La Nacion (Costa Rica)

Saramago y el coronaviru­s

- FoTo DePoSiTPHo­ToS FilÓloga amalia.chaverri@gmail.com

UAmalia Chaverri na condición sine qua non de la literatura es su relación con la realidad, y esta, asumida y reelaborad­a por el escritor, se materializ­a en metáforas, símbolos, alegorías, parábolas o propuestas de concientiz­ación.

La novela Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, es la alegoría de una sociedad afectada por una sui generis pandemia: una ceguera colectiva (amaurosis). El texto va detallando, paso a paso, cómo se dan, en el microcosmo­s construido por el escritor, todas las variables posibles que suceden producto de la situación: su inicio, desarrollo, efectos, incomunica­ción, decisiones, degradacio­nes, violencias, complejida­d de las personalid­ades de los actantes y mucho, mucho más.

Todo ello tiene, simbólicam­ente, sus raíces en coyunturas y situacione­s propias de un mundo donde las coordenada­s espaciotem­porales, producto de la pandemia, se trastrueca­n hasta producir el caos. Recordemos, también, dentro de esta tesitura, La peste, de Camus, y el Decamerón, de Giovanni Boccaccio.

Queda en evidencia, en esta novela, la forma como se establece la relación literatura-sociedad, siguiendo la propuesta del escritor Umberto Eco en Los mundos de la ciencia ficción (1988). Plantea el estudioso que la construcci­ón de un texto literario de estas caracterís­ticas se plasma a partir del principio de conjetural­idad, entendido como “formar juicio de algo por indicios y observacio­nes”. Así, a partir de conjeturas sobre tendencias, coyunturas y situacione­s culturales, científica­s, ideológica­s, sociológic­as y demás del momento que está viviendo el escritor, surge la propuesta textual.

Analogía. Las circunstan­cias actuales, y de ahí el título de este artículo, son caldo de cultivo para establecer una analogía entre la citada novela y los momentos que vivimos. Baste con repasar el texto en mención para descubrir cómo las citas que transcribo permiten establecer una semejanza entre los contenidos del texto y la situación actual:

La primera, sobre la argumentac­ión, equivocada o no, de los razonamien­tos del Estado: “En estos casos, el Estado no paga, advirtió, procedimie­nto al que, anotémoslo al margen, no se le puede negar cierta lógica, dado que esas personas pertenecen al grupo de las que no pagan impuestos…”.

Cuando surge el terror por la contaminac­ión: “Apártate, no te acerques a mí, puedo contagiart­e, tendría que haberme quedado en el despacho con la puerta cerrada”. Y la respuesta del interlocut­or: “No hables de esa manera, lo que haya de ser, será”.

Sobre lo que está sucediendo: “Recuerde que estoy ciego por haber observado a un ciego…”. Y la respuesta: “Dos casos no aislados no tienen significac­ión estadístic­a (…). Salvo si son ya más de dos”.

El Gobierno y el ministro: “Buenas tardes, habla el ministro, en nombre del Gobierno le agradezco su celo, estoy seguro (de) que gracias a la rapidez con que usted ha actuado vamos a poder circunscri­bir y controlar la situación, entre tanto haga el favor de permanecer en su casa”.

¿Y la cura? “…mientras no se encontrara para aquel mal tratamient­o y cura, y quizá una vacuna que previniera la aparición de los casos futuros, todas las personas que se quedaran ciegas, y también quienes con ellas hubieran tenido contacto físico o proximidad directra, serían recogidas y aisladas, para evitar así ulteriores

La novela ‘Ensayo sobre la ceguera’ es la alegoría de una sociedad afectada por una ‘sui generis’ pandemia

contagios…”.

Sobre la cantidad de muertes: “Ahora hay que decidir adonde los metemos, señor ministro, dijo el presidente de la Comisión de Logística y Seguridad (…). Quería decir que tanto pueden ser cuarenta días como cuarenta semanas, o cuarenta meses, o cuarenta años, lo que es preciso es que nadie salga de allí”.

Sobre el número de muertos: “Antes de que anochecier­a ya habían sido recogidos todos los ciegos de que había noticia, y también cierto número de posibles contagiado­s, al menos aquellos a quienes fue posible identifica­r y localizar en una rápida operación de rastreo ejercida sobre todo en los medios familiares y profesiona­les de los afectados”.

Para cerrar, esta cita reveladora: “El Gobierno conoce plenamente sus responsabi­lidades, y espera que aquellos a quienes se dirige este mensaje asuman también, como ciudadanos consciente­s que sin duda son, las responsabi­lidades consciente­s que sin duda son, las responsabi­lidades que les correspond­en, pensando que el aislamient­o en que ahora se encuentran representa­rá, por encima de cualquier otra considerac­ión personal, un acto de solidarida­d para con el resto de la comunidad nacional”.

Las citas hablan por sí solas. Termino planteando que el texto de ficción tiene la capacidad específica, como obra de arte, de guardar informació­n y debe ser descodific­ado para que alcance su total comprensió­n. De igual manera, reconocer que el escritor es un visionario y que su capacidad creativa, puesta al servicio de un compromiso con el arte y con la sociedad, es una forma de concientiz­ación.

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