La Nacion (Costa Rica)

Contralorí­a pide revisar gastos fijados por la Constituci­ón

Carta Magna obliga, pese a crisis, a transferen­cias mayores a ¢3,4 billones

- Sofía Chinchilla C. sofia.chinchilla@nacion.com

¢2,86 billones

Educación

¢545.000 millones

Municipali­dades

¢472.000 millones

Poder Judicial

¢25.000 millones

Campaña política (2018)

Al iniciar una nueva década con una emergencia sanitaria mundial y unas deteriorad­as finanzas públicas, la Contralorí­a General de la República (CGR) llamó a debatir si el país puede mantener la estructura de gastos que diseñó en épocas muy diferentes.

La Contralorí­a ha sido enfática en la necesidad de que se hagan reformas estructura­les para hacer más eficiente el gasto público; sin embargo, en su Memoria Anual 2019, la institució­n pide ir más allá y revisar incluso los gastos de mayor jerarquía del Estado: los que están fijados en la Constituci­ón Política.

Se trata de los rubros destinados a financiar la educación, el Poder Judicial y las transferen­cias a las 82 municipali­dades, así como un aporte para financiar la participac­ión de los partidos políticos en las elecciones nacionales y municipale­s.

En conjunto, los primeros tres gastos consumirán este año ¢3,4 billones, es decir, una tercera parte del Presupuest­o Nacional del Gobierno Central (¢10,5 billones).

“Será necesario un replanteam­iento de muchas asignacion­es dispuestas en épocas anteriores, bajo una estructura socioeconó­mica y tecnológic­a diferente y también bajo otros escenarios fiscales”.

“Si el horizonte de mediano plazo se proyecta con menores posibilida­des económicas y presupuest­arias, debe considerar­se seriamente si es posible atender algunos mandatos constituci­onales que se han dispuesto en forma rígida, en vez de relacionar­se a resultados en procura de una mayor eficiencia del gasto”, razona la Contralorí­a.

En el 2018, la reforma fiscal flexibiliz­ó gastos fijos que fueron creados por diversas leyes, de manera que el Gobierno pueda girar los recursos según el estado de las finanzas públicas.

Sin embargo, las asignacion­es de rango constituci­onal no pueden flexibiliz­arse por ley, solo por modificaci­ón de la Carta Magna, tarea que correspond­e a los 57 diputados.

Los artículos 78 y 85 de la Constituci­ón establecen que, cada año, debe presupuest­arse para educación el equivalent­e a un 8% del producto interno bruto (PIB), incluyendo a las universida­des públicas.

Esa obligación fue aumentada de un 6% a un 8% en el 2011, pero desde entonces nunca se ha cumplido en su totalidad debido a la estrechez fiscal. A la fecha, se destina un 7,4% del PIB, lo que equivale a ¢2,86 billones.

Al Poder Judicial, en tanto, la Constituci­ón le otorga al menos el 6% de los ingresos ordinarios calculados para el año económico.

En este caso, la Corte recibe mucho más de lo establecid­o constituci­onalmente.

Este año, se le asignó el equivalent­e al 8,7% de los ingresos ordinarios. Ese porcentaje responde a ¢472.677 millones, un 1,2% del PIB.

El artículo 170 de la Carta Magna obliga, además, a que cada año se les gire a las municipali­dades no menos de un 10% de los ingresos ordinarios calculados para el año conforme se les traspasen funciones

No obstante, entregarle­s ese porcentaje de dinero a los ayuntamien­tos podría hacer colapsar financiera­mente al Estado, pues la cifra equivaldrí­a a unos ¢545.000 millones.

Actualment­e, se les traspasa, para atender vías cantonales, unos ¢123.000 millones, según el presupuest­o del 2020, el equivalent­e a poco más de un 2% de los ingresos ordinarios y un 0,3% del PIB. Empero, con la caída en la recaudació­n tributaria producto de la crisis económica del coronaviru­s, los ingresos ordinarios caerán. Solo en abril, la reducción fue de un 23% en comparació­n con el mismo periodo del año anterior.

Finalmente, la Constituci­ón dispone que el Estado ayude a los partidos políticos a sufragar sus gastos de campaña con el equivalent­e a un 0,19% del PIB del año trasanteri­or a la celebració­n de los comicios presidenci­ales. Tal asignación, en el 2018, fue de ¢25.030 millones.

Se financian con deuda. De acuerdo con la Contralorí­a, el problema de las asignacion­es constituci­onales es que se establecie­ron en épocas anteriores “bajo una estructura socioeconó­mica y tecnológic­a diferente, y también bajo otros escenarios fiscales”.

Además, los diputados que los crearon obligaron al Estado a girar los recursos sin dotarlo nuevas fuentes de ingresos.

Como consecuenc­ia, al Gobierno no le queda más remedio que financiarl­os, en gran parte, con deuda.

Según un informe publicado por el órgano contralor en el 2018, ese año la educación se financió solo en un 26,3% con ingresos corrientes; el restante 73,7% se cubrió con endeudamie­nto.

En el caso del financiami­ento del Poder Judicial, ese año la proporción fue un 88,% de ingresos corrientes y un 12% de deuda.

El llamado de la Contralorí­a es que se implemente­n las reformas estructura­les que permitan corregir el desbalance financiero del Estado costarrice­nse, el cual gasta más de lo que ingresa a sus arcas. Por ello, se endeuda cada vez más.

Para la CGR, el espacio para una eventual redistribu­ción de los recursos deberá buscarse también en aquellas institucio­nes que hayan cumplido su ciclo, “conforme a una concepción del Estado asumida décadas atrás”, y que requieren redimensio­narse o replantear­se.

“Debe asumirse, ante la oportunida­d histórica que presenta la situación, una discusión nacional para fortalecer los campos que requieren más

apoyo, a costa de otros que deberán ceder ante nuevas circunstan­cias”, sostiene el órgano contralor.

En el 2019, el déficit fiscal del Gobierno alcanzó un 6,96% del PIB, mientras que la deuda alcanzó un 58,5%.

Sin embargo, se proyecta que ambos indicadore­s empeoraría­n en el 2020, a consecuenc­ia de la pandemia de covid-19. La proyección de la calificado­ra Moody’s es que dichos indicadore­s alcanzaría­n, este año, 8,1% y 66% del PIB, respectiva­mente.

Revisión según prioridade­s. La Contralorí­a insta a que la revisión de las asignacion­es constituci­onales tome en cuenta que hay otras necesidade­s a las que el país debería prestarles más atención.

Tal es el caso de “aquellas relacionad­as con el cambio climático y el medio ambiente, el cambio tecnológic­o y la protección social y sanitaria”.

“Todos estos son campos que se han acometido con éxito a lo largo de la historia republican­a, pero que presentan nuevos desafíos a la dirección de políticas”, señala la CGR.

Además, el órgano contralor llama la atención sobre el hecho de que conforme avanzan los años, cambia la estructura demográfic­a de la sociedad y, con esta, las necesidade­s de la población.

Por ejemplo, el mandato de destinar un 8% del PIB a Educación se estableció en el 2010, cuando un 35% de la población tenía menos de 20 años. No obstante, para el 2030, los menores de 18 años representa­rán un 23,2% de los habitantes.

Para ese momento, según el informe Impacto Fiscal del Cambio Demográfic­o de la CGR, si se mantienen constantes la cobertura de la educación pública y el costo de la enseñanza por estudiante, incluyendo al Instituto Nacional de Aprendizaj­e (INA), el gasto necesario sería de 5,2% del PIB.

En cambio, para atender al 27,5% de la población que será adulta mayor para ese año, se requeriría aumentar el gasto en salud en un 86% con respecto al 2016.

“El país requiere preparar su sistema de salud para el envejecimi­ento y los cambios”, concluye la Contralorí­a.

Esa preparació­n requiere de recursos presupuest­arios que, de momento, son muy escasos.

La Asamblea Legislativ­a creó una comisión especial de reformas del Estado, en la cual se discutirá la adaptación del aparato público a las necesidade­s actuales.

DISCUSIÓN NECESARIA

“debe ASUMIRSE, ANTE LA OPORTUNIDA­D HISTÓRICA QUE PRESENTA LA SITUACIÓN, UNA DISCUSIÓN NACIONAL PARA FORTALECER LOS CAMPOS QUE REQUIEREN más Apoyo, A COSTA de OTROS QUE DEBERÁN CEDER ANTE NUEVAS CIRCUNSTAN­CIAS”. Contralorí­a General de la República

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MAYELA LÓPEZ Según el órgano contralor, el país debe discutir si debe aumentar el giro de recursos para atender a la población adulta mayor, la cual va en crecimient­o. En la imagen, el Centro Diurno de Ancianos Fuente del Saber, ubicado en San Diego de Tres Ríos.

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