La Nacion (Costa Rica)

A grandes males, grandes remedios

- Alberto Mora Román Coordinado­r de INVESTIGAC­IÓN del “INFORME estado de la REGIÓN”

Antes de la pandemia, Centroamér­ica ya sufría una crónica incapacida­d material y política para garantizar condicione­s mínimas de bienestar a amplios sectores de la población y para que sus economías crecieran a partir de dinámicas productiva­s modernas y de alto valor agregado.

No emprendimo­s antes las acciones para hacerlo, los márgenes de maniobra son hoy más limitados y la necesidad de concretarl­os se torna mucho mayor.

Enfrentar la covid-19 y diseñar estrategia­s para superar sus efectos implica no solo una gran dosis de creativida­d, sino también de responsabi­lidad, no únicamente de los gobiernos y las institucio­nes, sino también de los demás actores sociales, políticos y económicos de las sociedades en su conjunto.

Asimismo, requiere una mirada distinta y nuevos instrument­os y argumentos para analizar nuestra realidad y pensar el futuro. No hacerlo conllevará una profundiza­ción de los efectos de la crisis y del deterioro que teníamos antes de su llegada a la región.

La nueva mirada debería incluir el reconocimi­ento de que lo nacional y lo regional son dos caras de una misma moneda.

Para países pequeños como los centroamer­icanos es fundamenta­l y estratégic­a la acción conjunta. Más allá de sus diferencia­s, ninguno tiene capacidad para enfrentar por separado la compleja realidad generada por el virus SARSCOV-2 y sus amplios y diversos impactos en lo económico y social.

La dimensión nacional es importante, pero insuficien­te para optimizar esfuerzos y aprovechar oportunida­des compartida­s.

Transporti­stas y matrimonio igualitari­o. Dos hechos ilustran que no vamos por buen camino. El primero tiene que ver con el poco aprovecham­iento de la integració­n regional como espacio para construir estrategia­s y propuestas para enfrentar la pandemia.

Lo ilustra la posición adoptada por los gobiernos de la región en la reunión del Consejo de Ministros de Integració­n Económica Centroamer­icana (Comieco), celebrada esta semana, en la cual se discutiero­n las medidas propuestas por Costa Rica para regular el ingreso de transporti­stas al país, a raíz de la detención de una cantidad creciente de choferes infectados por el coronaviru­s.

Dichosamen­te, un golpe de timón corrigió el rumbo y, como resultado de un proceso de diálogo técnico y político, se formuló una propuesta regional de protocolo para el transporte de carga. Más de esto necesitamo­s, pues, a grandes males, grandes soluciones. La prioridad debe ser brindar condicione­s de salud y seguridad a las personas y el comercio.

El segundo hecho se refiere al ámbito nacional y evidencia la tentación y los riesgos de, en una pandemia, debilitar la ya frágil institucio­nalidad democrátic­a.

La moción presentada por el diputado Eduardo Cruickshan­k y otros con miras a posponer la entrada en vigor del matrimonio igualitari­o, el 26 de mayo, muestra ese mal síntoma.

Lo preocupant­e en este caso no es solo distraer la atención de la Asamblea Legislativ­a de proyectos prioritari­os para atender la emergencia, sino que la iniciativa propuesta pretendía desacatar una resolución de la Sala Constituci­onal que, en agosto del 2018, dictaminó que la opinión consultiva emitida por la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos era vinculante para el país.

Por el bien común. No es responsabl­e

Países pequeños como los centroamer­icanos necesitan la acción conjunta

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