Resurgimiento turístico
Mientras las autoridades deben priorizar la salud y evitar una crisis social y económica multisectorial, es urgente, en paralelo, que el sector turístico trace el camino hacia la reactivación.
Recientemente, participé en la Primera Cumbre Virtual llevada a cabo por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y Bench Events para convocar a líderes mundiales en aras del resurgimiento.
La paralización de la industria sacó a flote realidades contundentes. En primer lugar, para quienes no lo tenían claro, el turismo es el motor del desarrollo económico y social; por ello, es urgente que el gobierno le dé la preeminencia al ejecutar medidas diferentes para mitigar la crisis. Sería incorrecto pensar en una receta común.
Segundo, el trato y las condiciones que se brinden a los turistas hará la diferencia en sus consideraciones de viajes futuros, lo cual generará goodwill o buena voluntad y lealtad a las empresas y el país.
También, urge revisar con detenimiento la relación precio-calidad. Costa Rica es un destino caro y esa etiqueta podría llevarnos al fracaso, más cuando el mundo entero compite por la reactivación de su industria.
Los empresarios deben hacer una evalucación de su oferta-valor y el gobierno, las cargas, la estructura de costos y la tramitomanía porque encarecen el destino e impiden el desarrollo.
En tercer lugar, es hora de dejar la zona de confort que la naturaleza y la aventura como atractivos turísticos han brindado durante décadas, y agregar productos a la oferta, así como esforzarse por diversificar las acciones y ampliar los mercados generadores de turistas.
Nuevo actor en el mercado. Todo apunta a que los países más poblados serán los primeros en salir de la crisis, no solo por su ventaja en los números, sino también porque el turismo interno representa un alto porcentaje de los ingresos, y son significativamente independientes del visitante internacional.
La situación costarricense es más complicada, pues, históricamente, el país no cuenta con una base de turismo interno cuantioso. Más bien, este ha sido considerado el salvavidas en las temporadas bajas.
La crisis está causando cambios en la industria. Las reuniones y actos virtuales llegaron para quedarse. El turismo de reuniones no volverá a ser el mismo porque se demostró que la tecnología evita desplazamientos, disminuye riesgos de contagio y reduce costos de operación. Al final, se logran los objetivos.
Esta es una de las industrias creadoras de más encadenamientos, y Costa Rica apenas daba sus primeros pasos en las “grandes ligas” internacionales, de manera que el país debe marcar su diferenciación para evitar la migración de esta industria al mundo virtual.
Todo indica que por algún tiempo las vacaciones se disfrutarán localmente. Las economías de los países aportantes de turistas quedarán seriamente dañadas y, consecuentemente, la disponibilidad de ingresos para viajar se reducirá, por lo cual el turismo interno se considerará la mejor opción.
Cambio de hábitos y de perfiles. El deseo de apoyar a las empresas nacionales y evitar riesgos en la salud al viajar serán factores que sin duda repercutirán en el ingreso de extranjeros.
Se fortalecerá la tendencia staycation o vacaciones en o cerca de la casa, así como decantarse por los tours de un día en lugar del hospedaje.
Los grupos generacionales desempeñan un papel fundamental para retomar los recorridos de larga distancia. Los expertos coinciden en que los primeros en aventurarse a viajar serán los millennials y los centennials.
Como respuesta, es necesario conocer su comportamiento para redirigir el mercadeo y las acciones de promoción con el propósito de satisfacer sus necesidades.
Las exigencias de la demanda aumentarán y los protocolos de salud pasarán a ser la norma para recuperar la confianza del consumidor. La exigencia también girará en torno a la innovación de la oferta, el trato justo y el disfrute de experiencias locales, personalizadas, únicas, emocionantes y sostenibles integralmente.
Para lograr la reactivación, es necesario interiorizar la repercusión del progreso social. Ahora, más que nunca, es urgente garantizárselo a los habitantes.
Mediante una alianza con el Social Progress Imperative, más empresas turísticas, destinos y países pasarán de mediciones a acciones concretas que generarán beneficios a las comunidades en el mundo.
La paralización sacó a flote realidades y pensar en una receta común es un error