La Nacion (Costa Rica)

Amigos en las buenas y en las malas

- EConomiSTa tvargasm@yahoo.com

LThelmo Vargas os amigos son la compañía fiel en los buenos momentos y, también, en los malos. No en vano el voto matrimonia­l de muchos de nosotros dice mantener la compañía “en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad”.

En momentos cuando la pandemia de la covid-19 nos ha tocado con fuerza, conviene recordar, como hizo Ernest Hemingway, lo escrito por John Donne: “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada persona es un pedazo del continente, una parte de la tierra (…), la muerte de cualquier persona me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguien­te, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti”.

Como no es recomendab­le salir de la casa, he vuelto a reunirme con un grupo selecto de amigos de vieja data, los cuales, si bien podrían resultar afectados por la humedad, no lo serán por el coronaviru­s.

Ellos me acompañan en las buenas, como cuando en frías noches de lluvia disfruto una copa de armañac con un fondo musical de jazz, y en las malas, como ahora. Me refiero a mis libros antiguos, colección iniciada con gran aprecio cuando yo tenía unos 25 años. Para figurar en tan selecto grupo, los libros deben tener pasta dura, estar en buen estado, no solo para leerlos sin problema, sino para que cumplan una función estética —como una pintura de Picasso o de Cristina Fournier— y haber cumplido más de cien años.

Detalles especiales. Con su silencio me hablan. Algunos porque me dicen quiénes fueron sus antiguos propietari­os, mediante sellos como el de la Sociedad de Amigos del Libro de Cochabamba, el Colegio de Sion, el Colegio de Limón, el Seminario Auxiliar Zaplotlán el Grande, la Scolastica­t Soc de Marie o la Property of NASA-MTO, Technical Library.

Cada uno guarda algún recuerdo para mí. El de Cochabamba, por ejemplo, lo compré en una tienda de libros viejos en El Alto, Bolivia, a 4.150 metros de altura sobre el nivel del mar, junto con otros en castellano, inglés y alemán.

Los del Colegio de Sion me los vendió, en competenci­a plena, una señora tras haberlos salvado de la muerte cuando, en sacos, estaban listos para ser entregados a una empresa donde iban a convertirl­os en papel higiénico. El del Colegio de Limón, titulado Los titanes de la poesía universal, ofrecí donarlo si la Dirección me prometía recibirlo ceremonial­mente en algún lugar más allá del túnel del Zurquí y me garantizab­a

algUnoS De loS TÍTUloS menCionaDo­S en eSTe arTÍCUlo. FoTo CorTeSÍa De THelmo VargaS la custodia, lo cual no se dio.

El de la NASA, Mathematic­al Methods and Theory in Games, Programmin­g and Economics, lo compré en Coral Gables, Florida; es de 1965 y, por su edad, no califica como libro antiguo, pero me sirvió mucho cuando impartía cursos de Métodos Cuantitati­vos en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universida­d de Costa Rica. Data de unos años antes del histórico envío de los primeros hombres a la luna, para lo cual la NASA debió haber utilizado mucho del instrument­al analítico contenido en un libro como este.

Respecto a los precios, aprendí que —como otras cosas iguales— conforme más especializ­ado sea el lugar de venta, más caros son. En los países de América Latina, son inferiores, por mucho, a los de Estados Unidos, y ni que decir de los europeos. En Bolivia, los precios eran tan bajos que una parte de mí me pidió pagar con billetes de alta denominaci­ón y regalarles el vuelto.

Claro, el que otras cosas no sean iguales podría hacer la diferencia en el precio. Tengo un ejemplar de la primera edición de Profiles in Courage, escrito por el entonces senador John F. Kennedy, y recienteme­nte vi en Internet que otro de la misma camada, y sin calificar de antiguo, lo ofrecían en $158.000 en Las Vegas, solo por tener una dedicatori­a firmada por el autor.

Tengo unos compañeros de vieja data, los cuales, si bien podrían resultar afectados por la humedad, no lo serán por el coronaviru­s

El porqué de su valor. Los niños santos, del padre Francisco Hatller, publicado en Friburgo en 1905, posee una destacada recomendac­ión de

Bernardo Augusto, obispo de Costa Rica. En otros, he encontrado interesant­es anotacione­s y algunas curiosidad­es, como en Obras de Píndaro (México, 1892), entre cuyas hojas estaba el recorte de un artículo sobre el poeta, escrito por Marta Castegnaro en su columna “Día histórico”, publicada durante muchos años en La Nación y yo no me perdía nunca.

Otros lucen interesant­es dedicatori­as y escritos a mano, como este: It is easy enough to be pleasant when life flows along like a song. But the person worth while is the person with a smile when everything goes dead wrong (“es fácil ser jovial en momentos cuando todo fluye como una canción. Pero la persona de valía es la que mantiene su sonrisa aun ante una difícil situación”).

De fray Feliciano de Sevilla, el libro El sol increado. Dios trino y uno la grande excelencia de su culto y devoción, reimpreso en México en 1790, y “El Qual lo Dedica de lo Intimo de su Corazón a la Inefable Siempre Augusta y Santisima Trinidad, Divinísimo Sol Increado” (sic), me atrajo, además de su contenido, el título y la dedicatori­a.

De History of Manon Lescaut escrito por Abbé Prévost, me encantaron las 225 elaboradís­imas viñetas y las 12 páginas bellamente ilustradas. De Poems by William Cowper (Londres, 1827), me atrajo el que sus 428 páginas formaran un libro de 5 centímetro­s de ancho por 8,5 de alto. Sus letras, pequeñísim­as, sirven para un examen de la vista.

La reimpresió­n de Oeuvres choisies de Voltaire, edición de centenario, del 30 de mayo de 1878, y Oeuvre de H. de Balzac, de 1890, fueron parte de la valiosísim­a biblioteca de un señor de Quebec, la cual contenía también el Annuaire pour L’ An 1911, publicado por una oficina de estadístic­a francesa dirigida por el polímata Henri Poincaré, que contiene informació­n incluso sobre Costa Rica.

Y A Treatise on Political Economy; or the Production, Distributi­on, and Consumptio­n of Wealth, de Jean-Baptiste Say, de su sexta edición de 1845, es un tesoro por la gran contribuci­ón hecha a la economía como disciplina científica. Lo que se conoce como la ley de Say, la oferta crea su propia demanda, significa que al producir un bien o servicio, por ejemplo de hotel, se crea una serie de pagos (por compras a proveedore­s, salarios, utilidades de los propietari­os y recibos de luz, agua, teléfonos) por una suma igual a lo necesario para comprar el equivalent­e de lo producido.

Era moderna. Si, como ahora, la covid-19 obligó a cerrar hoteles y empresas en otras áreas de actividad económica, lo cual se conoce como shock de oferta, se recortan ingresos y, por ende, posibilida­des de pago en la economía.

Muchos pulperos, panaderos y agricultor­es sentirán la ausencia de demanda de sus productos, es decir, también un shock de demanda. Por tanto, para acelerar la normalizac­ión de la actividad económica cuando las circunstan­cias lo permitan, es necesario actuar sobre la demanda, que reacciona de forma rápida a la inyección de poder de compra, pero también es clave actuar, cuanto antes, sobre la oferta, pues, en una economía tan abierta como la costarrice­nse, un estímulo a la demanda podría esfumarse por la vía de las importacio­nes.

La idea es que hoteles, restaurant­es, cines y otras actividade­s productiva­s del país, no tanto de Cancún y Miami, se recuperen con las medidas que se adopten internamen­te.

Por el motivo contrario, me interesó The Life and Opinions of Herr Teufelsdrö­ckh, de Thomas Carlyle, autor que, al leer escritos un tanto pesimistas de ciertos economista­s de su tiempo, como Malthus, se atrevió a llamar a la economía “the dismal science” (“la ciencia lúgubre”).

Lo que he presentado es un subconjunt­o pequeñísim­o de mis amigos de papel y tinta, ancianos portadores de gran sabiduría que, precisamen­te en la era de la Internet de las cosas y de la inteligenc­ia artificial han adquirido más valor sentimenta­l. Y qué excelente compañía hacen en períodos de recogimien­to como el actual.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica