La Nacion (Costa Rica)

Compromiso privado en lucha contra covid-19

La pandemia de

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Los negocios en cantones de zona norte, donde operan empacadora­s agrícolas, deben adoptar medidas

de seguridad y prevención.

Los negocios ubicados en los cantones afectados en el norte del país, donde funcionan empacadora­s de productos agrícolas, deben adoptar cuanto antes medidas de seguridad y prevención de riesgos

la covid-19 se ha ensañado con la economía nacional. El país ha hecho un enorme esfuerzo para enfrentarl­a y hace falta más. El cierre de actividade­s productiva­s causa penurias a muchas familias y empresas. El gobierno también ha sufrido debido a la merma de ingresos tributario­s y al aumento en algunas partidas de gasto social.

Urge reactivar el aparato productivo mediante la incorporac­ión gradual y controlada de más y más sectores a la actividad económica. Sin embargo, como lo han venido informando las autoridade­s de salud, algunas empresas no han hecho su parte. Crear condicione­s apropiadas para mantener la actividad productiva sin favorecer el contagio es una necesidad sanitaria y, también, un beneficio para los negocios mismos.

Es indispensa­ble que el empresaria­do tome conciencia de su papel en esta lucha de interés nacional. Se está ante un reto extraordin­ario de salud pública, que requiere acciones también extraordin­arias. Las empresas afectadas por focos o epicentros del virus SARS-COV-2 no operan en condicione­s insalubres, pero tampoco en las apropiadas para enfrentar la pandemia. El entorno cambió radicalmen­te y las circunstan­cias adecuadas para producir antes de la emergencia dejaron de serlo. La falta no está en verse sorprendid­os, sino en no reaccionar con prontitud.

El sector privado en las regiones afectadas en el norte del país, donde funcionan las empacadora­s de productos agrícolas, deben adoptar cuanto antes medidas de seguridad y prevención de riesgos laborales. Por su parte, las cámaras empresaria­les deben asegurar que sus miembros no constituye­n un peligro para los éxitos logrados hasta ahora en la lucha contra la enfermedad.

Bien hace el gobierno al cerrar empresas carentes de precaucion­es adecuadas para encarar la emergencia, pero los cierres implican pérdidas individual­es y sociales que muy probableme­nte superan los costos de prevenir los riesgos. El resultado de la negligenci­a es el desperdici­o económico. Como dijo el ministro Daniel Salas, los empresario­s no deben esperar que las autoridade­s lleguen a tocar la puerta. La actividad privada es generadora de riqueza y su operación es muy bienvenida, pero acarrea responsabi­lidades. Una de ellas es no crear externalid­ades negativas, es decir, costos a consecuenc­ia de la actividad productiva que no son asumidos por las empresas. El mal manejo de la pandemia, cuando se ha dado, constituye un ejemplo de ese fenómeno.

El esfuerzo de las autoridade­s —Ministerio de Salud, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Caja Costarrice­nse de Seguro Social, municipali­dades y Fuerza Pública— para contener la expansión de la covid-19 necesita una contrapart­e responsabl­e en el sector privado. La ha tenido en casi todos los casos. Vemos supermerca­dos y otros comercios organizado­s para mantener el distanciam­iento y las empresas ponen en práctica protocolos de ingreso para empleados y visitantes. Por eso, es justo sancionar con severidad a quienes se abstengan de cumplir su cuota de responsabi­lidad. Es de esperar que el castigo contribuya a la interioriz­ación de costos y a la reducción de las externalid­ades negativas en muchas empresas. El aparato productivo costarrice­nse podrá difícilmen­te reactivars­e mientras exista el peligro de un incremento de los contagios, las hospitaliz­aciones y las muertes por covid-19.

En otros ámbitos económicos, las medidas sanitarias oficiales y las precaucion­es individual­es han permitido mantener las operacione­s. La comparació­n con lo ocurrido en otros países favorece a Costa Rica a ojos de inversioni­stas interesado­s en apostar por un entorno capaz de ofrecer estabilida­d a la producción. No podemos renunciar a esa ventaja en vista de la feroz competenci­a que se avecina.

Crear condicione­s apropiadas para mantener la actividad productiva sin favorecer el contagio es una necesidad sanitaria y, también, un beneficio para las empresas

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