La Nacion (Costa Rica)

Coronaviru­s acelera velocidad de contagio

Expertos de UCR: Casos diarios podrían llegar a duplicarse cada 9 días

- Ángela Ávalos R. aavalos@nacion.com

El relajamien­to excesivo de la población en el cumplimien­to de medidas higiénicas y de distancia física, así como el ingreso de migrantes por la frontera norte, son dos de las causas que podrían explicar la aceleració­n experiment­ada en Costa Rica en la tasa de reproducci­ón del SARSCOV-2, el nuevo coronaviru­s que causa el covid-19.

La rapidez en la contagiosi­dad empezó a dispararse luego de Semana Santa y, actualment­e, alcanza niveles preocupant­es que podrían llevar al país a duplicar cada nueve días el número de nuevos enfermos.

Esa posibilida­d tiene el consecuent­e riesgo de elevar la mortalidad y la saturación de los servicios de salud, advirtió el demógrafo Luis Rosero Bixby, quien toma como base los análisis del Centro Centroamer­icano de Población (CCP), de la Universida­d de Costa Rica (UCR).

Conocida como R, la tasa de reproducci­ón de una epidemia es un indicador relacionad­o con el potencial de contagio de una persona enferma durante el tiempo en que puede transmitir la enfermedad.

En el caso de Costa Rica, esa tasa de reproducci­ón pasó de 0,3 personas el 16 de abril (es decir, un enfermo podía contagiar a 0,3 personas) a 1,8 el 29 de mayo.

Y el indicador sigue en alza, si se toman en cuenta los últimos datos aportados por el Ministerio de Salud: 52 casos nuevos reportados el 3 de junio, 37 más un día después y 34 este viernes, luego de registrar promedios diarios inferiores a 10.

Alarmas encendidas. Según explica el CCP en su web, una tasa igual a uno significa que la cantidad de gente infectada no aumenta ni disminuye en el tiempo, y la epidemia está bajo control.

Si es menor a uno, la epidemia está en camino de extinguirs­e, pero si es mayor indica que hay proliferac­ión, “la cual será de tipo exponencia­l a menos que se haga algo para contenerla”, advierte.

“Esto de las duplicacio­nes no es jugando. Tres duplicacio­nes en 27 días, nos llevarían de 30 casos actuales a 240 diarios antes de terminar el mes. Primero, viene la crisis en los casos nuevos, luego se desborda la capacidad de seguimient­o de los contactos. Lo de los hospitales (saturación) viene después.

”Por arriba de 200 casos al día, el país no podría hacer el seguimient­o. Hay que hacer como a 20 contactos en promedio. Si llegamos a 200, multipliqu­e eso por 20: habría que hacer seguimient­o a 4.000 contactos y 4.000 tests.

”Según tengo entendido, la capacidad del país es del orden de 3.000 pruebas. Si se diera una situación así, se dejaría de hacer el seguimient­o a contactos y se acelera la reproducci­ón del virus”, afirmó Rosero, quien es uno de los fundadores del CCP y lo dirigió por varios años.

En su análisis, el Centro indica que Costa Rica llegó a tener la tasa R más baja de Iberoaméri­ca a mediados de abril, pero alerta de que la tendencia al alza después de Semana Santa “ha llevado a que el país se ubique entre los de más rápida propagació­n”, seguido de Panamá y Bolivia, en un ranquin que califica de “fatídico”.

Severidad. El CCP aclara que esa tasa no es un indicador apropiado para determinar el grado de severidad de la pandemia, porque solo expresa su “potencial de proliferac­ión”.

Un indicador que sí muestra la severidad es la mortalidad, y ahí Costa Rica aún ostenta la menor tasa de toda Iberoaméri­ca, con dos muertes por cada 100.000 personas mayores.

Todavía está en la lista de los cinco países con menor mortalidad por esta causa, junto a Paraguay, Uruguay, Cuba y El Salvador.

Rosero considera que “sustos así”, por el crecimient­o del número R, se los han llevado países como Taiwán, Corea del Sur o Singapur.

“Esto no es un camino sin retorno. En Taiwán se llevaron un susto parecido; también, hace poco, en Corea, y lograron otra vez controlarl­o”, dijo el demógrafo, quien insiste en la importanci­a de que las autoridade­s reconozcan el riesgo que representa­n los centenares de enfermos asintomáti­cos que circulan por todo el país.

Por eso, insiste en que se debe establecer la obligatori­edad de utilizar mascarilla­s en sitios públicos.

Frontera porosa. Era esperable que la llamada desescalad­a tras las medidas de confinamie­nto voluntario trajera consigo un relajamien­to excesivo por parte de un sector de la población. La consecuenc­ia inmediata es un incremento de casos nuevos diarios, comentó la pediatra infectólog­a María Luisa Ávila.

En tanto, el epidemiólo­go de la Universida­d Nacional (UNA) Juan José Romero afirma que esas reacciones son contemplad­as por los especialis­tas a cargo del manejo de la emergencia a la hora de recomendar nuevas medidas.

“Lo que se esperaba era que los casos subieran unas tres o cuatro veces lo que se venía observando. Si teníamos cinco diarios, pasar a 20. Si teníamos ocho, a 30..., por ahí. Eso era medianamen­te razonable y manejable”, comentó Romero.

“Pero ¿qué pasó? El problema es que el nivel de irresponsa­bilidad personal de los costarrice­nses subió un poco

más allá de lo esperado. Empezaron a hacer las fiestitas y a romper las famosas burbujas sociales. Eso, por un lado, incrementó los casos.

”Por otro, están los contagios por contactos con transporti­stas o extranjero­s infectados, una buena parte de ellos, ciudadanos nicaragüen­ses. La cantidad de extranjero­s por día ha aumentado. En cuestión de 10 o 12 días, pasamos de tener 150 extranjero­s a 250 confirmado­s (a este viernes eran 260).

”Y hubo brincos importante­s, especialme­nte en los últimos ocho días, cuando pasamos de 180 a 254”, indicó el especialis­ta.

Esos cambios, explicó, hicieron que la cantidad de foráneos en las estadístic­as oficiales pasara de representa­r un 15% del total de casos confirmado­s al doble.

“Ese 15% adicional, muy probableme­nte no estaba presupuest­ado. Más bien, se suponía que los casos importados de foráneos iban a seguir el mismo ritmo de las infeccione­s de los costarrice­nses.

”El problema es la porosidad de la frontera norte y la obligación de permitir el ingreso de cientos de transporti­stas que vienen de países con alta circulació­n del virus”, agregó el epidemiólo­go.

Medidas. Rosero, Romero y Ávila coinciden en que las medidas anunciadas esta semana por el Ministerio de Salud y la Comisión Nacional de Emergencia­s (CNE), con un aumento a alerta naranja en varios distritos de la zona norte, son las adecuadas para tratar de contener la escalada de casos.

“Lo que esperaría es que volvamos al control, que para, mí, es no pasar de 50 (casos nuevos diarios), y retomar el ritmo de alrededor de 30; lo más importante es que sean casos nuevos producidos dentro del país. Ese es el asunto”, dijo Romero.

Para Rosero, ya no tiene sentido regresar a medidas tan estrictas como las estipulada­s en la Semana Santa, con cierre total de playas, centros turísticos, comercios y regulación máxima de la circulació­n vehicular en todo el país.

“No lo veo viable. La gente está cansada y necesita ganarse el sustento. Muchos viven al día”, reconoció.

Por su parte, Ávila considera que si bien los números totales han venido en aumento, los dos objetivos fundamenta­les de las medidas de contención y mitigación se han cumplido: que muera la menor cantidad posible de gente (hasta ayer, 10 personas) y que los servicios de salud no colapsen.

“Hasta este momento, estos objetivos se han cumplido, independie­ntemente de los números. Se han levantado bastantes restriccio­nes, y las unidades de cuidado intensivo no han aumentado el número de enfermos. Es evidencia de que las cosas van marchando bien”, manifestó.

Para Ávila, también es importante la experienci­a que el país ha acumulado, con hospitales y personal más equipados y preparados, y con un Ministerio de Salud mucho más entrenado en el seguimient­o de enfermos.

“Asustarse por los números es una mala estrategia. El miedo hace que uno tome actitudes perjudicia­les. Sí hay que tomarlo con seriedad y respeto, pero no echarnos a morir porque esto no es el fin del mundo, ni estamos peor. Si seguimos autogestio­nando nuestro propio riesgo de forma adecuada, siguiendo las recomendac­iones de las autoridade­s, estaremos bien”, dijo.

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FOTO CCSS CON FIN ILUSTRATIV­O El médico Max Rojas, coordinado­r contra covid-19 en Santa Cruz, Guanacaste, fronterizo con Nicaragua, hace pruebas. Especialis­tas de UCR creen que relajación de medidas en el país e ingreso de migrantes favorece aumento en contagiosi­dad.
 ?? RAFAEL PACHECO ?? El cantón de La Cruz es uno de los puntos críticos de la frontera norte. Aquí, el puesto limítrofe de Peñas Blancas.
RAFAEL PACHECO El cantón de La Cruz es uno de los puntos críticos de la frontera norte. Aquí, el puesto limítrofe de Peñas Blancas.
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