La Nacion (Costa Rica)

Liga prevé reducción millonaria en taquilla

Solo el clásico a puerta cerrada son ¢74 millones menos

- José Pablo Alfaro R. jose.alfaro@nacion.com

“Las acciones que ha tomado el club para generar recursos no llegan ni a la mitad de lo que genera un clásico”, reconoce el directivo de la Liga, Federico Calderón.

Solo con la taquilla de su último enfrentami­ento ante Saprissa, Alajuelens­e facturó ¢74 millones, una cifra difícil de alcanzar en esta nueva realidad.

La crisis provocada por la covid-19 se transformó en una caída sustancial de los ingresos, que se multiplica cuando se trata de un clásico, el plato fuerte de la temporada para los clubes grandes.

A pesar de los esfuerzos creativos en las estrategia­s de marketing del club para generar dinero fresco y amortiguar el golpe que significa jugar este domingo sin público, nada es suficiente.

Por ejemplo, la Liga y la lanzaron a la venta un tiquete virtual con un costo de ¢6.000, que le permite al aficionado tener un avatar con la silueta de su rostro en la grada.

También vendieron los espacios para colocar una rotulación gigante de las marcas encima de las graderías vacías del inmueble y así ofrecer más exposición a sus clientes.

En el caso de los manudos se esfuerzan por incrementa­r las ventas de sus productos en la tienda en línea, a través de promocione­s y ‘packs’.

Y, los que deseen, pueden pedirle al exfutbolis­ta Wílmer López que les lleve una camiseta, un abrigo o cualquier producto del club a su casa.

Son múltiples las estrategia­s implementa­das, pero aún no alcanzan para acercarse a la taquilla de un clásico, dice Calderón.

El dirigente rojinegro ofreció un escenario hipotético que refleja la nueva realidad a la que tendrá que ajustarse la Liga para cumplir con sus compromiso­s financiero­s.

Por ejemplo, si el club hubiera jugado este cierre del torneo con público, habría conseguido una taquilla cercana a los ¢15 millones frente a San Carlos, otra de ¢70 millones ante Saprissa, y de ¢15 millones contra el Santos.

En el juego de la semifinal en casa facturaría cerca ¢100 millones en la venta de boletos y, de avanzar a la final, sumaría una taquilla de ¢120 millones.

Solo en entradas, la Liga hubiera recaudado cerca de ¢320 millones de aquí al final del torneo, sin contar la posibilida­d de que pueda jugar una gran final, en caso de que supere a sus adversario­s en la segunda fase y se confirme el liderato de Saprissa, siete puntos arriba de los manudos en la tabla.

Adicionalm­ente, en épocas normales de clásicos y de finales, las ventas en las tiendas se incrementa­n casi un 20%.

Y también hay un pago de los proveedore­s que venden productos en el estadio y le generan recursos al club.

Es el caso de doña Mayela León, dueña de una venta de comida ubicada en el interior del reducto desde hace 40 años.

En un día de clásico, León recauda más de ¢1 millón al vender hamburgues­as, gaseosas y otros productos (Vea nota adjunta en la página 30).

Al final, la afectación viene de distintos rubros.

“Con lo que hemos hecho para generar nuevos ingresos de aquí al final del torneo, le digo que podríamos lograr una compensaci­ón de solo el 10%, con respecto al dinero que hubiéramos recibido con las taquillas”, confesó Calderón.

A los esfuerzos de marketing se suma el pago de los derechos de televisión y el ingreso por patrocinio de los principale­s socios comerciale­s, que se han mantenido hasta la fecha.

Todo esto les permite sostenerse con cierta estabilida­d.

Sumado a los rebajos salariales, pues los futbolista­s reciben menos ingresos, al igual que los administra­tivos que laboran en la institució­n.

“La Liga viene con un plan de reducción del gasto desde hace 3 años y afortunada­mente la pandemia nos agarra con un escenario bajo control. Si hubiera empezado hace tres años, habría sido una pesadilla”, concluyó Calderón.

Doña Mayela León empezó a vender comida en el Estadio Alejandro Morera Soto hace casi 40 años, cuando la entrada al reducto era de tierra y piedra suelta.

Hoy, a sus 71 años, no recuerda una crisis peor que la actual. Lo dice con algo de tristeza, pues faltan pocas horas para el clásico, el partido en el que hacía su diciembre, pero que en esta ocasión tendrá que mirar sentada en el sillón de su casa.

Doña Mayela reconoce que en un partido ante Saprissa suele vender entre 150 y 200 bolsas de mangos, cerca de 200 hamburgues­as y alrededor de 150 tazas chinas (un plato con arroz, lechón, cebolla en rajas y yuca).

“En un clásico vendía más de ¢1 millón, pero ahora estamos feos porque no tengo ninguna entrada, no he podido pagar ni la luz en mi casa”, afirma doña Mayela.

La señora empezó a vender comida cuando las oficinas del club se encontraba­n frente a la Catedral de Alajuela, y desde entonces su principal ingreso proviene de los partidos.

Patí. Para el vendedor de patí, Wálter Clark, los clásicos son una caja de sorpresas.

En el intermedio del juego es cuando más vende sus productos, siempre y cuando la Liga no vaya perdiendo, cuando los aficionado­s no tienen ánimo para comer.

En un buen día de clásico, puede colocar entre 100 y 120 bolsas.

“La época en la que más

“VIERAS la TRISTEZA QUE me Da: CUANDO SE Venían LOS PARTIDOS BUENOS SE Vino TODO ESTO” Mayela López Vendedora de comida

vendí fue en la de Badú. Todos los partidos eran de locos”, confiesa Clark, quien ya suma 35 años de vender su producto en Alajuela y no recuerda una etapa tan complicada como la actual.

En este momento, hace lo posible por colocar su producto en la feria del agricultor en Heredia, sin acercarse a lo que facturaba en los estadios.

Empanadas. Nel López y su familia venden empanadas de queso y frijol en el sector de sombra del Morera Soto, un negocio que heredó de sus padres, quienes lo empezaron hace ya 55 años.

Las empanadas de ‘doña Mema’ son reconocida­s entre los fanáticos del club, afirma López, lo que las convierte en el producto que mejor se vende en su negocio.

En los clásicos suele colocar entre 150 y 200 empanadas y unos 75 gallos de picadillo.

“Cuando la Liga está bien, casi siempre se vende todo lo que llevamos”, cuenta López.

Pastelillo­s. Una de las ventas de comida más conocidas del escenario rojinegro es la de pastelillo­s y fresco de frutas.

En el negocio familiar trabajan doña Grace Ramírez y sus cinco hijos.

Ella empezó a laborar en el local hace ya 35 años y desde entonces es su principal fuente de ingresos.

En los partidos ante la S es cuando mejores ventas alcanza, pues en un buen día podían colocar entre 400 y 500 pastelillo­s y cerca de 200 frescos de fruta.

Hoy en día venden su producto a domicilio.

Reciben pedidos por Whatsapp y una vez a la semana los entregan en las casas de sus clientes.

“Estamos deseando que pueda volver la afición. Vendemos por pedido, pero no es lo mismo”, explicó Grace Ramírez, hija de la fundadora del comercio.

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Rafael PACHECO Este domingo, Alajuelens­e jugará el clásico a estadio vacío. Su última taquilla ante Saprissa fue de ¢74 millones de colones.
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Mayela LÓPEZ Cuando el Morera Soto se llena y la Liga pasa un buen momento, los vendedores de comida aumentan sus ventas.

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