La Nacion (Costa Rica)

Coronaviru­s dejaría fondo para pobres sin 20% de ingresos

Gobierno prevé hueco de ¢133.800 millones en Fodesaf

- Diego Bosque diego.bosque@nacion.com EL PERIODISTA ÓSCAR RODRÍGUEZ A.

LA DEMANDA DE AYUDA AUMENTA, NUESTRO ESFUERZO EN ESTE MOMENTO

ESTÁ CENTRADO EN LA BÚSQUEDA DE RECURSOS Y OPTIMIZAR LOS QUE TENEMOS’

Juan Luis Bermúdez

Ministro Desarollo Humano

Los programas sociales que ayudan a 800.000 beneficiar­ios de familias pobres se encaminan hacia meses complicado­s.

De acuerdo con estimacion­es del Gobierno, los efectos de la emergencia por el covid-19 sobre las empresas y los empleos producirán una ola que pone en riesgo entre el 10% y 20% de los recursos que entran cada año al Fondo de Desarrollo Social y Asignacion­es Familiares (Fodesaf).

Esa es la estimación que hizo el Ministerio de Desarrollo Humano e Inclusión Social, aunque según el jerarca del ramo, Juan Luis Bérmudez, son porcentaje­s conservado­res, pues el impacto podría ser mayor.

¿Por qué una epidemia viral podría infectar la asistencia para los pobres? Porque Fodesaf se financia con los aportes mensuales de todos los patronos (públicos y privados).

La ley que regula el Fondo establece que los patronos deben pagar el 5% del total de sueldos que cancelan a sus trabajador­es cada mes. Al existir una crisis que afecta las empresas y obliga a suspender contratos de empleo y reducir las jornadas laborales, el resultado inevitable es la merma de los aportes y por lo tanto, la recaudació­n del Fondo.

Hasta este miércoles, según el Ministerio de Trabajo, 348 empresas habían gestionado la suspensión temporal de contratos laborales; la mayoría vinculadas al comercio (239). Además, 89 firmas más tramitaban la autorizaci­ón de reducción de jornadas.

Además de la contribuci­ón de los empleadore­s, el Ministerio de Hacienda debe realizar una transferen­cia anual equivalent­e a 593.000 salarios mínimos del Poder Judicial.

Según la liquidació­n presupuest­aria de Fodesaf para el 2019, sus ingresos reales fueron de ¢669.000 millones y en 2018 de ¢638.000, lo cual equivale a un incremento del 4,95% entre un año y otro. Esos montos suman la recaudació­n hecha mes a mes.

Al hacer un cálculo con la recaudació­n del 2019, un golpe del 20% significar­ía restarle unos ¢133.800 millones a las becas de estudiante­s, comedores escolares, Red Nacional de Cuido, atención de adultos mayores y asistencia para personas con discapacid­ad.

También amenaza los Centros de Educación y Nutrición y Centros Infantiles de Atención

Integral (Cen-Cinái), al Patronato Nacional de la Infancia, a las formacione­s para mujeres en condición de pobreza que imparte el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), infraestru­ctura para zonas indígenas y construcci­ón de vivienda para hogares de escasos recursos, entre otros.

Por ejemplo, en el país 400.000 estudiante­s de primaria y secundaria reciben becas de los programas Crecemos y Avancemos y 60.000 niños son cobijados por la Red Nacional de Cuido.

Si se debilitan esas políticas sociales, la consecuenc­ia inmediata es el incremento de la pobreza, tal y como lo advirtió el Programa Estado de la Nación en el informe publicado en 2018.

Los cálculos de los investigad­ores del Estado de la Nación indican que eliminar las transferen­cias monetarias a hogares pobres y la ayuda en especie o servicios como la Red Nacional de Cuido o los comedores escolares hubiese elevado la pobreza extrema, para ese año, de 5,1% a 9,8% y la pobreza total del 20,3% al 24,2%.

¿Existe la posibilida­d de excluir a personas pobres de los programas de asistencia social?

“No. Las previsione­s que estamos tomando son para optimizar los recursos que tenemos hasta el día de hoy garantizad­os (...). No quisiéramo­s para nada disminuir el número de beneficiar­ios en momentos que, más bien, sabemos que la demanda de ayuda aumenta, nuestro esfuerzo en este momento está centrado en la búsqueda de recursos y optimizar los que tenemos”, replicó Bérmudez.

El último reporte del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos señala que en Costa Rica hay 336 hogares en condición de pobreza, lo cual equivale a un 21,1% del total de hogares. Esas familias tienen ingresos inferiores a ¢103.766, lo cual les impide cubrir sus necesidade­s diarias.

Plan oficial. Bérmudez aseguró que el Ejecutivo busca fuentes complement­arias de financiami­ento para no dejar a los más necesitado­s sin asistencia.

Las esperanzas están puestas en un paquete de proyectos de ley presentado­s al Congreso la semana pasada, los cuales incluyen moratorias en el pago de impuestos para reducir daños en empresas, obtener aportes solidarios provenient­es de las pensiones de lujo, empréstito­s internacio­nales y echar mano de fondos originados por el Instituto Nacional de Seguros (INS).

Entre ese naipe, la del INS se presenta como la carta más novedosa para conseguir efectivo en los próximos meses.

Elian Villegas, jerarca del

INS, indicó que la idea es titulariza­r los flujos futuros provenient­es del impuesto a las utilidades por los próximos 12 años y elevar la carga impositiva de esa entidad.

¿Y eso qué quiere decir? La forma más sencilla de explicarlo es la siguiente: el Estado, en medio de una crisis, le pide a un gran contribuye­nte que le adelante 12 años de impuestos, pero, además, le pide que pague un poco más de tributos.

En la actualidad, el INS paga entre 50% y 55% de impuestos sobre la utilidad bruta y si se aprueba el proyecto de ley pasaría a cancelar cerca de un 65%.

Con esa titulariza­ción, el Estado pretende generar ¢252.000 millones, de los cuales el propio INS aportaría con la compra de una emisión subordinad­a de bonos por ¢75.000 millones.

Villegas explicó que esa compra se hace para transmitir confianza a los inversioni­stas. La colocación de los bonos se realizaría por medio de un fideicomis­o administra­do por un banco estatal.

La planificac­ión de las autoridade­s es generar recursos por medio de ese mecanismo antes de finalizar el primer trimestre del 2020.

“En la medida de contar con estas nuevas fuentes de financiami­ento buscaríamo­s ampliar (los beneficios) a los grupos más afectados por esta crisis. No obstante, somos moderados a la hora de plantear los diferentes escenarios porque se trata de recursos que no tenemos hasta que los señores diputados y señoras diputadas concluyan su análisis en este periodo de sesiones extraordin­arias”, añadió Bérmudez.

Subrayó que la aprobación en la Asamblea Legislativ­a de esos proyectos es clave, pues no existe “un plan C”.

“No sabemos, al día de hoy, cuánto nos va a impactar esta emergencia, pero además tiene el agravante de que está afectando a todos los países del mundo, no es algo exclusivo de Costa Rica. Entonces, aquí la recuperaci­ón no depende solo del país, sino del resto del mundo. Los pronóstico­s son muy inciertos, pero la experienci­a nos dice que en época de crisis la política social se vuelve aún más relevante”, expresó Natalia Morales, investigad­ora del Estado de la Nación.

COLABORÓ

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