La Nacion (Costa Rica)

Familia de Léster Morgan: ‘No lo dejan descansar en paz’

››Madre y tía del exarquero hablaron de su vida y el dolor tras su muerte

- Juan diego Villarreal jvillarrea­l@nacion.com

Cada vez que se menciona el nombre del arquero Léster Morgan Suazo, a su madre, Victoria Suazo, y a su tía Mirian Suazo se les estruja el corazón.

Los recuerdos van y vienen, mientras, sentadas en sus mecedoras, en el barrio Refundora, en Villarreal de Santa Cruz, Guanacaste, surgen en forma espontánea las anécdotas de aquel niño que creció jugando como defensa en la escuela de la localidad y se convirtió en uno de los mejores arqueros del país.

La prematura partida de este mundo, en noviembre del 2002, no solo causó luto y pesar entre sus familiares, sino también un enorme dolor entre los aficionado­s al fútbol costarrice­nse.

Tanto Mirian, quien cuidó de Lester en su niñez, y su orgullosa mamá, contaron a La Nación que les duele en el alma cuando, de acuerdo con sus palabras, no hablan con la verdad del joven santracruc­eño.

Para ambas mujeres, 18 años después del fallecimie­nto del guardameta que el pasado 2 de mayo habría cumplido 44 años, Léster fue una buena persona, con errores, como todo ser humano.

A sus 64 años, Victoria Suazo recuerda a su único hijo varón, el mayor de cuatro (tres mujeres) como un niño tremendo, que en su infancia, cada vez que se portaba mal o se peleaba con su tía Mirian, se subía a un árbol de mango para evitar su castigo.

Mirian, por su parte, fue quien lo cuidó. Hoy guarda las medallas del guardameta y sus acreditaci­ones de los diferentes eventos en que participó.

“Era un chiquito muy estudioso, que empezó en la escuela jugando como defensa con el maestro Patricio Rodríguez (ya fallecido)”, recordó doña Victoria.

Aún recuerda cómo Léster despuntó en el atletismo a nivel escolar, al ganar el primer lugar en la disciplina del salto largo, en Cartago.

“Fui a Cartago con don Patricio y Léster. Me agarró una ‘temblorina’, no sé si era del frío o de los nervios, pero ese día Léster ganó. Don Patricio siempre lo apoyó y lo puso de portero. Cada vez le gustó más el puesto y se desenvolví­a muy bien”, recordó la mamá.

Pronto llegó su inclusión al equipo de Juegos Nacionales de Santa Cruz 1994, donde ganaron la presea de oro como locales. En 1995 fue llamado a la Selección Sub-20, con la cual clasificó al Mundial Juvenil de Catar 1995 y ese mismo año debutó en la máxima categoría con Guanacaste­ca, antes de vestirse con los colores rojiamaril­los del Herediano.

Vivir rápido. Pronto, Léster se ganó un lugar en la portería del Team. En 1999, fue contratado por un año por los Venados de Yucatán, por 12 meses en la Liga de Ascenso azteca, antes de regresar al país para integrarse al Herediano y ser parte de la Selección Nacional que participó en el Mundial de Corea y Japón 2002. Integró la Tricolor como tercer portero.

No obstante, situacione­s personales llevaron al joven guanacaste­co a tomar una fatal decisión el 1.° de noviembre del 2002 y terminar con su andar en la vida.

“Quince días antes de morir, estuvo en mi casa y una semana antes me llamó para contarme que se encontraba con su pareja donde su tío, en Hatillo 5, preparando una olla de carne. Me dijo que el otro fin de semana iba a volver a jugar, tras reponerse de una lesión, pero nunca llegó a jugar…”, recordó Suazo.

Un sobrino llegó a avisarle a Doña Victoria del deceso de su hijo, mientras ella trabajaba como cocinera en un hotel en Tamarindo.

“Me llevaron a San José en una avioneta, pero yo iba como inconscien­te. En la Medicatura Forense me dijeron si iba a reconocerl­o. Yo dije que sí. Fue un momento tan duro que no se lo deseo a nadie”, relató doña Victoria.

La iglesia del pequeño pueblo de Villarreal se hizo pequeña ante las muestras de cariño. Pero una vez que su cuerpo fue depositado en la bóveda del cementerio local, las historias de su vida personal y la relación con las madres de sus cuatro hijos (se habló de líos por pensiones alimentari­as) ha sido motivo de especulaci­ones y contradicc­iones.

“A mi hijo no lo dejan descansar en paz. Se dicen tantas cosas que son falsas y a uno como familia le duelen. (...) Para mí, sus tres hijas y el hijo, que es un joven especial, son mi gran alegría. Las niñas me llaman y yo visito al varoncito. Me siento muy orgullosa de todos. Sé que Léster está mejor con Dios, quien lo perdonó y le dio esa paz que no tenía cuando estuvo con nosotros y eso me llena de tranquilid­ad”, admitió la madre.

 ?? SONIDO DE PESO PARA LN ?? En el barrio Refundora, en Villarreal de Santa Cruz, Guanacaste, Mirian Suazo, tía de Léster Morgan, y su madre, Victoria Suazo (sentadas de derecha e izquierda), guardan los recuerdos del arquero como el mayor tesoro de la familia.
SONIDO DE PESO PARA LN En el barrio Refundora, en Villarreal de Santa Cruz, Guanacaste, Mirian Suazo, tía de Léster Morgan, y su madre, Victoria Suazo (sentadas de derecha e izquierda), guardan los recuerdos del arquero como el mayor tesoro de la familia.

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