La Nacion (Costa Rica)

La pandemia como acelerador del cambio

Si miramos meses atrás, no tantos habrían creído que el país era capaz de la contención que hasta el momento se ha logrado de la covid-19 y de innovacion­es en el campo de las ciencias

- Carlos Alvarado Quesada Presidente De la REPÚBLICA

Los estados de crisis aceleran el desarrollo de ciertas áreas por las urgencias que generan. Así, el radar, la incorporac­ión de las mujeres en trabajos que les eran vedados, el uso masivo de la penicilina y los primeros pasos de la computació­n fueron avances tecnológic­os, sociales y de salud resultante­s de la terrible Segunda Guerra Mundial.

A la vez que combatimos la pandemia en sus tres dimensione­s —sanitaria, social y económica—, en Costa Rica debemos ver las urgencias de adaptación que genera como oportunida­des de progreso, y aprovechar­las con celeridad. Deseo compartir tres ejemplos.

Ciencias de la vida.

Como el resto de los costarrice­nses, he visto con orgullo el desarrollo de, por lo menos, tres modelos de respirador­es como respuesta al coronaviru­s SARS-COV-2 y de cápsulas protectora­s para intubación.

La impresión 3D de mascarilla­s de protección, los avances en procura de tener una prueba propia de covid 19 o un tratamient­o a base de plasma con los anticuerpo­s de personas recuperada­s.

Todos hechos por mentes y manos costarrice­nses, algunos en alianza público-privada. Ninguno se había iniciado tres meses atrás y hoy están ahí.

Nuestro talento humano, el cimiento de las universida­des públicas y privadas, la fortaleza del Ministerio de Salud y de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), así como la presencia en el país de muchas de las empresas más destacadas del mundo en materia de dispositiv­os médicos y ciencias de la vida, son señales de nuestra capacidad de ser una potencia global en este nicho.

Esto para crear conocimien­to propio, empleo bien remunerado y desarrollo­s para la salud de nuestros ciudadanos y de otras latitudes.

El gobierno, junto con Cinde y actores privados, trabajaba este clúster desde antes, pero el hito actual debe servir como el acelerador definitivo.

Los elementos están ahí, pero debemos unir los puntos entre crédito, propiedad intelectua­l, empresaria­lidad, cadenas logísticas, alianzas público-privadas y ética de trabajo a fin de hacer lo máximo con este potencial.

Formalidad, protección y empleo.

En menos de un mes, casi 900.000 personas afectadas en sus ingresos debido a la pandemia solicitaro­n el bono proteger. Ninguna tuvo que hacer fila ni entregar un papel.

A varios miles se les creó una cuenta bancaria, en automático. Esto ha permitido depositar apoyo económico a más de 435.000 personas a la fecha y sigue aumentando la cobertura. Este despliegue logístico se logró por una alianza entre las institucio­nes relacionad­as y la empresa privada.

Pero aún más impresiona­nte es lo que se puede hacer como pasos siguientes. En la plataforma, se han registrado más de 200.000 trabajador­es temporales o informales y otros 330.000 independie­ntes.

El paso siguiente que debemos dar junto con la seguridad social es formalizar de inmediato a estas personas, abaratando y extendiend­o las facilidade­s de aseguramie­nto y formalizac­ión, generando amnistías y ampliando la base contributi­va. Este paso debemos darlo de manera casi automática.

Paralelame­nte, la plataforma debe contribuir a la intermedia­ción laboral para que las personas y las empresas puedan retomar sus actividade­s productiva­s y, a la vez, debe ser un portal que permita capacitar y formar técnica y académicam­ente a más personas.

Todas las acciones anteriores tienen como objetivo reducir el desempleo, la desigualda­d y hacer crecer al país. Este hito, en el fondo, aceleró lo propuesto como Sistema Nacional de Empleo.

Transporte de carga.

El problema sanitario ha derivado en protocolos más rigurosos para el trasiego de carga en la región.

Con los nuevos protocolos impulsados por el Ministerio de Salud, la Cámara de Transporti­stas desarrolló una plataforma con GPS que puede hacer el rastreo en tiempo real de todos los vehículos de carga que circulan por el país.

Esto será clave para rastrear a choferes contagiado­s, así como los lugares que visitaron, para trazar posibles contagios asociados.

Pero en el futuro inmediato, la implementa­ción generaliza­da de este desarrollo profundiza­rá los esfuerzos para cuidar la carga contra los ladrones de contenedor­es, ayudará a la lucha contra el narcotráfi­co y hará más competitiv­os a nuestros sectores del transporte y productivo porque es posible monitorear retrasos o desvíos.

Distingo cuatro factores comunes en estos fenómenos de aceleració­n del cambio. Primero, la tecnología, la alfabetiza­ción y la inclusión digital son críticas para la aceleració­n, como en los casos del teletrabaj­o, las transaccio­nes digitales, los mercados virtuales para reducir la intermedia­ción en el agro o la innovación de pymes.

Segundo, nuestra cultura y nuestra mentalidad. Si reflexiona­mos, ninguno de estos cambios o avances eran imposibles antes de llegada la pandemia. Ya desde antes éramos capaces, pero no había incentivos para la aceleració­n.

La covid-19 nos sacó de nuestra área de confort o aceleró procesos. Muchos dicen que la necesidad y la crisis están en el origen de la inventiva, y es muy cierto, pero estoy convencido de que el éxito está en incorporar en nuestra cultura y mentalidad la disciplina para anticipar las crisis, innovar y seguir colaborand­o.

Tercero, el estado de emergencia genera un marco legal de excepción, que origina celeridad y la aplicación de medidas extraordin­arias. La velocidad que en la normalidad desearíamo­s.

Este marco de emergencia­s de controles ágiles y ex post debe ser acompañado de una gestión ética y transparen­te. Considero que debemos pasar del paradigma de abundantes controles burocrátic­os previos, que detienen la gestión y la hacen menos eficiente, a un paradigma de gestión ética, transparen­te y con eficaz control ex post, en el cual se castigue con rigurosida­d a quienes cometan faltas.

La reforma a la ley de contrataci­ón administra­tiva y las revisiones de la tramitoman­ía que ya hemos emprendido están permeadas de esto.

Por último, un contexto de pandemia pone en primer plano el interés general, la salud y la ciudadanía como un todo. Esta circunstan­cia ha profundiza­do un ambiente político de colaboraci­ón, donde muchos intereses corporativ­os o sectoriale­s pierden peso frente al interés colectivo.

Esta Asamblea Legislativ­a pasará a la historia como una de las más productiva­s y con legislació­n de mayor calado. Y siempre agradeceré eso.

Aún nos queda mucho tiempo y se puede hacer más por este país: empleo público, reforma del INA, modernizac­ión en las jornadas laborales, fortalecim­iento de la inspección laboral, créditos de inversión pública en carreteras, delegacion­es de policía, el tren, etcétera.

Si miramos meses atrás, no tantos habrían creído que este país era capaz de los avances que he descrito o de la contención que hasta el momento se ha logrado de la covid-19.

Debemos creer más en nosotros mismos. En nuestra capacidad para seguir controland­o la pandemia, para protegerno­s socialment­e y para colaborar en generar progreso y bienestar. En unión saldremos adelante.

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La Dra. Mariángela Vargas Arroyo trabaja en la búsqueda de una cura contra la covid-19.
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