Valoraciones de una ciudadana cansada
El distanciamiento social durante la Semana Santa me permitió dar seguimiento a las redes sociales y, la verdad, me sorprende la mezquindad, la parcialidad y la falta de rigurosidad de algunos comentaristas.
Mucho de lo publicado tiene poco fundamento científico y responde a intereses personales. Por un lado, un grupo de altos ingresos, favorecido socialmente y con intereses económicos claros para la privatización de la salud, la educación y algunos servicios rentables, ha levantado su voz para “satanizar” el Estado y hacer un llamado a recortar salarios y efectuar despidos, como si esas acciones, en este momento, solucionaran la emergencia nacional.
Por otro lado, un grupo, la gran mayoría funcionarios, afirma que los buenos resultados en la atención de la pandemia se deben únicamente al Estado, y de forma casi mágica olvidaron los defectos, ineficiencias y privilegios de la Administración Pública, así como las urgentes mejoras.
En el medio, está la gran mayoría de la población costarricense, asustada, deseosa de información veraz y de un liderazgo sano y legítimo, que me haga volver a tener fe en nuestra idiosincrasia y sentirme orgullosa de ser costarricense.
Llamado personal. Solo me queda decir: ¡Basta! Basta de mezquindad y de ser falaces. Aprovechemos la crisis para hacer verdaderos cambios y construir juntos una mejor sociedad costarricense.
¿Cuál es mi balance personal? Los buenos resultados hasta ahora en la atención de la pandemia se deben mayormente a la herencia de los estadistas de las décadas de los cuarenta y setenta del siglo pasado. Es el resultado de la eliminación del ejército y de la inversión en educación y en salud pública; de contar con la Caja Costarricense de Seguro Social y tener un Estado —con muchas oportunidades
Comentaristas en la redes sociales muestran mezquindad, parcialidad y falta de rigurosidad
de mejora— que brinda servicios básicos a la población, tenga esta recursos para pagarlos o no. Pero también es cierto que las decisiones de las últimas décadas han ido mimando ese modelo, en parte por intereses económicos del sector privado, en parte por un Estado que no se ha modernizado, que no ha logrado desarrollar sistemas de calidad ni evaluación ni el mejoramiento continuo y, por ende, ha ido perdiendo valor público.
Lo crucial no es seguir publicando opiniones sobre lo que ha pasado, sino aprovecharse de la oportunidad para darnos cuenta de la relevancia de crear juntos un nuevo modelo de sociedad donde coexista un Estado eficiente y moderno con un sector productivo dinámico. No tienen por qué ser excluyentes.
Grupos de trabajo. De forma inmediata, una vez finalizada la crisis sanitaria, debe abrirse un momento para integrar grupos de todos los sectores sociales, económicos y culturales, con metodologías rigurosas y científicas, a fin de proponer los cambios necesarios en la sociedad costarricense. Propongo como prioridades:
1. Evaluación científica de la eficiencia del Estado y su correspondiente modernización, que ayude a identificar, con más claridad que nunca, cuáles son las áreas donde obligatoriamente debe seguir interviniendo para garantizar condiciones de vida dignas para toda la sociedad. Se trata de una evaluación por sectores, que al mismo tiempo identifique las reformas y cambios. Pero no de forma irresponsable y parcial.
2. Evaluación y reforma del sistema de impuestos. La pandemia ha evidenciado que aportar para tener sistemas de salud, educación, seguridad, seguridad alimentaria y desarrollo científico y tecnológico, entre otros, no es un gasto, sino una inversión. Entonces, precisa una revisión de con cuánto debemos contribuir todos para gozar esas garantías. Eso sí, en un sistema equitativo en el cual el pago se haga de acuerdo con los ingresos.
3. Una reactivación económica integral dirigida. No solo tenemos que generar empleo y apoyar a las pequeñas y grandes empresas; debemos hacerlo en aquellos sectores de la producción que, además, lleven a la sociedad a sobrevivir en todo contexto. No digo que dejemos de invertir en turismo, pues tenemos un gran potencial, pero hay que invertir también en otras áreas que sigan siendo necesarias y, por ende, no “cierren” en momentos de crisis.
4. Invertir e insistir en la situación económica y social internacional. Nada ganamos en avanzar como país si los vecinos de la región sufren limitaciones; hoy, más que nunca, nos hemos dado cuenta de lo pequeño y vulnerable que es el planeta. Estamos viviendo una pandemia a causa de un virus, pero no nos olvidemos del cambio climático.
Somos muchos los que tenemos ideas y conocimientos, somos muchos los que queremos aportar al país, solamente necesitamos un liderazgo sano e inteligente, que con una metodología eficiente nos convoque.