La Nacion (Costa Rica)

Por qué apoyar el tren eléctrico interurban­o

- Luis Artavia

Es comprensib­le la preocupaci­ón por una deuda estatal de $550 millones con el propósito de financiar el tren eléctrico interurban­o en tiempos difíciles como los que estamos viviendo a causa de la pandemia de la covid-19.

Sin embargo, no debemos olvidar que la construcci­ón no se iniciaría hasta dentro de un año y medio, es decir, el endeudamie­nto debería estructura­rse para que rija a partir de ese momento, no antes.

Después de una revisión de los beneficios, la conclusión es que resulta convenient­e para el país y ya les explico por qué.

El tren eléctrico interurban­o cuesta $1.235 millones, de los cuales $685 millones los aportará el inversioni­sta privado que gane la licitación y el Estado, el resto.

Según el Fondo Monetario Internacio­nal, una inversión adicional en infraestru­ctura equivalent­e al 1 % del producto interno bruto (PIB) genera un crecimient­o del PIB de aproximada­mente 0,4 veces el primer año hasta alcanzar 1,5 veces el monto de inversión en el cuarto año.

Por tanto, con el tren eléctrico, el PIB costarrice­nse podría crecer en $4.200 millones y le dejaría al Estado una recaudació­n aproximada de $539 millones en impuestos, sin considerar el efecto de las inversione­s en mantenimie­nto de las líneas y del material rodante durante la vigencia del contrato.

El servicio de la deuda (pago de principal e intereses) del financiami­ento por los $550 millones sería de, aproximada­mente, $960 millones durante los 25 años del préstamo.

Lo anterior quiere decir que el ingreso en impuestos como resultado del crecimient­o económico derivado del proyecto sirve para pagar el 56 % del servicio de la deuda.

Tiempos del proyecto y ahorro. Mientras se resuelve la adjudicaci­ón y el inversioni­sta hace el diseño final, obtiene permisos y licencias. Entretanto, el Estado lleva a cabo las expropiaci­ones —que en este caso son pocas—.

Los ahorros en gasto de combustibl­e y tiempos de viajes serán cuantiosos gracias al tren; además, el nuevo medio de transporte será fuente de empleo y la reducción de la contaminac­ión redundará en una merma de las enfermedad­es asociadas a la exposición

Crecimient­o económico, empleo y menos tiempo en viajes son algunos beneficios del proyecto

al dióxido de carbono. Es probable que ocurran menos muertes y lesiones en accidentes de tránsito.

Los estudios de factibilid­ad calculan ahorros por el orden de los $700 millones anuales al decrecer los costos de operación (incluido el consumo de combustibl­es) y los tiempos de viaje. Más de $30.000 millones durante la vida del proyecto.

El Estado de la Nación estima que los costos derivados de los problemas de transporte en la Gran Área Metropolit­ana por siniestros, calidad de aire, ruido y emisiones de gases de efecto invernader­o representa­n $2.145 millones al año.

Asuntos por tomar en cuenta. El tren eléctrico será muy beneficios­o para el país, sin ninguna duda. Pero es fundamenta­l asegurarse de que la estructura­ción del proyecto, además de ser técnicamen­te viable, también sea comercial y financiera­mente factible, así como canalizada a través de una institució­n bancaria y que el inversioni­sta privado tenga la suficiente capacidad (técnica, gerencial y financiera) para desarrolla­r el plan con éxito.

El tren eléctrico no debe competir con otros medios de transporte y deberá estar integrado al sistema de transporte público. Debe responder a las necesidade­s de los usuarios en lo referente a costo, ahorro en tiempo, conectivid­ad, puntualida­d, comodidad, seguridad y fiabilidad.

Los beneficios que se esperan de este proyecto deben darnos tranquilid­ad de que el endeudamie­nto necesario del Estado para la ejecución es un buen negocio para Costa Rica y sus ciudadanos.

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CRÉDITO: Cortesía de la Presidenci­a

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