Empresario de Belfast remedia cierre de ‘pubs’ llevando cerveza a casas
BELFAST. En el confinado Belfast, la cerveza Guinness sigue corriendo a raudales gracias a Richard Keenan, cuyas furgonetas recorren la ciudad para calmar la sed de los asiduos clientes de los pubs, ahora cerrados.
Como el resto de establecimientos en el Reino Unido, su pub, The Hatfield House, tuvo que bajar la persiana para luchar contra la pandemia de nuevo coronavirus.
Pero Keenan tuvo la idea de desplegar a su personal en cuatro furgonetas, equipadas con barriles refrigerados y de grifos de cerveza.
Desde la semana pasada, sus elegantes pubs motorizados espuman Belfast, entregando, bajo cita previa cada día, unas 300 pintas de Guinness, la célebre cerveza negra irlandesa. Y el personal va equipado con mascarillas y guantes, para respetar las consignas sanitarias básicas y servir sin riesgos la bebida en vasos de plástico.
Aunque la Guinness también se vende en latas, los más entendidos aseguran que servida a presión, despacio y en dos tiempos, tiene un gusto incomparable.
Derecho. El gobierno no tomó a la ligera la decisión de cerrar los pubs. “Privamos al pueblo libre del Reino Unido de un derecho antiguo e inalienable”, expresó entonces el primer ministro en funciones, Boris Johnson.
El sector de bares y restaurantes es uno de los más golpeados por el confinamiento, aún más porque su situación financiera era ya precaria antes de la crisis del coronavirus.
Los pubs se encuentran, además, con decenas de millones de litros que no podrán consumirse y cuyas fechas de caducidad son a menudo de unas semanas o meses, sobre todo para las ale, un tipo de cerveza de alta fermentación.
La asociación Campaign for Real Ale, que defiende los pubs tradicionales, estima que se deberá tirar el equivalente de 50 millones de pintas en los 39.000 pubs del Reino Unido.