el Ministerio de Justicia viniera trabajando de manera constante para prevenir el contagio de la población
penal.
Entre las primeras directrices que se dictaron estaba pedir la ayuda a los reclusos para hacer una limpieza profunda con agua y jabón de los módulos correspondientes.
Como la situación en el país se complicó, la ministra Salazar decidió también que sería prudente poner a funcionarios a tomarle la temperatura a toda persona que quisiera visitar a sus familiares o amigos recluidos. En caso de tener fiebre, se le negaba el paso.
Quienes gozaban de buena salud podían ingresar al centro penal siempre que se lavaran las manos con agua y con jabón frente al personal de Salud de esa cartera.
Un par de días después, hicieron aún más rígido el asunto de la visita, al limitar a uno la cantidad de visitantes por cada reo. Antes de esto, podían ingresar hasta tres personas por preso.
Debido a que cuatro oficiales penitenciarios y dos reos de la cárcel de Pérez Zeledón mantuvieron contacto con un médico con coronavirus, decidieron cerrar las puertas del módulo de adulto mayor que había en esa prisión.
Ese mismo día, también anunciaron el cierre de la cárcel Adulto Mayor, en San Rafael de Alajuela, por tratarse de una población de riesgo.
Después se prohibieron las visitas íntimas hasta nuevo aviso.
Luego, pretendían restringir la visita a personas que gozaran de buena salud y que no formaran parte de un grupo de factores de riesgo; sin embargo, optaron por algo más radical: cerrar por completo las puertas de las prisiones.