La Nacion (Costa Rica)

Cuidarnos de la tentación estatista

- Rodrigo Cárdenas V. rodrigocar­denasv@gmail.com

La pandemia confirma que el Estado sigue siendo fundamenta­l en las áreas que deberían ser foco de atención permanente­mente: salud, educación, seguridad, asistencia social, ciencia y tecnología.

Sin embargo, los buenos resultados actuales podrían envalenton­ar a algunos para promover un vigoroso estatismo.

Incluso, podrían ir un poco más lejos para proclamar el definitivo declive del capitalism­o y la economía liberal.

El estatismo favorece la preeminenc­ia del Estado en el funcionami­ento de la economía, lo cual, históricam­ente, ha generado ingobernab­ilidad, corrupción, cortapisas al libre comercio y una imparable multiplica­ción de institucio­nes públicas.

En consecuenc­ia, cabe reiterar la trascenden­cia del sector privado, principal fuente de recursos para la Hacienda pública y el que está soportando el peso de la crisis.

Trabajo en conjunto. Centrar el discurso en los incuestion­ables logros sanitarios del Estado y descartar la iniciativa privada de la actual ecuación exitosa es una actitud miope y hasta imperdonab­le. Sin los recursos aportados por las compañías, el Estado se vería desarmado e imposibili­tado de cumplir sus funciones.

El país debe promover una política nacional de fortalecim­iento del sector privado, que contenga, por lo menos, las siguientes medidas: reducción de las cargas impositiva­s, diferencia­ción o rebajo de las cargas sociales, eliminació­n de trámites y supresión de monopolios estatales y empresaria­les producto de regulacion­es preferenci­ales.

Asimismo, promover una ampliación a gran escala de las zonas francas, de las alianzas público-privadas en tecnología y de la concesión de obra pública.

De hecho, el anuncio del gobierno de un ambicioso plan de desarrollo de obras de infraestru­ctura mediante la figura de concesión es una primera buena señal.

Renovar procesos de privatizac­ión sería una opción más sana para obtener recursos que la aprobación de nuevos impuestos. Para ello, deben ser erradicado­s los prejuicios ideológico­s imperantes alrededor de la venta de empresas estatales.

Será necesario reforzar el sector privado, principal fuente de ingresos de la Hacienda pública

Apoyo poscrisis. Lo anterior hará que un golpeado empresaria­do tenga más libertad y liquidez con los cuales disminuir el histórico desempleo, porque el gobierno no podrá absorber a la mayoría de las personas que perderán sus trabajos ni reducirá la angustiant­e informalid­ad.

Un sector privado al que sencillame­nte se le deje trabajar, debidament­e formalizad­o y sin absurdas limitacion­es, contribuir­á, de mejor manera, a las alicaídas arcas públicas.

Paralelame­nte, el Estado deberá eliminar todos aquellos gastos que no están dentro de las actividade­s que constituye­n su enfoque.

Así como ha desempeñad­o un papel ejemplar en el manejo sanitario del coronaviru­s, resultará esencial que el gobierno tome medidas coherentes de contención y reducción del gasto.

Las empresas particular­es están resultado muy afectadas porque han debido asumir la mayor parte de la crisis. Es preciso que el Estado se esfuerce para enviar un contundent­e mensaje de confianza a los actores económicos locales y externos.

Cuando la pandemia sea una realidad administra­ble, Costa Rica debe optar por un rediseño de su aparato estatal con miras a concentrar sus recursos y energías en las actividade­s que le son esenciales. Pero, al mismo tiempo, necesitará destrabar y liberar aquello que hoy goza de proteccion­ismos.

La combinació­n de estos factores es el cauce por donde deberá navegar el país. Las crisis se superan con un Estado reducido, solidario, sumergido en una robusta libertad económica que promueva la iniciativa privada.

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Crédito: Jeffrey Zamora

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