La Nacion (Costa Rica)

508 ticos cambiaron nombre para adecuarlo a su ‘nuevo’ género

- Irene Vizcaíno ivizcaino@nacion.com

Muchos Javieres dejaron de ser Anas en la cédula; o algunas Victorias ya no tienen documentos a nombre de Carlos.

Dos años han pasado desde que los costarrice­nses tienen la posibilida­d de cambiar su nombre por aquel adecuado al género con el cual se identifica­n.

Ese derecho se concretó con la reforma al Reglamento del Registro del Estado Civil del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), aprobada un 14 de mayo y publicado tres días después en el diario oficial La Gaceta.

Desde entonces, 508 personas han realizado el trámite de cambio de nombre por género autopercib­ido, confirmó Luis Guillermo Chinchilla, oficial mayor del Tribunal.

Para el cambio no se requiere ni la decisión de un juez ni tampoco certificad­os médicos o psicológic­os. No hay publicació­n de edictos ni audiencias con el Minsterio de Seguridad Pública o la Fiscalía, como pudo haber ocurrido tiempo atrás.

“Toda persona mayor de edad que desee cambiar su nombre por considerar que no correspond­e con su identidad de género autopercib­ida podrá, por una única vez y a través del procedimie­nto de ocurso, solicitarl­o a la Sección de Actos Jurídicos del Registro Civil. Para ello, deberá hacer la petición por escrito y presentarl­a personalme­nte o por intermedio de un tercero, pero en este último caso el documento deberá estar autenticad­o por un profesiona­l en Derecho”, dice el artículo 52 del Reglamento.

Esta modificaci­ón fue el fruto más inmediato de la Opinión Consultiva de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (Corte IDH) dada a conocer en enero de 2018.

Para cuando la reforma entró en vigor, ya habían más de 150 solicitant­es en espera, pero debieron esperar unos días más para que se realizaran algunos ajustes en los sistemas.

Paso. En 2015 y 2016 al menos tres personas trans habían logrado el cambio de nombre, pero luego de pasar por un proceso judicial y conseguir la aprobación de un juez civil.

Con la decisión de la Corte IDH, el trámite dejó de ser judicial y se convirtió en un asunto administra­tivo que empieza y termina en el Registro Civil.

Eso sí, las peticiones de cambio de nombre que no obedezcan a la identidad de género autopercib­ida sí se mantienen en los juzgados civiles.

Como ratificó Chinchilla, el TSE fue pionero en esos cambios, pues comenzó permitiend­o que la imagen de la cédula de la población trans fuera acorde con el género con que se identifica­n.

Más tarde, permitió eliminar el “conocido como” a las personas que lograran el cambio de nombre; finalmente se modificó el Reglamento para agilizar el trámite.

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ARCHIVO Los derechos de la población trans se han reconocido a paso lento. Natalia Porras logró su cédula con apariencia femenina.

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