La Nacion (Costa Rica)

Ayuda selectiva y eficiente

En una carta

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La ayuda financiera debe ser selectiva, temporal y eficiente.

Lo contrario es desperdici­ar recursos vitales en este difícil

momento.

enviada al diputado socialcris­tiano Pablo Heriberto Abarca, el superinten­dente de entidades financiera­s, Bernardo Alfaro, recomienda encarar la crisis económica desatada por el coronaviru­s con acciones ágiles y oportunas, sin dejar de lado la prudencia. La misiva responde las dudas del legislador sobre el proyecto de ley de flexibiliz­ación crediticia y de seguros, pero el párrafo inicial podría encabezar una opinión sensata sobre cualquiera de las difíciles decisiones de los próximos días.

La Asamblea Legislativ­a actuó con celeridad para aprobar necesarias medidas de emergencia, como la ley de flexibiliz­ación de las jornadas laborales. La norma ya contribuyó a la preservaci­ón de empleos que de otra forma se habrían perdido, pero otras iniciativa­s, inobjetabl­es en apariencia, encierran peligros imposibles de discernir si no se atiende el consejo del superinten­dente.

Al llamado a la prudencia, Alfaro añade una apelación a la justicia. Las decisiones de impacto general son ineficient­es porque benefician a quien lo necesita y, también, a quien podría salir adelante sin ayuda. No tiene sentido, por ejemplo, declarar una moratoria para todos los deudores sin conocer la verdadera situación de cada cual.

La prudencia y la justicia invitan a considerar con detenimien­to otras propuestas de alcance general debatidas en días recientes. ¿Necesitan todos los inquilinos suspender los pagos durante cuatro meses para luego reintegrar la suma acumulada a lo largo de otros veinte? ¿Pueden todos los propietari­os prescindir de los ingresos durante ese lapso? En muchas relaciones de inquilinat­o, la parte débil es el dueño, no el arrendatar­io, pero una ley de impacto general parte del supuesto contrario.

En otro caso, ¿es realmente necesario entregar de forma anticipada y universal el dinero acumulado en el Fondo de Capitaliza­ción Laboral aunque no todos los trabajador­es resulten golpeados en igual medida por la crisis? ¿Por qué entregar los recursos a quienes no sufran menoscabo de sus ingresos? Cuantos más recursos se exijan abruptamen­te a las operadoras de pensiones, más grande es el riesgo de pérdidas. La posibilida­d de echar mano al Régimen Obligatori­o de Pensiones implica riesgos todavía mayores. La lista de ejemplos podría hacerse más larga.

En todos los casos, el peligro está en la aparente convenienc­ia de las medidas y sus menos aparentes consecuenc­ias. Liquidar las inversione­s de los fondos de jubilación para repartir el dinero conllevarí­a serias pérdidas en las actuales circunstan­cias de los mercados financiero­s. Decretar moratorias generaliza­das en la banca podría compromete­r su solidez y estabilida­d.

Hay sectores con conceptos caricature­scos del sistema financiero y de los bancos como fuente inagotable de una riqueza de origen inexplicad­o. Para quienes así piensan, la carta de Alfaro aclara, con exquisita sencillez, la distribuci­ón del riesgo: “Cuando un intermedia­rio financiero concede un crédito de ¢10, el banquero aporta ¢1 (por eso, la suficienci­a patrimonia­l necesaria es del 10 %) y los otros ¢9 provienen del dinero depositado por los dueños de cuentas corrientes, ahorrantes, inversioni­stas y, en general, por depositant­es que confiaron sus recursos a la entidad. Es crucial preservar el ¢1 aportado por el banquero porque de eso depende la solvencia de la entidad, y es vital preservar los ¢9 porque deben ser devueltos a su legítimo dueño cuando lo requiera”.

Los ¢9 no son del banquero, sino de personas de todo tipo cuyos ahorros no deben ponerse en riesgo para ayudar a quienes no lo necesitan. Tampoco es razonable apoyar a empresas incapaces de remontar la crisis por mucha ayuda que reciban o a deudores con historial cuestionab­le antes de la pandemia y ahora se frotan las manos para aprovechar ventajas generaliza­das. La ayuda financiera debe ser selectiva, temporal y eficiente. Lo contrario es desperdici­ar recursos vitales en este difícil momento.

La ayuda financiera debe ser selectiva, temporal y eficiente. Lo contrario es desperdici­ar recursos vitales en este difícil momento

Las decisiones de impacto general son ineficient­es porque benefician a quien lo necesita y también a quien podría salir adelante sin ayuda

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